Sepultado el asesinado presidente Jovenel Moïse, y pasado el espanto por su crimen, es posible que grupos y sectores que operan en Haití estén dispuestos a volver al desasosiego en que está sumergido el país vecino.
La ceremonia final del funeral del mandatario en su casa parece presagiar ese estado de ánimo. Comenzando por la forma en que recibieron a las personas en el acto fúnebre.
Y por las protestas callejeras en los alrededores.
Haití necesita acompañamiento en este intento para formar un nuevo gobierno que ayude al sosiego de esa nación.
Ahora ha surgido el G9, que es el agrupamiento de las principales bandas que operan allí, lo que significa que las cosas podrían seguirse complicando.