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29 de diciembre 2025
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OpiniónAmérica PérezAmérica Pérez

Agosto traerá nuevos cambios

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Agosto es el octavo mes del año en el calendario gregoriano y uno de los más calurosos en gran parte del hemisferio norte. Su nombre proviene del latín Augustus, en honor al emperador romano César Augusto, quien decidió darle su título para inmortalizar su reinado. Antes de ese cambio, en la Roma antigua el mes se llamaba Sextilis, porque ocupaba el sexto lugar en el calendario romano primitivo. La designación de “Agosto” no solo buscaba rendir homenaje, sino también asociar el mes con ideas de grandeza, prosperidad y victoria, valores que el emperador quería proyectar para su legado.

En el Caribe, agosto se siente como una prueba de resistencia: días de calor intenso, noches que apenas refrescan, y lluvias repentinas que parecen querer limpiar el aire, aunque dejan tras de sí una humedad persistente. Pero también es un mes que invita a la reflexión. Es el punto medio entre el año que avanza y los sueños que aún no hemos cumplido. En medio de su clima sofocante, agosto nos recuerda que los cambios no siempre llegan con suavidad; a veces vienen envueltos en tormentas, en cielos nublados, en días que nos obligan a adaptarnos.

Y todo indica que en República Dominicana también habrán cambios en el tren gubernamental. Ya estamos viendo famosos listados donde se pondrán nombres para diferentes direcciones y ministerios, pero sí sabemos, estamos más que confiados en que el presidente Luis Abinader hará cambios significativos en su gobierno. Mucha gente a la espera, mucha gente que coordinó campañas políticas desde sus municipios y a nivel provincial; otros que tienen compromiso porque cedieron candidaturas; otros que, con liderazgo y capacidad de gerencia, saben por qué el gobierno necesita esos aires frescos que traerán cada uno de estos decretos. Agosto, con su carga simbólica de renovación, parece el mes perfecto para abrir ventanas, dejar entrar la brisa y ajustar el timón hacia nuevas metas. Y una «guerra» mediática entre que fulano es que conviene aquí o allí.

Muchos funcionarios y servidores públicos con cuatro y cinco años en sus cargos también están en una posición de desgaste, incluso en el liderazgo que ejercen. Y sabemos que el presidente es un hombre de oportunidades y, sobre todo, quien ha levantado la bandera del cambio. Entonces, es tiempo de cambiar muchas cabezas y que lleguen otras que quieran también aportar a ese gobierno transparente, humano y cercano. Agosto nos recuerda que no hay cambio sin movimiento, y que a veces, para avanzar, hay que soltar lo que ya cumplió su ciclo.

Todo el que espera en Dios verá recompensa, su obra no llega ni mañana ni ayer, sino en el tiempo justo. Y es tiempo de mucha gente que también aportó y sacrificó sueños por el bien del partido y de ganar nueva vez.

Por América Pérez
Periodista
Magíster en Diplomacia y Derecho Internacional

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