ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
20 de diciembre 2025
logo
OpiniónFrancisco Cruz PascualFrancisco Cruz Pascual

¿A dónde ha ido la compasión?

COMPARTIR:

Es una interrogación que me inquieta como ser humano, que me lleva a ahondar en mis sentimientos, procurando consolar mi espíritu. Comúnmente, la gente ya no tiene compasión del prójimo y lo verificamos en las estadísticas a nivel global.

Mientras más avanzada es la ciudad, menos horizontalidad. Mientras más avanzada la urbe, menos se conocen los vecinos de mayor cercanía. Mientras mayor es el número de hospitales públicos y privados, mayores son las exigencias para recibir atención, ni siquiera en las emergencias si el paciente es traumatológico. Mientras mayor es tu preparación académica, mayores son los obstáculos para conseguir el primer empleo. Mientras más competencias tiene el docente, menos se relaciona con sus alumnos. Mientras mayor es la riqueza, menor es el interés por los marginados.

Se puede hacer infinita la lista de estas iniquidades. La gente civilizada mata con mayor facilidad que las bestias salvajes, ellas solo matan cuando tiene hambre o se ven amenazadas por alguien o algo.

Este mundo se ha vuelto cruel, la gente que puede ayudar a los menos beneficiados por los medios que sustentan la vida, vive en su propio mundo, aisladas en su abundancia, en sus propósitos, ciegas como corceles que arrastran coches, imposibilitados de ver hacia los lados. Solo siguen sus rutas sonado sus coces a ritmo sistémico, como máquinas de carne y hueso aisladas de sentimientos, sordas, insensibles como los cocodrilos envueltos en sus rudas pieles.

Esta otra parte del producto de una sociedad mecánica, que solo busca la eficiencia, sin importarles otras aristas de la vida que ellos no viven, porque tampoco son felices. La mayoría de la gente es víctima del desasosiego que los lleva al vicio y a la postre, a la desilusión que termina en depresión.

El hombre necesita de otras cosas, cuestiones que les sirven como medios para una existencia plena. Además de lo material, le hacen falta otras variables, necesarias para alcanzar la plenitud de su existencia, la que por siempre ha sido fugaz, efímera y llena de las incertidumbres que acaecen y crecen con los años.

¿A dónde ha ido la compasión?

La compasión es algo que viene con nosotros desde la genética y que puede desaparecer si no se cultiva el amor al prójimo. Ese sentimiento que se manifiesta a través del contacto, de la convivencia o del simple conocimiento sobre la existencia de alguien que necesita de nuestro auxilio, que necesita de nuestra comprensión, acerca de su situación material o física, puede desaparecer, siendo borrada de nuestros genes por falta de practica individual, familiar o social.

Es a través de la familia que el individuo humano aprende a comprender el sufrimiento de su semejante en infortunio. Desde la familia llevamos a la escuela la cualidad de la empatía como una roca que hay que pulir, consolidar y enraizar. Son los docentes los que tienen ese privilegio formativo, que consolida el carácter individual de los participantes y fortifica el perfil de ciudadano que poblará las ciudades por generaciones, depende del sistema educativo que este valor perdure.

La compasión supera en intensidad a la empatía, porque la primera es la percepción y la compenetración del “yo” en el sufrimiento de los demás. La compasión percibe a esos “tus” (a los que se refiere José Ortega y Gasset), como personas necesitadas sobre los cuales, el “yo” debe desear y accionar para buscar el alivio de sus necesidades.

Las necesidades de los prójimos no deben pasar desapercibidas por el “yo” que pueden socorrerles. Este valor fundamental, busca, que, con su conducta y práctica, la gente busque (con miras a eliminar por completo las situaciones de escasez), reducir las penurias y dolor de los semejantes.

La vida mecánica (al igual que otras formas de vida cimentadas en el ego), no tiene a la compasión dentro de sus necesidades, porque a través de la construcción de su carácter, no alcanzan a observar esa parte del contexto social.

La respuesta a la interrogante que titula estos párrafos, se encuentra dentro de los vericuetos de una existencia acomodada a las circunstancias de una sociedad global, que margina todo lo que no produce plusvalía en todo el sentido del concepto.

Por: Francisco Cruz Pascual.

Comenta