El presidente Luis Abinader, buscó en los pasados comicios ganar en primera vuelta y así retener por cuatro años más el Poder Ejecutivo, y lo consiguió.
Se propuso además, que su Partido Revolucionario Moderno (PRM) tuviera el control absoluto, casi total, del Congreso Nacional, es decir, el Poder Legislativo, y por igual lo logró.
Ya antes, en febrero había hecho lo propio, con las alcaldías y directores de distritos, y obtuvo el dominio del Poder Municipal.
Al decir de los resultados, todo ha sido un éxito total.
A pedir de boca, los poderes están en sus manos.
Tal parece, que el presidente Abinader, vendió al contado las estrategias puestas en práctica, así como, todos los esfuerzos, entuertos y recursos invertidos fueron certeros, indiscutiblemente, dieron en la diana.
Los sufragantes, amén de las grandes ausencias, sean estas, inducidas o no, compraron sus propuestas, le dijeron que sí, y creyeron en su promesa de que “Lo mejor está por venir”.
Ojalá que las esperanzas invertidas y depositadas en las urnas por la población, reciban la reciprocidad y atención esperadas.
Y que “lo mejor está por venir”, se convierta en una dulce realidad, y no solo haya sido una simple promesa o lema de campaña, y no más.
¡Ah! y que apure el paso, que no se distraiga ni se entretenga, que el hambre aprieta y el sol calienta.
Esperemos, porque una cosa es con guitarra, y otra muy diferente, con violín.
Con Dios siempre, a sus pies.
Por: Leonardo Cabrera Díaz
