Las aguas cristalinas de Juan Dolio en su primer día de otoño fueron invadidas una vez más por el sargazo y la poca conciencia de los que tiran basura. Da vergüenza ajena que con tan lindas playas no pongamos un poco de esfuerzo y carguemos la basura a su destino final.
En víspera de las Mercedes la caravana de los bañistas se prepara para el disfrute de la playa como siempre mientras los vendedores ambulantes como el chicharronero Juan de la Cruz que llega desde Villa Mella todos los días esperando su suerte mejore con el día feriado. Conversando con Juan nos dice que durante la cuarentena le fue muy duro salir a vender.
Con el sargazo recién llegado nos cambia la mira de los caracoles por plástico que parece llegar desbordado bailando música urbana en medio de peces y aves muertas.
Aún con estos factores negativos y la corona del COVID en primera fila es posible que los dominicanos y turistas continuémos disfrutando de este paraíso a una mejor escala.
El nuevo ministro de turismo debe de poner un poco de atención y enviar zafacones a la playa y al bulevar; y de paso mandar a recoger los perros ambulantes del área los cuales están atacando a viandantes y deportistas en la playa. Un peligro de salud para todos.
En las últimas semanas se han reportado varios incidentes sin mencionar la plaga de Mantarrayas recién paridas en el área. Si queremos que los turistas vengan a desgajar su piel del frío en nuestras playas pongámosle la atención que merecen.
Por: María Palitachi