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25 de abril 2024
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OpiniónRamón Antonio VerasRamón Antonio Veras

A mis 84 años, con entusiasmo sigo batallando

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I.- Me siento ser un ciudadano del mundo

1.- El domingo 25 de diciembre de 1938, llegué al mundo de los vivos, salido del vientre de mi madre, María Idalia Veras. La hidalga ciudad de Santiago de los Caballeros, fue la cuna de mi nacimiento, y es el lugar donde quiero morir para que mis culpas sean lavadas con las aguas del río Yaque, si todavía le queda algo de agua.

 

2.- De la misma forma que nací en el territorio nacional dominicano, pudo haber sido en otro lugar del planeta tierra. Por tal razón, por convicción política e ideológica, me considero un ciudadano del mundo, y estoy al servicio de la especie humana, sin distinción de clase, etnia, sexo, pensamiento político o nacionalidad.

 

3.- Por el accionar en la política con sentido social, he tenido la posibilidad de poner en práctica la opinión que he abrazado de que la solidaridad es la más alta expresión del ser humano. La colaboración y el internacionalismo los he puesto de manifiesto en todos los continentes.

 

II.- Aunque no estoy bien de salud, la realidad de mi país me impulsa a bregar

 

4.- Al cumplir mañana 84 años de edad, aunque no estoy bien de salud, me siento espiritualmente sano, porque mi mente permanece buena y mis sentimientos impregnados de pulcritud.

 

5.- No me creo un santo, ni un demonio. Soy un ser humano de carne y hueso, con muchos defectos y escasas virtudes, pero he tratado de ser coherente, pensando y actuando. A fin de cuentas, las acciones que he ejecutado en el curso de mi existencia, al final, definirán mi forma de ser en el medio que me ha correspondido actuar.

 

6.- Mi mayor satisfacción, como ente social, es a los 84 años de edad, haber procedido con la creencia de que lo que hago es para el bien colectivo, no para dañar, herir o de cualquier forma hacer sentir mal.

 

7.- Haber vivido en un país caribeño, incidiendo en la política, enfrentando situaciones adversas, y llegar con vida a los 84 años, no es paja de coco, ni pura caballá.

 

8.- Con toda franqueza puedo decir que he sido un suertudo, porque si volteo la cara, son muchas y variadas las ocasiones en las cuales mi vida ha estado en un hilo y, sin embargo, todavía hoy, a los 84 años respiro.

 

9.- Sin hacer mucho esfuerzo puedo decir que la vida me ha dado más de lo que le he pedido, porque me basta con pensar que en mi niñez a veces pasaba hambre o comía desperdicios, y ahora tengo muchos años disfrutando de exquisitos manjares.

 

10.- Es de suponer el cambio de vida material que he experimentado. Basta con decir, que por la calle del Sol de Santiago, por la misma que en mi niñez me moví vendiendo periódicos y con una caja como limpiabotas, ahora a los 84 años transito en un vehículo adquirido con el fruto de mi trabajo.

 

11.- El cambio que se ha operado en mí desde el punto de vista de ubicación social, al pasar de ser un marginado de la sociedad de la época, hijo de padres pobres, no ha ejercido influencia negativa en mi formación política e ideológica de actuar y pensar.

 

12.- La transformación de pobre a clase media, en lugar de hacerme olvidar mi existencia anterior, ha servido para hacerme más firme en mis convicciones. Hoy, a los 84 años de edad, estoy más convencido que ayer, de que en nuestro país se necesita un cambio en la base económica, para hacer desaparecer la desigualdad de oportunidades para todas y todos.

 

III.- Deseo continuar con vida para poder aportar

 

13.- Es mi deseo continuar con vida, venciendo el quebranto que me afecta. Quiero seguir existiendo porque creo que todavía puedo aportar a la liberación de los oprimidos de la sociedad dominicana. La lucha política y social es mi razón de vivir.

 

14.- Debo permanecer en buen estado de salud porque estando sano estoy en condiciones de apoyar las justas causas, secundar los movimientos democráticos, sustentar las posiciones que hacen posible contar con un nuevo orden social beneficioso al progreso humano.

 

15.- La realidad me dice, hoy, a mis 84 años de edad, que debo mantenerme de pie para contribuir a modificar el orden social actual, que hace tiempo es inútil para el bien de la comunidad dominicana.

 

16.- Necesito estar entusiasmado para motivar a mis connacionales con sensibilidad, a que no descansen, que sigan adelante. Preciso conservarme en buen estado, para a mis 84 años y en lo adelante, servir para colmar el fervor a los que aquí queremos una mejor nación.

 

17.- Siento que el momento en que se encuentra mi país, me reclama que, aunque no bien de salud, llegando a los 84 años, estoy impedido de flaquear, que no debo comportarme abatido, sino animado, que no puedo estar bajo de ánimo, sino contento, que el abatimiento tiene que ser eliminado.

 

18.- La actitud de triunfo es la que procede hacer que esté por delante y cantar victoria. A mis 84 años debo hacerle honor con optimismo, con sentido positivo, reafirmando mis bellos ideales que creo son los más puros y justos.

 

19.- Los 84 años que cumplo, el tiempo que he vivido y mi tercera edad, no deben ser de pesares, sino para reflexión de si he sido productivo para mi país, o infructuoso. Que lo mejor del pueblo dominicano sea juez de mi proceder.

 

Ideas finales

 

20.- Creo que lo que cuenta en el medio donde usted vive, es hacer obras que hagan posible el desarrollo de la sociedad. Procurar, causar, dice lo que es la mujer o el hombre en el ambiente donde desarrolla sus actividades.

 

21.- Percibo que la realidad de mi país, su estado de descalabro social, ético y moral, me manda a seguir convertido en un ciudadano comprometido, obligado a participar, causando efectos positivos para que la colectividad cambie para bien.

 

22.- Sería un error de mi parte, por ancianidad y debilitamiento de salud, no continuar en la batalla por una sociedad dominicana que ponga a los seres humanos como centro principal de estimación e importancia.

 

Por: Ramón Antonio Veras

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