Fruto de cuatro meses de pesquisas, la denuncia incluye nuevas alegaciones contra Weinstein, máximo responsable de su estudio de producción, respecto al «maltrato despiadado y explotador» que ejercía sobre sus empleados, así como testimonios de éstos como víctimas de acoso sexual, intimidación y otras conductas.
El otrora poderoso productor fue acusado de acoso y asalto sexual por primera vez en dos reportajes a principios del pasado mes de octubre, tras los que decenas de mujeres se sumaron con nuevos testimonios contra él. Poco después, Schneiderman comenzó a investigar a The Weinstein Company.
La investigación, afirmó la fiscalía en un comunicado, «revela nuevos y atroces ejemplos de conducta sexual inapropiada de Harvey Weinstein», algunos de los cuales detalló específicamente, como la contratación de un grupo de empleadas cuyo «trabajo primario» era acompañarlo a eventos y «facilitarle» las «conquistas sexuales».
A pesar de las quejas recibidas por el departamento de recursos humanos de la firma y el «conocimiento generalizado» de la cúpula sobre la «persistente» conducta de Weinstein, los ejecutivos y el consejo de administración no tomaron «medidas significativas» para proteger a sus empleados o frenarlo, alegan los fiscales.
«The Weinstein Company (TWC) quebró repetidamente las leyes de Nueva York al no proteger a sus empleados de un acoso sexual, una intimidación y una discriminación extendidos», afirmó Schneiderman, quien abogó por la compensación a las víctimas.
Aunque las pesquisas continúan, el fiscal presentó la demanda ante la «inminente venta» de TWC, que cree dejará a las víctimas sin una reparación adecuada, incluyendo un fondo de compensación, y cuyos términos «permitirían» obtener beneficios a los implicados, como nuevos puestos ejecutivos en una nueva entidad.
«Cualquier venta de TWC debe asegurar que las víctimas serán compensadas, los empleados podrán avanzar estando protegidos y ni los autores ni los cómplices se enriquecerán injustamente», sentenció.
Según detalles compartidos por la oficina del fiscal, Weinstein dijo repetidamente a algunos empleados «te voy a matar», «voy a matar a tu familia» o «no sabes de lo que soy capaz», además de pregonar su conexión con políticos o afirmar que sus contactos en los servicios secretos podían «encargarse de los problemas».
Al grupo de empleadas que le facilitaban conquistas se sumaba otro, predominantemente femenino, de asistentes, a las que se imponía contribuir a la actividad sexual del productor contactando a denominadas «amigas de Harvey» o potenciales parejas sexuales, e incluso un tercer grupo, compuesto de ejecutivas.
A esas ejecutivas, el productor les requería «reunirse» con sus conquistas potenciales y hacerles un seguimiento bajo la «promesa de oportunidades de empleo» para aquellas que «cumplieran», lo que las «degradaba» y «humillaba», explica la fiscalía.
Entre otros ejemplos de lo acontecido en la empresa, Weinstein hacía ofertas o demandas de favores sexuales a cambio de avances profesionales en TWC, o para evitar consecuencias adversas. Además, las asistentes eran «expuestas» a la vida sexual de Weinstein y su facilitación de la misma era una condición de empleo.
Respecto a su hermano Robert Weinstein, que era el máximo responsable adjunto de la firma, la fiscalía apunta que «consintió» que Harvey creara un entorno de trabajo hostil y se condujera inapropiadamente en el ámbito sexual con sus empleadas, algo que conocía o de cuya prevención era responsable.
«La cultura del acoso y la intimidación quedó tapada por el secretismo debido a las prácticas de Weinstein y su forma de asegurarse los silencios a través de acuerdos de confidencialidad», destaca el documento.