Por David Alcántara.
EL NUEVO DIARIO, REDACCIÓN DIGITAL. – Un día como hoy en 1911, Andrea Evangelina Rodríguez Perozo se convirtió en la primera mujer dominicana en graduarse de medicina. La misma cursó sus estudios pioneros en las aulas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santo Domingo.
Rodríguez Perozo era amiga y cuidadora del poeta Rafael Deligne, que padecía de lepra y era su vecino; Evangelina encontró en su mentor el aliento indispensable para inclinarse por la medicina.
Proveniente de una familia con muy limitados recursos, Evangelina, a quien apodaban Lilina, vendía gofio que preparaba su abuela.
Cuando se propuso estudiar medicina, era consciente de que enfrentaría burlas y prejuicios por ser mujer, pobre y de tez mulata.
Luego de haber ejercido el magisterio como maestra de la Escuela Normal en San Pedro de Macorís, se graduó aquel 29 de diciembre de 1911 presentando su tesis sobre “niños con excitación cerebral”, donde obtuvo un sobresaliente entre todos los estudiantes.
Una profesión que en ese entonces se concebía sólo para hombres, Evangelina Rodríguez logró romper barreras y con su reconocida brillantez demostró que podía materializar su sueño de ser médica cuando entonces las mujeres sólo podían aspirar en ese campo a ser enfermeras o comadronas.
La flamante doctora ejerció su profesión en Los Llanos y San Francisco de Macorís antes de emprender a otra de sus más ambiciosas metas; estudiar en Francia, donde solo viajaban los hijos de poderosos hacendados, comerciantes y generales.
Debido a que en su ejercicio profesional se dedicó a servir a los sectores más vulnerables, la doctora Rodríguez no logró acumular recursos suficientes para poder trasladarse a Europa, pero la contribución generosa de algunas personas posibilitó que finalmente se estableciera en la capital francesa en 1920.
En París hizo la especialidad de ginecología y obstetricia, además de una especialidad en pediatría en la clínica Baudelocque y el hospital Broca, respectivamente.
Entre sus maestros figuró el profesor Pierre Nobecourt, toda una eminencia internacional de la pediatría. En París trabajó con el eminente médico francés Jean Louís Faure.
Regresó al país en 1925, y su permanencia en Europa fue de una decisiva importancia en la vida de Rodríguez Perozo, quien de inmediato desarrollaría diversas iniciativas en beneficio de mujeres y niños de origen humilde.
Evangelina Rodríguez abrió su primer consultorio en una barriada, y a la semana de llegar instituyó lo que ella denominó “La gota de Leche”, un novedoso programa social que suministraba leche gratuita a las madres pobres para alimentar a sus bebés.
Esta descollante mujer nació en 1880 en San Rafael del Yuma, hoy provincia La Altagracia y de muy niña se estableció con su abuela paterna en San Pedro de Macorís, tras quedar huérfana de madre y habiendo sido abandonada por su padre, de niña fue una alumna de asombrosa inteligencia.
Durante su carrera como maestra llegó a ocupar la dirección de la Escuela Normal de Señoritas de San Pedro de Macorís a la muerte de Anacaona Moscoso, su protectora y amiga.
La primera dominicana en graduarse de doctora en medicina falleció el 11 de enero de 1947 por causas de inanición, tras padecer trastornos de salud y deambular por calles y caminos.
Durante décadas, Evangelina Rodríguez, sus relevantes aportes a la medicina y los avances que promovió con sus escritos en favor del movimiento femenino se han quedado en la bruma de un imperdonable e injusto desconocimiento entre amplios sectores de la población.
Reconocimientos en RD
La Clínica Profamilia lleva su nombre en honor a su gran trayectoria en medicina.
La Universidad INTEC tiene el Centro de Salud Comunitaria con el nombre de la Dra. Evangelina Rodríguez, que ofrece atención primaria en salud.
En la ciudad de Santo Domingo se bautizó una calle con su nombre, ubicada de forma paralela a la Doctor Defilló.
Cada año el Colegio Médico Dominicano otorga el premio Evangelina Rodríguez Perozo a una médica destacada del país.
