La República Dominicana ha cambiado en muchos aspectos de manera positiva, aunque nos resulte difícil reconocerlo. Esa actitud poco optimista que muestra nuestra sociedad, quizás tenga que ver con la manera en que vivimos, poniendo remiendos y no produciendo las transformaciones profundas que necesitamos.
Cuando remendamos lo que debemos cambiar no siempre logramos los mismos resultados. Y, sobre todo, no conseguimos colocar en la percepción colectiva esa sensación de cambios que requerimos sentir para darnos cuenta de que mejoramos.
Vivimos circulando en torno a los mismos problemas, sin que podamos proporcionarles soluciones duraderas. Hay un cúmulo de temas sin resolver que altera nuestro sosiego.