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26 de abril 2024
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OpiniónJuan LópezJuan López

Ahora son 227 los desesperados

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Los  90 intelectuales, activistas sociales, dirigentes de dos partidos de oposición, ex candidatos que perdieron sus aspiraciones de ser  legisladores, alcaldes y regidores pudieron aumentar a 227, para insistir en el protagonismo político con el que pretenden narigonear para conducir hacia el holocausto político a los participantes en las marchas verdes.

La desesperación y obsesión de este reducido grupo es tan profunda que, al ver que su “manifiesto” del pasado 19 de junio fue lanzado al zafacón “sin pena ni gloria”, ahora reiteran el mismo desaguisado con el insípido e imprudente tercer “manifiesto”.

En su anterior “manifiesto” proponían un “programa” de acciones a ser ejecutado en un año. Ahora, en este “nuevo manifiesto” reducen el tiempo a seis meses para llevarlo a la práctica;  pero aumentan a nueve las acciones a ejecutar, con las que conseguirán “desmontar todo el andamiaje del actual sistema político, económico y judicial que permite la corrupción y la impunidad.”

Naturalmente, estos 227 firmantes, en calidad de verdaderos aventureros políticos, para plasmar sus absurdas e inviables propuestas, señalan las fuerzas con las que dicen contar, cuando escribieron esta perogrullada:

“La Marcha Verde tiene su fortaleza en que es un movimiento plural, auto-organizado y auto-financiado, diseminado en todo el territorio nacional y con raíces en la diáspora de los Estados Unidos y Europa. Es un poder difuso… cada vez se torna más poderoso, y se representa no en liderazgos personales sino en la presencia de las masas que se apropian del espacio público y se imponen con la democracia de calle”.

Con esa “fuerza” que  los 227 autores del tercer “manifiesto” se proponen dirigir, para lograr, “en seis meses” realizar su programa de nueve puntos, entre los que sobresalen las siguientes locuras:

  • “Impulsar el sometimiento judicial del presidente Danilo Medina.
  • “La remoción completa de los jueces de las altas cortes, el Tribunal Superior Electoral, la Junta Central Electoral y la Cámara de Cuentas; para ser sustituidos por jueces y árbitros imparciales.” ¡Qué ellos seleccionarán!
  • “Crear un espacio abierto de discusión para formular la Ley de Partidos Políticos y su promulgación en un término de seis meses.
  • “Fomentar un espacio de debates sobre la Ley del Régimen Electoral y su promulgación en un término de seis meses.
  • “Promover una Asamblea Constituyente elegida por voto popular…con el objetivo de redactar una nueva Constitución…
  • “Suprimir el periodo constitucional actual y llamar a elecciones presidenciales y congresuales inmediatamente entre en vigencia la Constitución redactada por la Asamblea Constituyente.”

De esta forma, esos 227 sueñan con solucionar la “grave crisis política” que tiene secuestrada a la democracia dominicana y terminarán con la corrupción y la impunidad. ¡Cuántas demagogias!

Como se ve, la aguda desesperación de estos 227 firmantes les permite envalentonarse, asumir la vanguardia política y pretender el control de los participantes en las marchas verdes a quienes les trazaron la línea programática a poner en práctica, en su tercer “manifiesto”,  a más tardar en enero del 2017. ¡Qué cachaza, cuánta objetividad y sabiduría política!

En este “nuevo manifiesto”, propio de la década de los años 70, una vez más se comprueba lo  perjudicial  que resultan las acciones politiqueras, demagógicas  y  desesperadas, el afán por protagonizar acontecimientos, el infantilismo y ultra-izquierdismo  políticos al confundir los deseos de un reducido grupo de pequeños burgueses con la realidad y el resentimiento personal con las buenas intenciones de un sector social que participa en las marchas verdes.

Los infecundos propósitos que se anidan en los 227 que suscriben el “manifiesto”, buscando pescar en supuesto  “río revuelto”, les volverá a “salir el tiro por la culata”. Otra vez van a palidecer ante la indiferencia del pueblo por su anti-histórica pretensión de interrumpir la estabilidad macroeconómica, la paz social, el orden institucional, el respeto a las libertades públicas,  derechos humanos y democracia política que, actualmente,  disfruta el pueblo dominicano.

A ese iracundo grupo le reiteramos este sano consejo: Esperen el 2020, empiecen a prepararse para participar, democráticamente,  en el próximo proceso electoral y “no desesperéis” como suelen hacer los verdaderos demócratas.

 

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