Ahora el abuso sexual a un menor se ha convertido en un crimen de sangre que estremece a la sociedad dominicana. Un hecho horrendo que debe recibir las sanciones de la ley, y que en definitiva debe enseñarnos de una vez y por todas la lección.
Muchos de esos abusos se sustentan en la ignorancia de los niños y niñas que no saben distinguir cuando un adulto los toca de manera inadecuada. Y justamente es la Iglesia Católica uno de los mayores obstáculos para introducir la educación sexual en las escuelas, para que sean irónicamente quienes ejercen el rol del sacerdocio que se aprovechen de la ingenuidad y la ignorancia para abusar de los menores.
Eduquemos a nuestros niños para salvarlos de los abusadores.