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19 de mayo 2024
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1994: Una divinidad apagó mecha de explosión social; Pacto por la Democracia remedió crisis JB-PG

Conflicto post electoral arrojó significativas modificaciones políticas y electorales

1994: Una divinidad apagó mecha de explosión social; Pacto por la Democracia remedió crisis JB-PG
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Elecciones, El Nuevo Diario y sus coberturas

 

EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.-  1994 marcó un antes y un después en los procesos electorales dominicanos. 

Se celebrarían las elecciones generales que terminarían siendo una de las más traumáticas y crispadas de la historia democrática de la República Dominicana.

Tras las votaciones, se dieron todas las condiciones para una explosión social y por asunto de una divinidad la mecha incendiaria nunca prendió.

El líder del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) lo seguía siendo Joaquín Balaguer, quien ahora con casi 90 años polarizaba aquella campaña electoral junto al doctor José Francisco Peña Gómez, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Ambos el centro de una fiera batalla política.

Sin embargo, aquellas elecciones de 1994 terminarían dándole al país importantes modificaciones en el sistema político y electoral.

Otros actores de esta contienda electoral eran el profesor Juan Bosch (Partido de la Liberación Dominicana) y Jacobo Majluta, del Partido Revolucionario Independiente (PRI), quienes quedarían relegados a un tercer y cuarto lugar, respectivamente.

En medio de la tensión e incertidumbre que traía el ambiente electoral, Peña Gómez propuso a Balaguer la firma de un pacto que garantizara el respeto de la voluntad popular, siendo aceptado por el líder reformista.

Simultáneamente, Peña Gómez alertaba sobre las consecuencias para la paz y la democracia dominicana por presuntos planes de un fraude que según dijo se fraguaba desde el litoral oficialista-reformista.

Resumen diario de noticias

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El entonces jefe de la Policía Nacional, Rafael Guerrero Peralta, atendiendo a un llamado del presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Manuel Rafael García Lizardo, investigaba sobre presunta compra de cédula, pesquisa que no concluyó en nada serio.

Ante la persistencia en las denuncias de fraude, el PRSC mantuvo un constante rechazo de la acusación. 

A poco más de una semana de las elecciones la firma encuestadora más prestigiosa de la época, la Penn and Shoen, otorgaba ventaja a Peña Gómez con un 41 % de la intención del voto, contra un 36 % de Balaguer mientras Bosch alcanzaba un 13 por ciento en la misma medición.

Extrañamente, la encuesta vendría a acertar de manera dispar, pues en el conteo de los votos mientras Peña Gómez obtendría 41.55 % y Bosch 13.12 %, el pronóstico de Balaguer fue muy diferente, ya que de marcar 36 en la medición alcanzó en las urnas el 42.29 % de los sufragios, obteniendo así la victoria.

Es ahí donde inicia al más alto nivel el disgusto e irritación de unos perredeístas que se creían tener el triunfo asegurado.

La nacionalidad de Peña Gómez

Más que nunca la nacionalidad de Peña Gómez estuvo cuestionada en ese proceso. Uno de los ataques indirectos que recoge El Nuevo Diario de Balaguer al respecto, fue cuando dijo que la nacionalidad dominicana dependía de esas elecciones.

Como reacción casi inmediata, Peña Gómez acusaba a Balaguer de ser el único responsable del ingreso de haitianos indocumentados a este lado de la frontera.

Faltando seis días para ir a las urnas y con el auspicio de la Iglesia católica, Balaguer, Peña Gómez y Majluta firman un pacto para auspiciar unos comicios transparentes y de respeto a los resultados. Juan Bosch no puso su firma.

Con antelación, las votaciones de esperaban fueran reñidas y el propio Balaguer reconocía que el escrutinio sería cerrado.

El sábado 14, dos días antes de las elecciones, El Nuevo Diario resaltaba en su editorial: “Hemos terminado con gran prudencia la campaña electoral”.

Pero lo difícil y más traumático estaba por venir. Las alarmas comenzaban a dispararse cuando la JCE inició el conteo de los votos.

Los boletines daban ganancia a Balaguer, pero Peña Gómez y el PRD se atribuían ir a la cabeza del conteo y mientras el oficialismo ampliaba ventaja, la oposición denunciaba “graves irregularidades” en el proceso.

Dos días después de una perturbadora espera y un país en vilo, la JCE se preparaba para dar a conocer su último boletín, al mismo tiempo en que el PRD se aprestaba a impugnar las elecciones y pedir revisión de las actas.

La Junta acepta el pedido de la oposición, decide revisar los cómputos, pero los resultados siguen siendo los mismos: Balaguer y PRSC son los ganadores.

Con la seria y peligrosa amenaza de provocar una revuelta popular, Peña Gómez plantea anular las elecciones y volver a nuevos comicios, lo que es rechazado por la JCE.

 

 

 

Pacto por la Democracia

La crisis postelectoral se prolongó por varios meses, hasta dar fruto los esfuerzos de sectores de la sociedad dominicana que negociaban un entendimiento, dirimiéndose el impasse con el histórico Pacto por la Democracia, que vendría a reducir a dos años el período presidencial surgido de las elecciones, modificación de la constitución en aspectos importantes y otras reformas, incluya el poder judicial.

La modificación de la Carta Magna implicó prohibición de la reelección continua, separar las elecciones congresuales y municipales de las presidenciales, se establecía por primera vez la segunda vuelta electoral y quedaba consignado el 50 % más un voto para ganar la presidencia en primera vuelta.

Antes de la firma del pacto, Balaguer ofrecería a Peña Gómez dividirse el mandato dos años cada uno, oferta que el líder del PRD ya había acariciado, pero finalmente terminó rechazando la propuesta, convencido por algunos de sus compañeros de partido.

El 10 de agosto, a seis días de la toma de posesión y dejando atrás una prolongada crisis política y electoral, se firma el Pacto por la Democracia, imagen que El Nuevo Diario recoge en su portada a seis columnas.

 

 

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