Nos preocupan las cosas que se están tejiendo en la República Dominicana. Parecería que los temas son sencillos y que no importan. Pero todo esto luce ser una componenda de una partidocracia moribunda que lucha por sobrevivir, manteniendo un reparto del poder entre los mismos anestesiólogos de la conciencia nacional.
Y ahí tenemos las guerras avisadas: iniciativa de un Código Penal, iniciativa para modificar la constitución de la República y ahora se suma el Código de Trabajo del que hablaremos extensamente en otro momento. Y ya tenemos en el buche la ley del Sátrapa y la Ley de la Traición a la Patria, a las que nadie toca, pues a la larga todos aspiramos a ser dictadores y para ellos necesitamos ser genoflexos a los intereses supranacionales.
Sin embargo parece un denominador común existente en todas estas iniciativas, como si se tratara de provocaciones al estatus quo, y claro si se trata de reformar se busca cambiar lo que se tiene, pero debería ser para llevar mayor bienestar a la gente, no para hacerla más pobre e infeliz.
Además estas “provocaciones incitan a la guerra de opiniones”, y al menos más personas participan. Y si la gente no quiere participar, entonces se aprueba y promulga así. ¿Y quién lo manda a quedarse callado?, es la respuesta burladora, como si a los que están con poder total les importa lo que piense la gente que equivocadamente le votó. ¡Craso error, pues el pueblo esta mas que cansado!
Por suerte quedan algunos pelotudos que no dejan pasar una y le entran con las dos manos a cada intentona de satrapía desde la silla de alfileres. Y el resto se queda con el índice que le señala diciéndole: usted es responsable porque usted no quiso participar, usted no quiso opinar.
Pero quedándonos con el famoso código penal, que en apariencia estaba detenido por aquello de las causales del aborto, ha sido alimentado de algunas propuestas infernales, y que el pueblo dominicano no debería permitir su adopción.
Eso de premiar a potenciales delincuentes de cuello blanco y hacer que el sistema prácticamente los proteja, al reducir la prescripción de la pena por ser de la partidocracia mafiosa, a 20 años, parece ser muy conveniente a la dinastía del próximo Rey del Sol Caribeño. Una manera sutil de descartar a la oposición que se beneficiaría de esta reducción y supongo que a cambio de silencio y aprobación, para que siga la fiesta del cambio más allá del 2028.
Pero más recientemente se ha colocado sobre la mesa el tema de las limitaciones a la responsabilidad penal, excluyendo algunos semidioses de la sociedad dominicana, que desde la aprobación de esta embestida jurídica, serán los nuevos intocables de Eliot Net, versión Ulises Heureaux.
Parecería que con esto de la responsabilidad penal se tendría la posibilidad de delinquir con alegría, a sabiendas de que estaríamos exentos de judicializaciones. Un privilegio asqueroso que solo cabe en la cabeza de los sicópatas integrados de la política. Es la luz verde para delinquir y que olímpicamente no pase nada. ¡Qué falta de respeto a la sociedad dominicana y a la gente buena de este noble pueblo!
¿Y quiénes se van a considerar exentos de responsabilidad penal aun cometiendo delitos siendo representantes de entidades públicas, si se aprueba esta propuesta jurídica? Parece ser que hemos sustituido los huevos de cuatro años de gestión por adefesios jurídicos.
Esto incluye la ley del Sátrapa, la ley del DNI que sigue ahí como que no está pasando nada. Y aunque todo el mundo sabe que es inconstitucional.
Todavía ni se emite un fallo por parte del Tribunal Constitucional, que parece que es cómplice de toda maldad social, y tampoco se toca la tecla.
Parece que la oposición está de acuerdo con todo eso. Esa oposición luce ser cómplice de este famoso gobierno que nos estamos gastando nosotros. Un copy-paste de lo que han sido los grandes fracasos de la historia democrática dominicana.
Los gobiernos del PRD, del jacho prendido, heredado por el Partido Revolucionario Moderno. Los mismos paradigmas, los mismos dinosaurios, el mismo tipo de pensamiento y de decisiones. Son la misma gente, haciendo lo que saben hacer: desastres.
Pero con el tema específico del Código Penal, y eso de que el Estado Dominicano quedaría exento. Es decir, que las instituciones del Estado, representadas por delincuentes, no importa qué delito cometan y hagan lo que hagan, no serían susceptibles de ser demandadas penalmente. Es algo INACEPTABLE. Eso sería peor que volver a la inquisición.
Pero una preguntita tonta, ¿será el ministerio de interior, la policía nacional, al DNCD, el DNI, y los demás uniformados con licencia para matar, parte del Estado dominicano?. Porque no serían sujetos de responsabilidad penal, estarían exentos de la responsabilidad penal. Pero no solamente las instituciones del gobierno central, que es donde más fraude y más abuso se cometen diariamente, histórica y culturalmente.
Sino que también el Distrito Nacional, los municipios, los ayuntamientos, los distritos municipales, y eso que Carlos Marx denominaba ser uno de los instrumentos del Estado, las iglesias también, estarían exentas.
Señores, dejen de confesarle a los pastores y a los curas las cosas que ustedes hacen. No le digan ni papa, no confíen en ellos porque ellos ya no tendrán responsabilidad penal. Cuando usted les diga a un impostor, que usted hizo algo mal hecho, ellos van a decirlo más para adelante.
Nadie podrá decir que ellos están violentando ninguna ley. Así que yo les aconsejo a ustedes, primero que hagan lo correcto y que lo hagan correctamente, pero si meten la pata, quédense callados. No vayan de estúpidos a un pastor o un cura, a decirle que usted metió la pata, que usted hizo esto, pues va directo a la boca del lobo.
No le digan nada. ¿Cómo es posible que los pastores y los sacerdotes que están hartos de violar niños, de pedofilia, iglesias y pastores que han crecido y se han convertido en iglesias grandes como consecuencia del lavado de dinero del narcotráfico, entonces, resulta que también están exentos de cualquier responsabilidad penal?
¿Qué graciosa sociedad es la que queremos construir? ¿Qué diablura es que estamos nosotros haciendo? ¿Qué clase de infierno es que nosotros queremos establecer en la República Dominicana?
Pero esto es preocupante, no solamente por el hecho de que el Estado, sus instituciones, los ayuntamientos, distritos municipales e iglesias, no sean responsables penalmente por nada, coloca al país en el serio peligro de una real dictadura en la República Dominicana, todo listo para el abuso de poder, los ilícitos y la corrupción sin sanción.
Un partido de gobierno que tiene más del 90% de los senadores y más del 75% de los diputados, que no tiene que pedirle permiso a nadie para procesar ninguna ley, para que se promulgue, para modificar la constitución de la República, y para convertir en ley cualquier diablura, no importa que eso signifique cambiar la bandera nacional por la haitiana, quemar el escudo ahí en el altar de la patria y venderle el país al mejor postor. Aunque en esto último lo tenemos como una marca país.
Es decir, que tenemos el poder absoluto para hacer lo que nos dé la gana y entonces como entidades públicas, cualquier mente criminal hace una cosa mal hecha y entonces no se puede demandar a la entidad, a la institución pública que representa. Aunque en su nombre abusa de poder, se tiene nepotismo, se tiene tráfico de influencia, se abusan de las mujeres, de las madres solteras, se tienen un acoso interno permanente porque somos dirigentes de la base.
Entonces las personas jurídicas, dice aquí el artículo 8 del adefesio, que las personas jurídicas, serán penalmente responsables de las infracciones, de actos o misiones punibles de sus órganos pero por otro lado se plantea que estarían exentos de responsabilidad penal. Pero esos delincuentes de la partidocracia, ellos son los responsables de esos órganos, ellos son los que representan esas instituciones, y por ser compañeritos no dejan de ser delincuentes.
Entonces a nosotros nos preocupa que en una virtual satrapía se le dice amarre el caballo donde diga Petán, en este modelo, somos capaces de cualquier cosa, el tiburón podrido nos queda chiquito para lo que somos capaces de hacer.
Fíjense que un congreso que levanta la mano para aprobar cualquier cosa puede convertir en ley lo que es un delito, cambiamos los baremos, adoptamos los propios, y a partir de ahí, ya dejó de ser delito.
Le voy a poner un ejemplo, legalización de la droga, la droga es un delito hoy, pero si mañana lo permite una ley, deja de ser delito.
Robar dinero público es un delito, pero si queremos adoptamos una ley que solo es un delito si pasa de 1500 millones de pesos. Y mientras tanto seguimos con el reparto del botín de guerra. Esto tal vez no es una ley, pero de repente ya es una de las mejores prácticas de gestión adoptadas por el gobierno del cambio y por los 40 años previos de Asalto al Tren.
Entonces ¿de qué parte del infierno venimos? En un Congreso Nacional donde hay de todo un poco, gente que se ha burlado de este país, que ha utilizado los recursos del Estado, que han sido cancelados por estar vinculados con actividades incorrectas en el manejo de las funciones públicas y ahora son inmunes, luego de haber sido canonizados por el partido de gobierno.
Otros que se pudieron reelegir y que nadie sabe cómo financiaron sus campañas políticas precedentes. Acusaciones serias de narcotráfico y de uso de dinero del narco y del lavado. Se ha sabido llamar la narco legislatura a estos congresos nacionales de los 40 años.
¿Entonces ese Congreso Nacional es el que va a aprobar el Código Penal. Ese congreso nacional es el que va a modificar la Constitución?.
Ese congreso nacional es el que va a modificar el Código Penal. Ese congreso nacional es el que va a querer impulsar todas las leyes que exige la Agenda 2030, impuesta por la ONU aquí en la República Dominicana y con un presidente reelecto, que no declinó a su mensaje inaugural de primera gestión de declarar la nación dominicana INCONDICIONAL CON LA ONU.
Si la República Dominicana no abre los ojos, vamos a tener una dictadura en este país. Yo me pregunto.
Pero ahí les dejo esta tarea cargada de resabios, para que abra un poco los ojos a usted también. Y no permitamos que seamos abusador por leyes injustas, pues al final, lloraremos como mujer lo que no supimos defender como hombres. Porque vamos rumbo a una dictadura donde los que estén gobernando van a hacer lo que les da la gana. Y el pueblo no va a tener otra defensa que no sea, si es necesario, hasta tomar las armas.
Porque a los guardias les importa un bledo el pueblo dominicano. Ni les importa la soberanía, ni les importan los ciudadanos. Y de coronel para arriba, buscándosela a la franca como si fueran parte de la mafia y del narcotráfico en la República Dominicana.
Muchísimos oficiales de alto rango que no merecen respeto ninguno, carajo. Porque con el sueldo que tienen no deberían poder exhibir las riquezas que exhiben. Y es todo por la misma confabulación con el narcotráfico. El odioso anillo del narcotráfico entre funcionarios, fuerzas del orden, fuerzas armadas, marina. Un virtual e innegable narco estado.
Todos corruptos, increíble. Mientras más rangos tienen, más corruptos son. ¿Qué respeto pueden merecer del pueblo dominicano? Pero dejémoslo hasta aquí. Porque ni soy Enrique Blanco, ni soy familia de Enriquillo, ni de Caonabo. Aunque no puede negar que me gustaría.
Por Julián Padilla
