ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
19 de diciembre 2025
logo
OpiniónMiguel ColladoMiguel Collado

21 poetas dominicanos de la Promoción Literaria 80 que suelo releer por placer

COMPARTIR:

Al poeta Adrián Javier in memoriam

 

PREÁMBULO

 

Varios pueden ser los motivos por los que un lector vuelve a un texto decidido a releerlo: el simple placer de leer es el que, en este caso, motiva mi escogencia. Y por aquello de que más importante que leer es releer. Ahora bien, no pretendo establecer que sean estos 21 poetas los más representativos de la poesía producida en la penúltima década del Siglo de Oro de las letras dominicanas, es decir, del siglo XX, ya que hay otros con obras publicadas de gran valor. Apelando a mi derecho de lector, puedo decir que estos son mis favoritos.

En el volumen I de mi libro Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana, publicado en 1993 y ganador en ese año del Premio Casa del Escritor Dominicano, puede lector interesado en el estudio de la historia literaria dominicana encontrar bastantes datos en torno a las obras narrativas y poéticas de autores dominicanos dadas a la luz pública, dentro y fuera de la República Dominicana, en el período 1820-1990. Actualmente trabajo en el volumen II de esa obra, que compilará información bibliográfica correspondiente al período 1991-2020.

 

Basándome en ese libro —y en otros trabajos de investigación literaria de mi autoría publicados e inéditos— he escogido esos 21 poetas atendiendo a la calidad de su obra literaria, no por antojadizo capricho de voraz lector. Son autores merecedores de aparecer en cualquier selección seria, con rigor crítico-académico, que alguien decidiera hacer para resaltar lo mejor de la poesía dominicana escrita durante el período ya señalado en el primer párrafo de esta breve reseña.

Los poetas elegidos irán apareciendo en orden cronológico, por su fecha de nacimiento, y con un solo poema como muestra literaria para respetar el tiempo de los lectores, quienes podrán buscar y leer los poemarios publicados por ellos para ahondar más en el conocimiento de sus obras. Todos nacieron en la segunda mitad del siglo XX (1955-1967) y todos —excepto Adrián Javier, el más joven— aún viven y continúan produciendo.

¿El propósito de la presente reseña bibliográfica? Incentivar la lectura de la literatura dominicana presentando una muestra mínima de ella: de lo mejor de ella perteneciente a un momento estelar de su historia.

 

LOS POETAS Y UNA MUESTRA POETICA

 

  1. ROBERTO SÁNCHEZ (1955-). Seudónimo: Mario de San Juan. Su primer poemario: Candela (1990), en el que reúne poemas escritos en la década de los 80 del pasado siglo.

 

Furia de deseos

 

En mi boca tallada la llevo donde crece la lluvia.

Se estrella en mis pupilas como crepúsculo

gestándose.

En mi mano grabada de repente la toco.

En su exactitud se ofrece,

incontenible la amo más entonces.

Cuando se mueve, tierna cae en mi esfera.

Adentro, su irradiación me siembra de remolinos.

Soy su imposible paisaje al despertar la cólera.

Sin eco, su cuerpo se ocasa en mi proa

ahogando en mis labios las tentativas creadas

en otro instante.

Se erige absoluta como un festival de velas lloviznadas,

invencible destina el ímpetu de mi lengua al suicidio.

Hacia su autenticidad, me vuelco desamurallado.

En sus pechos que abrasan, disperso el fervor

de los poros,

procuro el designio que nos vuelva al goce

y redima los aullidos al anuncio de mi vientre.

Cruzados de resonancias, indetenibles, delgados,

cántaros de ilusión descolgamos del contacto

crucificados de sed en la adhesión infinita.

 

  1. TULIO CORDERO (1955-). Su primer poemario: Latido cierto (1986).

 

Llevo enredado el rumor

 

Llevo enredado el rumor

de las norias en mi alma.

También traigo

el corazón lacerado de sombras,

recocido de llagas.

 

Pero ahora que sé que me ves

puedo danzar

desnudo

con todo el universo.

 

Yo amo

            los silencios

            de este pasillo

que me conduce

                        a tus

                                    sombras.

 

  1. SALVADOR (TOM) SANTANA (1956-). Su primer poemario: Las trompetas del mal (1982).

 

Jornada

 

Indiferentes,

amamos esta gran ilusión

que es la vida

y el hombre, ensimismado

en la infeliz mentira

del trabajo incesante

o aferrado al momento,

al insolente instante,

en la alegre jornada

de un fraternal café,

no oye pasar la sombra

liviana de la muerte.

 

  1. CéSAR AUGUSTO ZAPATA (1958-). Su primer poemario: Acrobacia del ser (1991). En los años 80 del siglo pasado fue miembro del Taller Literario «César Vallejo», adscrito a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Varios de sus poemas aparecen en la antología poética De estos días, publicada en 1984 y editada por el equipo de dirección de dicho taller.

 

Observatorio para espera

 

Te miro

rompiendo las vidrieras del espacio

hiriendo las campanas del silencio

saliendo tempestades de tu pelo

allí es negra la madeja del viento

me miras

te enarbolo

asciendo tempestades de tu pelo

allí es negra la madeja del viento

me miras

te enarbolo

asciendo a tu planeta de pétalos

he anhelado la nota de un minuto

en la guitarra de tu cuerpo

ámame por un destello de tus dedos

rasquemos el telón de la distancia

donde tu vidrio

rompe las miradas del espacio.

 

  1. DIONISIO DE JESúS (1959-). Su primer poemario: Axiología de las sombras (1984).

 

Celebrantes

 

El fin del mar son esos ojos que detienen las presencias

en el crepúsculo imaginario de tu sombra circular.

Esa mujer está sentada encima del deseo y fabula muertes,

y ahora yo he venido a servirme de su vino y su sangre,

a comer de su carne teológica a bendecirme en el perdón

de las espadas,

a redimirme en su agua ceremonial y eterna.

 

El fin de nosotros somos nosotros mismos,

en esta epifanía una lengua de espanto maldice a las

formas de la rosa.

 

Sentado estamos todos en el pasado del yo,

detenidos en este laberinto circular llamado amor.

Si hemos amado algo es cosa del fugaz pasado,

si algo nos merecemos puede ser la vigilia o el sueño de

nunca merecemos.

Al fin de esta mesa estamos los que nunca estuvimos,

con la memoria en ruinas por el perenne olvido,

con la devoción de ser nadie en este vino,

con la sombra espléndida de la pesadilla y los despojos.

 

El fin del mar está en esta mano que ahora se levanta y

cierra con su sombra lo vivido.

 

  1. RAFAEL HILARIO MEDINA (1959-). Su primer poemario: El tiempo del amor (1986).

 

Poema

 

Te amo vestida de rojo cubierta de violetas

   en las tinieblas

Perseguida en la noche por un cometa solitario

Con tu sonrisa desprendida de un astro o de una  

                                                               piedra

Con tu mirada abriendo puertas o espejos o pupilas

Con dedos mutilados en la nieve

Rígida como estatua debajo de la lluvia

Confundida entre el olor de la lluvia y las espigas

Con un puñal oculto debajo de la lengua

Y una ciudad invisible poblada en cada axila

 

Te amo suspendida en el aire

Detenida por siempre

                                  Te amo muerta

Con un cuchillo o un jazmín flotando malherida

Sonámbula te amo

Contra mi alma a la que te abalanzas dando gritos

Y atraviesas temerosa y sutil con una espada reluciente

 

Te amo de pie silenciosa

Cubierta de serpientes o palomas o tigres o

                                                        relámpagos

Inmóvil como un árbol un puente o una cuchara

Y un caracol naciéndote en la frente

Como ola que cae perseguida en un recorrido territorio ciego

 

Contra una torre vertical y un grito

Contra un reloj podrido y enigmático

Contra tus ojos de campana dormida y agua muerta

Contra tu risa frágil abecedario de los pájaros

   y tu vientre infinita ciudad de los jazmines

   desde donde miro el mar y me miras

Contra tus piernas girando como hélices quebradas

Contra tus manos mientras se hunden navíos en tu

        pelo                             

   y tu retrato en la pared cuando regresas del viaje

        del amor                            

Contra tu ombligo feroz como un astro taciturno

   y tu itinerario elaborado de olvidos y azucenas

Te amo

 

Más allá de tus senos -los dos hijos bastardos de tu

   cuerpo

como dos catedrales erigidas contra el sol o la noche

Más allá del ajedrez de la muerte y el rompecabezas  

                                                                  de la vida

Más allá de tu sexo-dulce nido de ostras y relámpagos-

Desconocido cielo   infierno en llamas

 

Te amo

 

  1. VÍCTOR BIDÓ (1959-). Su primer poemario: Cuaderno de condenado (1986).

 

Elegía de la madre que se va

 

El hueco llama desde el rondo

y mamá se va de viaje

y mamá llora desolada.

 

El silencio aguarda las lágrimas

y he de contemplar las atribuciones.

Quedo sacrificado al deseo,

atónito ante la impotencia

o el cuerpo herido de mi cuerpo.

 

Los puños se crispan y de ellos

una llamarada, una cuerda oscila

entre el pasado y mi derrotado presente.

La cuerda me llama a la consumación,

en su anillo un torrente de madres

crujen como un cristal.

Yo tan inane vuelco la desgracia

con un golpe en el aire,

como una imprecación baladí.

 

El hueco llama desde el rondo

y mamá se va de viaje

y mamá llora desolada.

 

¿Cómo abrirme las venas pobladas de sollozos?

¿Cómo no herir el ojo indiferente?

 

Hay tanto dolor en una madre desolada,

tanta la violencia que morir es una ofrenda.

¿Cómo batir el impulso cuando se desgarra el alma?

Estas piedras son testigos,

piedras encendidas que se pudren

de tanta angustia.

 

Ya sabrás mi cuerpo el dolor

de una madre que llora desolada.

 

Lo peor, ver partir a mi madre

cuando el hueco llama desde el fondo.

 

  1. CARMEN SáNCHEZ (1960-). Su primer poemario: Descalza entre piedras (1985).

 

Apresúrame este corto presente

 

Ven ahora

ámame que duela

estoy huracanada

            volcánica

            perfecta

transita por mi puerto despoblado

te negué mis manos

            mis ojos

mi canto

te di lo que nadie espera

            y aguardaste

anda ahora

lástima la tierra y su quietud

toma mis caricias de raíz

apresúrame este corto presente a cambio del tiempo

que nunca volverá.

 

  1. JOSÉ MÁRMOL (1960-). Su primer poemario: El ojo del arúspice: poemas (1984).

 

Al nombre de alguna mujer

 

tu cuerpo es un deseo de ti por todas partes. tu cuerpo es un imán tensado mis rodillas. eternidad de un día desde la que borracho de urgencias me disuelvo. fugacidad con brazos para estrecharme a un fuego. tu cuerpo es una flor brotando de un espejo. un temor con esperma recogido en el vientre. la pelvis una playa que agrupa un mar de besos. tu cuerpo es un recuerdo que no tiene pasado. permanencia del agua en racimos de unas horas. tu cuerpo es la noche con su nada redonda. el sonido. el metal. la soledad. la campana que hincha la neblina sobre las viejas piedras de la catedral. tu cuerpo es un deseo de ti por todo el tiempo. Escasos los dedos. tremendos los ojos y unas ingles llanas de las que crecen nubes. tu cuerpo no amanece. tu cuerpo inventa alas. azul en lo azul. desde lo blanco blanco. voz en la voz y por el viento soplo. tu cuerpo es un deseo de ti por todo sitio. tu cuerpo es una danza de ti si el piano flota. tu cuerpo es un reclamo de amor en cada gesto. tu cuerpo es un deseo de ti por todas partes.

 

  1. MARTHA RIVERA (1960-). Su primer poemario: 20th Century, aún sin título en español y otros poemas (1985).

 

Poema de amor

 

Un cuerpo redimiendo la sal de mis simientes,

inflamando el instante que eterniza la muerte.

Un saxo derramando su leche en mis rodillas

y un lento irnos fundiendo en la alfombra manida.

Él es la madrugada en que mi pelvis húmeda

            no ha encontrado el descanso,

                        es este giro azul,

este sudor de ángeles lloviéndome los huesos.

Es un rodar consciente de dos hacia el abismo

(su olvido es esta carne, urgente de su asombro,

y una gota de sangre en mitad de mi pecho).

Él no es más que su beso

y por eso él es tanto.

Él es lo que ha quedado de él en mi sonrisa:

este aliento de alcohol, arrecife y nostalgia,

            este después que duele

en el alma y adentro

 

  1. AURORA ARIAS (1962-). Su primer poemario: Vivienda de pájaros (1986).

 

 

Tú retenido en mis ojos como

un paisaje hermoso

Tú guardado en la mansedumbre

de mis alas

Tú como único dios en los ritos

de mi sexo

Tú diciendo en el amor el

último suspiro

Tú febril en el fondo de mi piel

Tú acuático corriendo por mis

venas

Tú hermoso, abstraído, terrenal

Tú hombre, animal, vegetal, pieza

Tú en todas partes, sobre todas

las cosas.

 

  1. CÉSAR SÁNCHEZ BERAS (1962-). Su primer poemario: Memorias del retorno (1992). Publicó sus primeros textos poéticos el 23 de agosto de 1986 en la página literaria sabatina del periódico El Nuevo Diario, editada por el poeta Rodolfo Coiscou Weber.

 

Déjame andar tu cuerpo

 

Déjame andar tu cuerpo como se entra en la noche

con las huellas inéditas del que comienza un viaje,

con el temor profundo del que lo ignora todo,

y la alegría remota del que sueña una fuga . 

 

Déjame andar tu cuerpo como quien rompe un rito

y descubre una cosa inmensamente única.

Déjame entrar al mundo secreto de tu sangre

esa que me reclama con sus manos impúdicas. 

 

Después déjame andar desnudo como el miedo

volver a ser la sombra, el rumor primigenio

el éxtasis callado de una ventana abierta. 

 

Después de estar en ti, déjame ser yo mismo,

el que se arriesga iluso al filo del abismo,

con esas alas falsas que tu boca le presta.

 

  1. CLARIBEL DÍAZ (1963-). Su primer poemario: Ser del silencio / Being of Silence (2003). Sus primeros textos poéticos aparecen en los años 80 del siglo pasado en suplementos y revistas culturales. Incluso en esa época fue parte del Taller Literario «César Vallejo».

 

Retorno de los sueños

 

De tanto soñar olvidé
que tu rostro posee el misterio
que el beso es la posibilidad
más tibia de la caricia
y que una mujer no es sólo miedo
sino ternura

Olvidé que los años se van con todo
menos con la urgencia y la prisa
que la mirada es la mejor expresión
del recuerdo
y que para amar hay que volver siempre
a la inocencia de los sueños

Olvidé que la inquietud
es una mano que atraviesa
la intimidad de tu cintura
y que la risa es el más cercano
encuentro con lo eterno

 

  1. LEOPOLDO MINAYA (1963-). Su primer poemario: Oscilación del péndulo (1984).

 

Los amantes

 

¿Quién desafía al guerrero invencible

colocado a la puerta de una muerte segura?

Los amantes.

Ellos paralizan estancias,

bajo penumbra se eternizan secretos,

abren el anochecer

y sus portales

celebrando la fiesta del tacto en carne viva;

ellos ven sin hablar el levante de un astro

e invocan con afán la estación de las lluvias.

Como amantes,

como Dresde,

giramos destruidos,

destruidamente edificados,

vigorosamente consumidos,

enamoradamente enamorados.

 

  1. YRENE SANTOS (1963-). Su primer poemario: Desnudez del silencio (1988).

 

Por si alguien llega

 

Por si alguien llega

tendré preparadas las sábanas

donde comulgarán los sueños

limpiaré las ventanas

el aire correrá suave

y será de otra forma la sonrisa

 

Por si alguien llega

esconderé los espejos

no será necesaria la imagen borrada

bastará la otra cara del silencio

para devastar el tiempo

 

Por si alguien llega

encenderé incienso

llenaré de flores el cuarto

luces multicolores alumbrarán los rincones

por si alguien llega

tendré preparado el vino

las frutas húmedas                                                               

el papel delicado

esperando un pincelazo                                                               

 

Por si alguien llega

estarán rotas las palabras

para unirlas de nuevo

en el asombro y la alegría.

 

  1. JOSÉ ACOSTA (1964-). Su primer poemario: Territorios extraños (1994). En 1981, en el diario La Información (Santiago de los Caballeros), publicó su primer poema: «Garza dominicana».

 

Encerrada en tu sueño

 

Oh, dormido, qué río muerto desemboca en tu lámpara.

En qué lugar del espacio se abre para

ti otro mundo donde tú crees que yo estoy a tu

lado, mientras te miro inmóvil desde

este lado tan remoto. Por alguna vereda

te has llevado mi cuerpo lejos de mí

y lo has vestido no sé con qué hebras luminosas

que no descienden de esta luna. A la deriva

de tus dedos llamo, y mi grito atraviesa

la noche hasta agotarse en el amanecer.

Un gallo corta la pared que nos divide.

Te veo ahora, oh dormido, jamás recordarás

a la que siempre se va con la noche.

 

  1. FERNANDO CABRERA (1964-). Su primer poemario: Planos del ocio (1990). Según su testimonio, comenzó a escribir tempranamente en la década de los 80 y en esa época escribió su poemario El árbol, publicado en 1992 y con el que obtuvo el Premio Casa de Teatro de Poesía.

 

Ángel de seducción

 

Yo, el de la isla —y todo continente es isla—,
Después de fundar sobre duras piedras mi casa
En esta frívola ciudad de nadie,
Hoy huyo de mi imagen como del abismo.

No soporto las mil y una interrogantes en la barbilla,
Ni ese augurio agreste posado en los ojos
del que se sabe ausente,
Radicalmente solo,
Desahuciado entre hilachas de absurdos presentes
De obstinado fluir hacia el pasado.

Ninguna paz se avizora a lo lejos,
Ninguna esperanza hay que habite cerca.

Yo, el de la isla —y toda tristeza es isla—,
Tal vez deba morir para nacer de nuevo…

[Fragmento]

 

  1. JOSÉ ALEJANDRO PEÑA (1964-). Su primer poemario: Poemastros (1984).

 

Amo a esa viajera

 

Amo a esa viajera insumergible

que se mira en mis ojos

con la desolación de un ahorcado.

Sus dedos son pájaros envenenados en mis labios.

Su silencio va reflejando las cosas que yo pienso.

Cada pisada anuncia un abismo

pero nunca caemos en la trampa de lo sucedido.

Ella cose mis párpados al encanto de una ciudad remota

y me muestra sus senos exprimidos

y su sexo como una flor quemada.

Su lengua es una ola en mi boca

y mi lengua es un pez de cristal.

Buscamos una lámpara de oscuridad

Para jamás sentir miedo.

 

  1. MARIANELA MEDRANO (1964-). Su primer poemario: Oficio de vivir (1986).

 

Sintiéndote

 

Descuelgo el adiós,

ensayo sus primeros pasos.

No sé cómo sin herirme

prescindir de tu cuerpo.

En verdad,

a tantos años de tenerte

no entras en mi olvido.

 

  1. YLONKA NACIDIT-PERDOMO (1965-). Su primer poemario: Contacto de una mirada (1989).

 

sólo tu rostro, amor, es un caracol de orquídea

 

sólo tu rostro, amor, es una larga antología de sueños, aves que escapan ingenuas. multitud de escombros al subir el día plural en la escalera, triángulo que llueve todo, la ciudad, las olas encontradas, la mirada que guarda la tarde.

 

[llueve. y el paisaje es un espacio verde. palabras olfativas de oquedad. Y en los remos de mis manos el agua empuja viejos puentes y algas.

 

sólo tu rostro, amor, es el recuerdo. Inmóvil cielo. ver el mar por la ventana de olor arena y frío intenso. sólo tu rostro, amor, es un caracol de orquídea. y a ratos frágil [llorando en los nudos de tu boca] montañas de palabras].

 

  1. ADRIÁN JAVIER (1967-2013). Su primer poemario: El oscuro rito de la luz (1988).

 

32

 

dije soy en cuerpo entero

el Lázaro disidente de la muerte

el óvulo magullado en la sangre

el esperma absorto en la luz   bifurcado en la sombra

dije soy yo el Lázaro irrestricto

ala de murciélago pendido en las ráfagas

ala que muere en la brizna del alcázar

pendida en las hojas   hilvanado en las pupilas dije

abominable soy

no importa que otras voces se levanten

que penda la moneda de la luz

que duerma la niña

que colme la dicha mis anaqueles perdidos

mis párpados se cansan de verse   se murmuran

a huelga de voces

en el interior las miradas se cuelgan   se encuentran

se engloban con odio sobre mi faz

maldita la suerte que posa sobre mis sienes carcomidas

maldita la oscuridad por ser vestido de la luz

el olor de tus pasos   la   el olvido   la muerte

la vida dije   soy yo Lázaro en cuerpo entero

el de la podrida existencia

que no escapó al miedo al horror al calor al frío

al llamado de tus besos

porque soy materia   esclavo de tus ojos

COMENTARIO FINAL

 

El concepto promoción es un referente temporal: nos indica el tiempo, el momento en que un autor entra al ruedo literario, dando a conocer sus primeros textos, ya sea en volumen (libro o folleto) o a través de publicaciones periódicas: revistas, suplementos o periódicos. Aunque se inicie en un género literario —poesía, por ejemplo— y años después lo abandone e incursione en otro género o en ambos a la vez — poesía y cuento, por ejemplo—, siempre, al estudiar a ese autor, habrá que considerar que su aparición en el mundo literario tuvo lugar en esa promoción inicial. Incluso no importa la edad —como se da en las generaciones literarias— para ubicar en una promoción a un determinado autor: solo cuenta su aparición en el mundo de las letras y punto.

Cabe volver a decir aquí que hay poetas que pertenecen a una generación o promoción literaria determinada —se da en la literatura de cualquier país y época— y mueren sin haber publicado nunca un libro. La publicación de libros es solo una variable que los historiadores literarios deben sopesar muy bien para no cometer errores. Un ejemplo: ninguno de los integrantes de la Generación del 48 publicó libro en esa década: comenzaron a publicar sus textos en volumen a finales de los 50 del siglo XX. Todavía más: Ramón Cifré Navarro y Víctor Villegas, destacados miembros de esa generación literaria, comenzaron a publicar sus libros mucho después: el primero en la década del 60 (De manos con las piedras, 1964) y el segundo en la década del 70 de esa centuria (Diálogos con Simeón, 1977). Cifré Navarro fue mi primer mentor literario y Villegas me honró con su amistad.

Por lo anterior, concluyo diciendo lo siguiente: la crítica que no se sustenta en el conocimiento de la historia literaria, en la investigación profunda de los autores y sus obras, tiende a ser errática y desorientadora.

Por Miguel Collado

______

El autor es el presidente-fundador del Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas, Inc. (CEDIBIL) y del Centro Dominicano de Estudios Hostosianos (CEDEH).

 

Comenta