Construir una sociedad democrática y de progreso implica desafíos constantes, no sólo para gobernantes sino también para gobernados. Conlleva, sobre todo, actuaciones responsables de ciudadanía. Y quizás de ahí viene aquello de que los países tienen los gobiernos que merecen.
Muchos de los temas que nos afectan también son cuestiones que atormentan a otras sociedades, pero cada una de ellas tiene el desafío de superarlos para poder avanzar. Pero una nación necesita vivir en orden y con reglas claras para poder operar civilizadamente.
La impunidad en que hemos vivido ha sido, sin dudas, una de nuestras principales dificultades. Ahora tenemos varios temas, para cambiar el curso de nuestra historia.