Al poeta Adrián Javier in memoriam
PREÁMBULO
Varios pueden ser los motivos por los que un lector vuelve a un texto decidido a releerlo: el simple placer de leer es el que, en este caso, motiva mi escogencia. Y por aquello de que más importante que leer es releer. Ahora bien, no pretendo establecer que sean estos 21 poetas los más representativos de la poesía producida en la penúltima década del Siglo de Oro de las letras dominicanas, es decir, del siglo XX, ya que hay otros con obras publicadas de gran valor. Apelando a mi derecho de lector, puedo decir que estos son mis favoritos.
En el volumen I de mi libro Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana, publicado en 1993 y ganador en ese año del Premio Casa del Escritor Dominicano, puede lector interesado en el estudio de la historia literaria dominicana encontrar bastantes datos en torno a las obras narrativas y poéticas de autores dominicanos dadas a la luz pública, dentro y fuera de la República Dominicana, en el período 1820-1990. Actualmente trabajo en el volumen II de esa obra, que compilará información bibliográfica correspondiente al período 1991-2020.

Basándome en ese libro —y en otros trabajos de investigación literaria de mi autoría publicados e inéditos— he escogido esos 21 poetas atendiendo a la calidad de su obra literaria, no por antojadizo capricho de voraz lector. Son autores merecedores de aparecer en cualquier selección seria, con rigor crítico-académico, que alguien decidiera hacer para resaltar lo mejor de la poesía dominicana escrita durante el período ya señalado en el primer párrafo de esta breve reseña.
Los poetas elegidos irán apareciendo en orden cronológico, por su fecha de nacimiento, y con un solo poema como muestra literaria para respetar el tiempo de los lectores, quienes podrán buscar y leer los poemarios publicados por ellos para ahondar más en el conocimiento de sus obras. Todos nacieron en la segunda mitad del siglo XX (1955-1967) y todos —excepto Adrián Javier, el más joven— aún viven y continúan produciendo.
¿El propósito de la presente reseña bibliográfica? Incentivar la lectura de la literatura dominicana presentando una muestra mínima de ella: de lo mejor de ella perteneciente a un momento estelar de su historia.
LOS POETAS Y UNA MUESTRA POETICA
- ROBERTO SÁNCHEZ (1955-). Seudónimo: Mario de San Juan. Su primer poemario: Candela (1990), en el que reúne poemas escritos en la década de los 80 del pasado siglo.
Furia de deseos
En mi boca tallada la llevo donde crece la lluvia.
Se estrella en mis pupilas como crepúsculo
gestándose.
En mi mano grabada de repente la toco.
En su exactitud se ofrece,
incontenible la amo más entonces.
Cuando se mueve, tierna cae en mi esfera.
Adentro, su irradiación me siembra de remolinos.
Soy su imposible paisaje al despertar la cólera.
Sin eco, su cuerpo se ocasa en mi proa
ahogando en mis labios las tentativas creadas
en otro instante.
Se erige absoluta como un festival de velas lloviznadas,
invencible destina el ímpetu de mi lengua al suicidio.
Hacia su autenticidad, me vuelco desamurallado.
En sus pechos que abrasan, disperso el fervor
de los poros,
procuro el designio que nos vuelva al goce
y redima los aullidos al anuncio de mi vientre.
Cruzados de resonancias, indetenibles, delgados,
cántaros de ilusión descolgamos del contacto
crucificados de sed en la adhesión infinita.
- TULIO CORDERO (1955-). Su primer poemario: Latido cierto (1986).
Llevo enredado el rumor
Llevo enredado el rumor
de las norias en mi alma.
También traigo
el corazón lacerado de sombras,
recocido de llagas.
Pero ahora que sé que me ves
puedo danzar
desnudo
con todo el universo.
Yo amo
los silencios
de este pasillo
que me conduce
a tus
sombras.
- SALVADOR (TOM) SANTANA (1956-). Su primer poemario: Las trompetas del mal (1982).
Jornada
Indiferentes,
amamos esta gran ilusión
que es la vida
y el hombre, ensimismado
en la infeliz mentira
del trabajo incesante
o aferrado al momento,
al insolente instante,
en la alegre jornada
de un fraternal café,
no oye pasar la sombra
liviana de la muerte.
- CéSAR AUGUSTO ZAPATA (1958-). Su primer poemario: Acrobacia del ser (1991). En los años 80 del siglo pasado fue miembro del Taller Literario «César Vallejo», adscrito a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Varios de sus poemas aparecen en la antología poética De estos días, publicada en 1984 y editada por el equipo de dirección de dicho taller.
Observatorio para espera
Te miro
rompiendo las vidrieras del espacio
hiriendo las campanas del silencio
saliendo tempestades de tu pelo
allí es negra la madeja del viento
me miras
te enarbolo
asciendo tempestades de tu pelo
allí es negra la madeja del viento
me miras
te enarbolo
asciendo a tu planeta de pétalos
he anhelado la nota de un minuto
en la guitarra de tu cuerpo
ámame por un destello de tus dedos
rasquemos el telón de la distancia
donde tu vidrio
rompe las miradas del espacio.
- DIONISIO DE JESúS (1959-). Su primer poemario: Axiología de las sombras (1984).
Celebrantes
El fin del mar son esos ojos que detienen las presencias
en el crepúsculo imaginario de tu sombra circular.
Esa mujer está sentada encima del deseo y fabula muertes,
y ahora yo he venido a servirme de su vino y su sangre,
a comer de su carne teológica a bendecirme en el perdón
de las espadas,
a redimirme en su agua ceremonial y eterna.
El fin de nosotros somos nosotros mismos,
en esta epifanía una lengua de espanto maldice a las
formas de la rosa.
Sentado estamos todos en el pasado del yo,
detenidos en este laberinto circular llamado amor.
Si hemos amado algo es cosa del fugaz pasado,
si algo nos merecemos puede ser la vigilia o el sueño de
nunca merecemos.
Al fin de esta mesa estamos los que nunca estuvimos,
con la memoria en ruinas por el perenne olvido,
con la devoción de ser nadie en este vino,
con la sombra espléndida de la pesadilla y los despojos.
El fin del mar está en esta mano que ahora se levanta y
cierra con su sombra lo vivido.
- RAFAEL HILARIO MEDINA (1959-). Su primer poemario: El tiempo del amor (1986).
Poema
Te amo vestida de rojo cubierta de violetas
en las tinieblas
Perseguida en la noche por un cometa solitario
Con tu sonrisa desprendida de un astro o de una
piedra
Con tu mirada abriendo puertas o espejos o pupilas
Con dedos mutilados en la nieve
Rígida como estatua debajo de la lluvia
Confundida entre el olor de la lluvia y las espigas
Con un puñal oculto debajo de la lengua
Y una ciudad invisible poblada en cada axila
Te amo suspendida en el aire
Detenida por siempre
Te amo muerta
Con un cuchillo o un jazmín flotando malherida
Sonámbula te amo
Contra mi alma a la que te abalanzas dando gritos
Y atraviesas temerosa y sutil con una espada reluciente
Te amo de pie silenciosa
Cubierta de serpientes o palomas o tigres o
relámpagos
Inmóvil como un árbol un puente o una cuchara
Y un caracol naciéndote en la frente
Como ola que cae perseguida en un recorrido territorio ciego
Contra una torre vertical y un grito
Contra un reloj podrido y enigmático
Contra tus ojos de campana dormida y agua muerta
Contra tu risa frágil abecedario de los pájaros
y tu vientre infinita ciudad de los jazmines
desde donde miro el mar y me miras
Contra tus piernas girando como hélices quebradas
Contra tus manos mientras se hunden navíos en tu
pelo
y tu retrato en la pared cuando regresas del viaje
del amor
Contra tu ombligo feroz como un astro taciturno
y tu itinerario elaborado de olvidos y azucenas
Te amo
Más allá de tus senos -los dos hijos bastardos de tu
cuerpo
como dos catedrales erigidas contra el sol o la noche
Más allá del ajedrez de la muerte y el rompecabezas
de la vida
Más allá de tu sexo-dulce nido de ostras y relámpagos-
Desconocido cielo infierno en llamas
Te amo
- VÍCTOR BIDÓ (1959-). Su primer poemario: Cuaderno de condenado (1986).
Elegía de la madre que se va
El hueco llama desde el rondo
y mamá se va de viaje
y mamá llora desolada.
El silencio aguarda las lágrimas
y he de contemplar las atribuciones.
Quedo sacrificado al deseo,
atónito ante la impotencia
o el cuerpo herido de mi cuerpo.
Los puños se crispan y de ellos
una llamarada, una cuerda oscila
entre el pasado y mi derrotado presente.
La cuerda me llama a la consumación,
en su anillo un torrente de madres
crujen como un cristal.
Yo tan inane vuelco la desgracia
con un golpe en el aire,
como una imprecación baladí.
El hueco llama desde el rondo
y mamá se va de viaje
y mamá llora desolada.
¿Cómo abrirme las venas pobladas de sollozos?
¿Cómo no herir el ojo indiferente?
Hay tanto dolor en una madre desolada,
tanta la violencia que morir es una ofrenda.
¿Cómo batir el impulso cuando se desgarra el alma?
Estas piedras son testigos,
piedras encendidas que se pudren
de tanta angustia.
Ya sabrás mi cuerpo el dolor
de una madre que llora desolada.
Lo peor, ver partir a mi madre
cuando el hueco llama desde el fondo.
- CARMEN SáNCHEZ (1960-). Su primer poemario: Descalza entre piedras (1985).
Apresúrame este corto presente
Ven ahora
ámame que duela
estoy huracanada
volcánica
perfecta
transita por mi puerto despoblado
te negué mis manos
mis ojos
mi canto
te di lo que nadie espera
y aguardaste
anda ahora
lástima la tierra y su quietud
toma mis caricias de raíz
apresúrame este corto presente a cambio del tiempo
que nunca volverá.
- JOSÉ MÁRMOL (1960-). Su primer poemario: El ojo del arúspice: poemas (1984).
Al nombre de alguna mujer
tu cuerpo es un deseo de ti por todas partes. tu cuerpo es un imán tensado mis rodillas. eternidad de un día desde la que borracho de urgencias me disuelvo. fugacidad con brazos para estrecharme a un fuego. tu cuerpo es una flor brotando de un espejo. un temor con esperma recogido en el vientre. la pelvis una playa que agrupa un mar de besos. tu cuerpo es un recuerdo que no tiene pasado. permanencia del agua en racimos de unas horas. tu cuerpo es la noche con su nada redonda. el sonido. el metal. la soledad. la campana que hincha la neblina sobre las viejas piedras de la catedral. tu cuerpo es un deseo de ti por todo el tiempo. Escasos los dedos. tremendos los ojos y unas ingles llanas de las que crecen nubes. tu cuerpo no amanece. tu cuerpo inventa alas. azul en lo azul. desde lo blanco blanco. voz en la voz y por el viento soplo. tu cuerpo es un deseo de ti por todo sitio. tu cuerpo es una danza de ti si el piano flota. tu cuerpo es un reclamo de amor en cada gesto. tu cuerpo es un deseo de ti por todas partes.
- MARTHA RIVERA (1960-). Su primer poemario: 20th Century, aún sin título en español y otros poemas (1985).
Poema de amor
Un cuerpo redimiendo la sal de mis simientes,
inflamando el instante que eterniza la muerte.
Un saxo derramando su leche en mis rodillas
y un lento irnos fundiendo en la alfombra manida.
Él es la madrugada en que mi pelvis húmeda
no ha encontrado el descanso,
es este giro azul,
este sudor de ángeles lloviéndome los huesos.
Es un rodar consciente de dos hacia el abismo
(su olvido es esta carne, urgente de su asombro,
y una gota de sangre en mitad de mi pecho).
Él no es más que su beso
y por eso él es tanto.
Él es lo que ha quedado de él en mi sonrisa:
este aliento de alcohol, arrecife y nostalgia,
este después que duele
en el alma y adentro
- AURORA ARIAS (1962-). Su primer poemario: Vivienda de pájaros (1986).
Tú
Tú retenido en mis ojos como
un paisaje hermoso
Tú guardado en la mansedumbre
de mis alas
Tú como único dios en los ritos
de mi sexo
Tú diciendo en el amor el
último suspiro
Tú febril en el fondo de mi piel
Tú acuático corriendo por mis
venas
Tú hermoso, abstraído, terrenal
Tú hombre, animal, vegetal, pieza
Tú en todas partes, sobre todas
las cosas.
- CÉSAR SÁNCHEZ BERAS (1962-). Su primer poemario: Memorias del retorno (1992). Publicó sus primeros textos poéticos el 23 de agosto de 1986 en la página literaria sabatina del periódico El Nuevo Diario, editada por el poeta Rodolfo Coiscou Weber.
Déjame andar tu cuerpo
Déjame andar tu cuerpo como se entra en la noche
con las huellas inéditas del que comienza un viaje,
con el temor profundo del que lo ignora todo,
y la alegría remota del que sueña una fuga .
Déjame andar tu cuerpo como quien rompe un rito
y descubre una cosa inmensamente única.
Déjame entrar al mundo secreto de tu sangre
esa que me reclama con sus manos impúdicas.
Después déjame andar desnudo como el miedo
volver a ser la sombra, el rumor primigenio
el éxtasis callado de una ventana abierta.
Después de estar en ti, déjame ser yo mismo,
el que se arriesga iluso al filo del abismo,
con esas alas falsas que tu boca le presta.
- CLARIBEL DÍAZ (1963-). Su primer poemario: Ser del silencio / Being of Silence (2003). Sus primeros textos poéticos aparecen en los años 80 del siglo pasado en suplementos y revistas culturales. Incluso en esa época fue parte del Taller Literario «César Vallejo».
Retorno de los sueños
De tanto soñar olvidé
que tu rostro posee el misterio
que el beso es la posibilidad
más tibia de la caricia
y que una mujer no es sólo miedo
sino ternura
Olvidé que los años se van con todo
menos con la urgencia y la prisa
que la mirada es la mejor expresión
del recuerdo
y que para amar hay que volver siempre
a la inocencia de los sueños
Olvidé que la inquietud
es una mano que atraviesa
la intimidad de tu cintura
y que la risa es el más cercano
encuentro con lo eterno
- LEOPOLDO MINAYA (1963-). Su primer poemario: Oscilación del péndulo (1984).
Los amantes
¿Quién desafía al guerrero invencible
colocado a la puerta de una muerte segura?
Los amantes.
Ellos paralizan estancias,
bajo penumbra se eternizan secretos,
abren el anochecer
y sus portales
celebrando la fiesta del tacto en carne viva;
ellos ven sin hablar el levante de un astro
e invocan con afán la estación de las lluvias.
Como amantes,
como Dresde,
giramos destruidos,
destruidamente edificados,
vigorosamente consumidos,
enamoradamente enamorados.
- YRENE SANTOS (1963-). Su primer poemario: Desnudez del silencio (1988).
Por si alguien llega
Por si alguien llega
tendré preparadas las sábanas
donde comulgarán los sueños
limpiaré las ventanas
el aire correrá suave
y será de otra forma la sonrisa
Por si alguien llega
esconderé los espejos
no será necesaria la imagen borrada
bastará la otra cara del silencio
para devastar el tiempo
Por si alguien llega
encenderé incienso
llenaré de flores el cuarto
luces multicolores alumbrarán los rincones
por si alguien llega
tendré preparado el vino
las frutas húmedas
el papel delicado
esperando un pincelazo
Por si alguien llega
estarán rotas las palabras
para unirlas de nuevo
en el asombro y la alegría.
- JOSÉ ACOSTA (1964-). Su primer poemario: Territorios extraños (1994). En 1981, en el diario La Información (Santiago de los Caballeros), publicó su primer poema: «Garza dominicana».
Encerrada en tu sueño
Oh, dormido, qué río muerto desemboca en tu lámpara.
En qué lugar del espacio se abre para
ti otro mundo donde tú crees que yo estoy a tu
lado, mientras te miro inmóvil desde
este lado tan remoto. Por alguna vereda
te has llevado mi cuerpo lejos de mí
y lo has vestido no sé con qué hebras luminosas
que no descienden de esta luna. A la deriva
de tus dedos llamo, y mi grito atraviesa
la noche hasta agotarse en el amanecer.
Un gallo corta la pared que nos divide.
Te veo ahora, oh dormido, jamás recordarás
a la que siempre se va con la noche.
- FERNANDO CABRERA (1964-). Su primer poemario: Planos del ocio (1990). Según su testimonio, comenzó a escribir tempranamente en la década de los 80 y en esa época escribió su poemario El árbol, publicado en 1992 y con el que obtuvo el Premio Casa de Teatro de Poesía.
Ángel de seducción
Yo, el de la isla —y todo continente es isla—,
Después de fundar sobre duras piedras mi casa
En esta frívola ciudad de nadie,
Hoy huyo de mi imagen como del abismo.
No soporto las mil y una interrogantes en la barbilla,
Ni ese augurio agreste posado en los ojos
del que se sabe ausente,
Radicalmente solo,
Desahuciado entre hilachas de absurdos presentes
De obstinado fluir hacia el pasado.
Ninguna paz se avizora a lo lejos,
Ninguna esperanza hay que habite cerca.
Yo, el de la isla —y toda tristeza es isla—,
Tal vez deba morir para nacer de nuevo…
[Fragmento]
- JOSÉ ALEJANDRO PEÑA (1964-). Su primer poemario: Poemastros (1984).
Amo a esa viajera
Amo a esa viajera insumergible
que se mira en mis ojos
con la desolación de un ahorcado.
Sus dedos son pájaros envenenados en mis labios.
Su silencio va reflejando las cosas que yo pienso.
Cada pisada anuncia un abismo
pero nunca caemos en la trampa de lo sucedido.
Ella cose mis párpados al encanto de una ciudad remota
y me muestra sus senos exprimidos
y su sexo como una flor quemada.
Su lengua es una ola en mi boca
y mi lengua es un pez de cristal.
Buscamos una lámpara de oscuridad
Para jamás sentir miedo.
- MARIANELA MEDRANO (1964-). Su primer poemario: Oficio de vivir (1986).
Sintiéndote
Descuelgo el adiós,
ensayo sus primeros pasos.
No sé cómo sin herirme
prescindir de tu cuerpo.
En verdad,
a tantos años de tenerte
no entras en mi olvido.
- YLONKA NACIDIT-PERDOMO (1965-). Su primer poemario: Contacto de una mirada (1989).
sólo tu rostro, amor, es un caracol de orquídea
sólo tu rostro, amor, es una larga antología de sueños, aves que escapan ingenuas. multitud de escombros al subir el día plural en la escalera, triángulo que llueve todo, la ciudad, las olas encontradas, la mirada que guarda la tarde.
[llueve. y el paisaje es un espacio verde. palabras olfativas de oquedad. Y en los remos de mis manos el agua empuja viejos puentes y algas.
sólo tu rostro, amor, es el recuerdo. Inmóvil cielo. ver el mar por la ventana de olor arena y frío intenso. sólo tu rostro, amor, es un caracol de orquídea. y a ratos frágil [llorando en los nudos de tu boca] montañas de palabras].
- ADRIÁN JAVIER (1967-2013). Su primer poemario: El oscuro rito de la luz (1988).
32
dije soy en cuerpo entero
el Lázaro disidente de la muerte
el óvulo magullado en la sangre
el esperma absorto en la luz bifurcado en la sombra
dije soy yo el Lázaro irrestricto
ala de murciélago pendido en las ráfagas
ala que muere en la brizna del alcázar
pendida en las hojas hilvanado en las pupilas dije
abominable soy
no importa que otras voces se levanten
que penda la moneda de la luz
que duerma la niña
que colme la dicha mis anaqueles perdidos
mis párpados se cansan de verse se murmuran
a huelga de voces
en el interior las miradas se cuelgan se encuentran
se engloban con odio sobre mi faz
maldita la suerte que posa sobre mis sienes carcomidas
maldita la oscuridad por ser vestido de la luz
el olor de tus pasos la el olvido la muerte
la vida dije soy yo Lázaro en cuerpo entero
el de la podrida existencia
que no escapó al miedo al horror al calor al frío
al llamado de tus besos
porque soy materia esclavo de tus ojos
COMENTARIO FINAL
El concepto promoción es un referente temporal: nos indica el tiempo, el momento en que un autor entra al ruedo literario, dando a conocer sus primeros textos, ya sea en volumen (libro o folleto) o a través de publicaciones periódicas: revistas, suplementos o periódicos. Aunque se inicie en un género literario —poesía, por ejemplo— y años después lo abandone e incursione en otro género o en ambos a la vez — poesía y cuento, por ejemplo—, siempre, al estudiar a ese autor, habrá que considerar que su aparición en el mundo literario tuvo lugar en esa promoción inicial. Incluso no importa la edad —como se da en las generaciones literarias— para ubicar en una promoción a un determinado autor: solo cuenta su aparición en el mundo de las letras y punto.
Cabe volver a decir aquí que hay poetas que pertenecen a una generación o promoción literaria determinada —se da en la literatura de cualquier país y época— y mueren sin haber publicado nunca un libro. La publicación de libros es solo una variable que los historiadores literarios deben sopesar muy bien para no cometer errores. Un ejemplo: ninguno de los integrantes de la Generación del 48 publicó libro en esa década: comenzaron a publicar sus textos en volumen a finales de los 50 del siglo XX. Todavía más: Ramón Cifré Navarro y Víctor Villegas, destacados miembros de esa generación literaria, comenzaron a publicar sus libros mucho después: el primero en la década del 60 (De manos con las piedras, 1964) y el segundo en la década del 70 de esa centuria (Diálogos con Simeón, 1977). Cifré Navarro fue mi primer mentor literario y Villegas me honró con su amistad.
Por lo anterior, concluyo diciendo lo siguiente: la crítica que no se sustenta en el conocimiento de la historia literaria, en la investigación profunda de los autores y sus obras, tiende a ser errática y desorientadora.
Por Miguel Collado
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El autor es el presidente-fundador del Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas, Inc. (CEDIBIL) y del Centro Dominicano de Estudios Hostosianos (CEDEH).
