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25 de abril 2024
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OpiniónJesús M. GuerreroJesús M. Guerrero

A propósito de la “elección” presidencial en Venezuela

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Era bastante evidente que Nicolás Maduro se impondría sin problemas en la elección celebrada este domingo pasado. Si es que podemos catalogarlas de votación, este proceso electoral simplemente fue una estocada a la tan maltrecha democracia venezolana, los candidatos opositores, Henri Falcón y Javier Bertucci solo fueron dos payasos históricos que sirvieron para justificar la farsa.

Para comprender lo que acontece en Venezuela, hay que retrotraerse al régimen de Marcos Pérez Jiménez, quien encabezó una dictadura de visión militarista y desarrollo de infraestructura, algo común en los absolutismos latinoamericanos que sus sombras fueron la represión política contra sus opositores y la anulación de todo vestigio democrático. Gobernó desde 1952 a 1958 y producto de su caída surgió la junta militar de gobierno presidida por el contraalmirante Wolfang Larrazábal que eventualmente fue derrotado por Rómulo Betancourt en las urnas.

Fruto de que Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba habían iniciado un acercamiento deponiendo los egos; representando a Acción Democrática, COPEI y la URD, respectivamente. A la sazón eran los partidos políticos mayoritarios y acordaron el pacto de Puntofijo con el objetivo fundamental de fomentar el acatamiento de las reglas del juego democrático, ya que era necesario garantizar la transición de un período dictatorial y de esta forma excluir a la izquierda de toda posibilidad de asumir el poder.

Con la llegada de Hugo Chávez la izquierda venezolana pudo romper el acuerdo de puntofijo, lo que no pudieron lograr con los fracasados comandos guerrilleros, lo hicieron al momento de reconocer su ruina y pactar con el enemigo histórico de la democracia, el militarismo.

Venezuela ha sido sumida en la penuria económica y política, irónicamente por la corriente “redentora” que alegaba ser el chavismo. Chávez fue la materialización de la tesis del ultimo comandante guerrillero, Douglas Bravo, de que los militantes de la izquierda venezolana debían infiltrarse en las fuerzas armadas. La intentona golpista del 4 de febrero fue la culminación de esa penetración, Bravo insistió declarando repetidas veces lo siguiente: “El movimiento de resistencia patriótico, revolucionario y socialista jamás ha dejado de existir en el seno de las fuerzas armadas, porque es la expresión de una realidad social y política que hay en el país.”

Esa tendencia ideológica de izquierda imbuida en los cuerpos castrenses venezolanos, asumió el nombre de Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, que al adjudicarse el poder político y militar absoluto, lanzó al olvidó toda ideología y concepción de servicio social y hoy han reivindicado toda la lucha para mantenerlos alejados de la cosa pública. Balaguer lo describió a la perfección con su forma socarrona de decir las cosas: “Una cosa es con guitarra y otra con violín.”

Maduro se ha colocado en un sitial que solamente ocupaba Hugo Chávez, son los únicos presidentes venezolanos que han logrado la reelección consecutiva, con la diferencia de que Maduro en sus victorias no ha logrado disipar las dudas de ilegitimidad, la primera vez contra Capriles, aceptó inicialmente el reconteo para luego arrepentirse y se juramentó a la carrera. Ahora en la segunda ocasión enfrentó a dos candidatos opositores sin popularidad alguna y todos los potables se encuentran inhabilitados o bajo arresto.

Maduro habrá sido señalado por Chávez antes de su inevitable marcha hacia el misterio, pero existen dudas de si ha sido elegido por el voto popular o ha sido beneficiado por procesos antidemocráticos, sea como fuere, entre más tiempo dura dirigiendo los destinos venezolanos más lo hunde en el abismo demostrando estar desprovisto de cualquier asomo de capacidad gerencial para administrar los recursos del Estado.

Si la historia ha demostrado algo, es que todo imperio cae y su final siempre va de la mano con la degradación moral del mismo, desde Roma hasta el horrible nazismo, todos cayeron ante la indignación de los pueblos que están resueltos a ser libres. Lo único que ha mantenido a flote el gobierno de Maduro es la tendencia  militarista, que históricamente ha sometido a los venezolanos a mandatos impopulares y antidemocráticos.

Luego del twett del senador republicano, Marcos Rubio, solicitando la talla de ropa de Diosdado Cabello para garantizar que su tiempo en prisión sea lo más cómodo posible y el mismo día de los comicios hicieron públicas las sanciones contra Cabello y sus allegados por parte del Departamento del tesoro norteamericano; es obvio que los amigos del norte le tienen los días contados al desastre chavista.

Concluyo con la siguiente frase de Simón Bolívar, cito: “Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo.”

Por  Jesús M. Guerrero

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