Cada vez que se conocen más detalles de cómo opera en la práctica la relación de los negocios ilícitos con quienes están para controlarlos, es algo que espanta. Es una dinámica de peajes y asociación que da grima.
Ya existe una estructura que recorre un tránsito lineal entre los agentes y los estamentos de mandos, conocida y admitida como las “reglas”. Algunos oficiales y agentes terminan como parte de la actividad.
Esos vínculos encuentran complicidades en fiscales y abogados que se han hecho muy ágiles en tratar esos temas. Es como un silencio a voces, que no parece tener cura.
La verdad es que es un tema peligroso que si no se para terminaremos en una situación muy complicada en el país.