“Quien tiene un amigo tiene un tesoro”. Al ritmo que va el mundo, pronto esta sentencia sobre el significado de la amistad pasará a los anales de la historia. Las transformaciones en esta vida de hoy ha llevado a que todo sea permeado por el dinero, y ya no hay sentimientos que no se puedan comercializar. Todo se compra y se vende, y cuando no es así, “…es debido a que no hay una buena oferta”, como dicen algunas escuelas de teorías económicas.
La humanidad está patas arriba. Lo absurdo se apodera de todas las relaciones humanas. El orbe camina hacia la crueldad total, y ya no hay espacio ni siquiera para la amistad verdadera.
Todo ha sido tocado por el oro envilecedor que degrada la existencia de los seres humanos, y ha llegado el tiempo de que hasta para tener un amigo o amiga se requiere como necesidad sine qua non poseer una buena tarjeta de débito o crédito para pagar.
El humanismo y la amistad ya no son categorías de este tiempo, y es la plata la que hace bailar al mono. La “capacidad de compra”, es la que a la postre, determinará si alguien puede tener acceso a este “bien” que al paso que va se tendrá que adquirir en supermercados o determinados puestos de ventas.
Es una verdad sin ambages de que vivimos en una muchedumbre solitaria. La gente se sumerge ensimisma, frente a un artefacto electrónico a buscar entre megabytes y pixeles lo que el calor humano, el cariño, la interacción con los demás y el afecto les han negado.
Resulta frustrante la nueva aplicación que ha salido al mercado para “explotar” potenciales “clientes” de la “amistad”. Esta apps norteamericana es Rent a friend, la cual “alquilará” amigos o amigas, como si fuera buscar un taxi en Uber o alguna película o libro en Amazon.
Rent a Friend ya es todo un boom, y comienza a concitar entusiasmo en la mayoría de países latinoamericanos en los que se está descargando la apps con frenesí. De ahora en adelante la relación amistosa se alquilará por horas, originando una especie de “prostiamistad” en la que el sentimiento de la gente se medirá de acuerdo a si lo puedas pagar (si Milton Friedman viviera, estaría a sus anchas elaborando gráficos sobre amistad/dólar o amigo vs. cotización en la bolsa de valores de Wall Street).
Para algunos es una realidad que el mercado democratiza a las sociedades, y la calidad compite buscando su precio real. Pero también la oferta y demanda han traspasado la trivialidad a los afectos y las emociones, convirtiéndolas en meras mercancías alienantes que liquida el amor de las personas.
Mientras, pronto veremos a Rent A Friend incrementar sus acciones y cotizar en la bolsa, manipulando pasiones que hasta el momento se pensaba no tenía precio. No nos asombremos cuando en un futuro más inmediato que mediato ver a la revista Forbes “medir” los diez hombres o mujeres más poderosos en amistad…fruto del oro capaz de comprarla.
Por Elvis Valoy
