EL NUEVO DIARIO, MIAMI (EE.UU.).– Un informe de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) alerta que desde el inicio de la era moderna de la pena de muerte en Estados Unidos, en 1973, las autoridades han ejecutado al menos 21 personas que probablemente eran inocentes, la mayoría pertenecientes a minorías raciales.
El reporte, titulado “Fatal flaws: Innocence, race and wrongful convictions”, detalla que 11 de los casos correspondían a personas afroamericanas o latinas, y que en el 76 % de las ejecuciones cuestionadas la víctima era blanca. La organización advierte que el número real podría ser incluso mayor.
Entre los casos señalados figura el de Carlos DeLuna, un latino ejecutado en Texas en 1989 tras una identificación errónea, mientras el verdadero responsable habría sido un hombre llamado Carlos Hernández. También menciona a Leo Jones, afroamericano ejecutado en Florida en 1998 tras una confesión que, según el informe, fue obtenida bajo coerción por un jurado compuesto únicamente por personas blancas.
La ACLU recuerda además que 200 condenados a muerte han sido exonerados en las últimas décadas, más de la mitad de ellos afroamericanos. Entre los casos más dramáticos destaca el de Glynn Simmons, quien pasó 48 años en prisión por un asesinato que no cometió y fue liberado finalmente en 2023.
El estudio identifica como principales causas de estas condenas erróneas los falsos testimonios, la mala conducta policial y fiscal, las identificaciones incorrectas y la falta de diversidad en los jurados.
“La pena de muerte se sostiene sobre estructuras marcadas por el racismo”, declaró Megan Byrne, abogada sénior del Proyecto de Pena Capital de ACLU, al presentar el informe.
La publicación coincide con un repunte de las ejecuciones en el país: en lo que va de 2025, Estados Unidos suma 43 reos ejecutados, un aumento del 72 % respecto al año anterior. Florida lidera las cifras con 16 ejecuciones, más que cualquier otro estado, y ya rompió su propio récord anual.




