“No hay más alianzas que las que trazan los intereses, ni las habrá jamás.” Antonio Cánovas del Castillo
Inmediatamente, decapitado el régimen que nos constriñó durante 31 años de la mano del sátrapa, el regreso a la democracia; las alianzas o bloques de partidos que anudaban voluntades para construir una opción de poder viable, se hizo costumbre y la misma se hace ley.
Existen alianzas exitosas en nuestra historia política reciente, como fue el frente patriótico que catapulto al expresidente Leonel Fernández al poder en el año 1996, ha habido grandes coaliciones que, aunque no han ganado fueron exitosas como fue el acuerdo de Santiago para las elecciones de 1974, que unió al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), al Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC) y al Movimiento Popular Dominicano (MPD), es decir, la extrema derecha y la izquierda dominicana en un ejercicio democrático para sacar a Balaguer del poder, aunque no hubo garantías democráticas para presentar la fórmula presidencial de Antonio Guzmán presidente y Elías Wessin y Wessin vicepresidente; fue la antesala para el cambio de gobierno en el año 1978.
Luego, en el año 1994 se conformó el acuerdo de Santo Domingo que bien no pudo vencer el fraude electoral de Balaguer, redujo su mandato a dos años, producto del pacto por la democracia que solucionó la crisis postelectoral.
Pero, ha habido alianzas tan incompresibles que restan, como fue la alianza rosada del PRD junto al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), en el año 2006 que fue un rotundo fracaso y la más reciente, la intentona fallida de reunificación de la familia boschista en las pasadas elecciones del 2024.
Antes que alianza, parecía un pacto de los rencores que perjudico al expresidente Fernández en las elecciones municipales y luego, terminó de aniquilar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con ese pírrico 10 %, que obtuvo en las presidenciales. Por múltiples factores, evidenciando las falencias del candidato y la traición de la cual fue víctima.
El PLD obtuvo 15.03 puntos porcentuales en las elecciones legislativas. Lo que crea la siguiente incógnita.
¿Dónde estuvo ese 5 % que voto por los candidatos a diputados del PLD y no voto por su candidato presidencial?
No hubo intención real de apoyar a Abel Martínez de parte de Danilo Medina, solo hay que ver la diferencia con su actual alfil, Francisco Javier García. Mientras el proyecto presidencial de Abel Martínez fue construido por Domingo Contreras, que renuncio del PLD, Rafael Hidalgo que también abandonó el proyecto y el PLD, es el actual alcalde de Azua y miembro del Partido Justicia Social (JS), de Julio César Valentín y Gustavo Sánchez que ya no manifiesta su apoyo a Abel Martínez, aunque lidera la vocería contra cualquier intento de reintentar una nueva alianza con Leonel Fernández.
El destino tiene una condición de azar histórico, una de las renuncias que más afectó a Abel Martínez fue la de Julio César Valentín y fue uno de los más castigados por los ataques del otrora candidato presidencial del PLD, sin embargo, hoy reivindica su decisión al emular al hombre que destruyó al PLD en Santiago, eliminando la fuerza del candidato en su zona de acción política, Santiago de los Caballeros y en todo el Cibao.
Otro que saltó del barco de Abel Martínez fue su jefe de campaña a la sazón, Francisco Javier García hasta el momento la única figura de renombre, que inscribió su candidatura; algo que, sin tener el dato exacto, creo que nunca había ocurrido la renuncia del jefe de campaña de un candidato presidencial. Por medio, de una carta de renuncia que más bien fue el decálogo de una campaña electoral.
No creo que haya condiciones nuevamente para tratar de relanzar otra alianza entre la Fuerza del Pueblo (FP) y el PLD, porque ya no existe únicamente desconfianza entre los actores, sino el deseo de los verdes de acabar con los morados y de estos, el instinto de supervivencia.
En la coyuntura actual, es evidente que el candidato del PLD será Francisco Javier García; ya que ni siquiera se inscribieron los “presidenciables del PLD”, porque han hecho de conocimiento público que no existen condiciones para competir internamente sin la bendición de Danilo Medina que es el dueño y señor del partido morado y cada día más se vislumbra que representa para el PLD, lo que fue Miguel Vargas Maldonado para el PRD.
El PLD nuevamente se vislumbra sin lograr ningún partido aliado ni senadores y mucho menos lograr los 13 diputados que obtuvieron en los comicios pasados, dejando un bloque agonizante y que luego de la venidera renuncia de Abel Martínez quedaría reducido a 7 legisladores.
La alianza entre la FP y el PLD fue un acuerdo de perder, perder, para ambas organizaciones, aunque la FP pudo agenciarse la legitimidad opositora, desplazando al PLD.
Desde el momento que sea oficial la proclamación de Francisco Javier García como candidato presidencial, la salida de Abel Martínez de las filas moradas, será un hecho, básicamente le devolvería el favor a su antiguo jefe de campaña.
Creo prudente concluir con la siguiente frase de Miguel Mihura, cito: “El rencor es la caja de caudales de la maldad”.
Por: Jesús M. Guerrero, hijo.
