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24 de abril 2024
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OpiniónRamón SabaRamón Saba

Trayectorias Literarias Dominicanas: Vigil Díaz

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Nació en Santo Domingo, el 6 de abril de 1880 y murió en esta misma ciudad el 20 de enero de 1961. También se le conoce como Otilio Vigil Díaz, aunque él prefería que se le llamara sólo por sus dos apellidos, pero su nombre completo era Otilio Andrés Marcelino Celestino Vigil Díaz.

Poeta, periodista y narrador. En su natal Santo Domingo cursó estudios primarios y secundarios, pero no completó carrera universitaria alguna. Se le consideraba caprichoso, excéntrico, medalaganario, tal vez solitario y egocéntrico.

Su producción literaria fue alimentada en sus viajes a New York, Cuba y a su estadía en París, Francia, a principios del siglo XX. Innegablemente que fue la literatura francesa de entonces, la responsable de su inquietud por renovarse poéticamente, ya que mientras permanecía en Francia, se codeó con escritores que abogaban por el rompimiento de las formas basadas en rima y métrica.

A su regreso a nuestro país, Vigil Díaz fundó el movimiento denominado Vedrinismo, que sin lugar a dudas fue el primer intento vanguardista que introdujo el versolibrismo a la poesía dominicana, provocando con ello el arribo hacia la modernidad y el vanguardismo poético criollo. Sus poemas y ensayos fueron publicados en diversas revistas, tales como Cosmopolita, Bahoruco, Cromos y La cuna de América entre otros. Mantuvo una columna en el periódico Listín Diario, llamada Fatamorgana, la que luego continuó en La Opinión y finalmente en La Nación. En principio, el Movimiento Venidrista sólo contaba con Otilio Vigil Díaz, pero más adelante se le unió el poeta Zacarías Espinal, quien fuera su único continuador.

Aunque en principio se ligó al movimiento Postumismo, que lideraba Domingo Moreno Jimenes, terminó por desligarse de este por diferencias estéticas.

Su legado literario está compuesto por los siguientes poemarios: Góndolas, Miserere patriótico, Arabesco, Jonondio, Galeras de pafos, Del Sena al Ozama y Música de ayer; así como de su obra de cuentos Orégano y  el anecdotario Lilís y Alejandrito.

En el populoso sector de Villa Juana, en Santo Domingo, hay una calle que le rinde homenaje,  la cual nace en la avenida San Martín y termina en la calle Américo Lugo.

La periodista Ángela Peña explica que no hay descendiente o pariente que cuente cómo fue la vida familiar y privada de Vigil Díaz y aunque se afirma que estuvo casado con una francesa, Marie Lacaze, la muerte le sorprendió prácticamente en total soledad e inválido. Un ahijado, Edgard Dourthe, fue la única compañía en los últimos meses de su existencia, en la calle José Reyes, donde generosos vecinos le auxiliaban para moverse.

El escritor y expresidente Joaquín Balaguer, aseguraba que la tendencia poética de Vigil Díaz, se caracterizaba por el abuso del tropo altisonante en estrofas libérrimas, llenas de frases felices y a veces rebuscadas y lo reputaba como precursor del Postumismo.

Por otro lado, el músico y poeta Manuel Rueda estimaba que la conducta de Vigil Díaz fue siempre motivo de escándalo y de asombro. Paseó por nuestras calles una indumentaria de gran señor, de don Juan que había aprendido en París sus artes librescas y amatorias, al mismo tiempo que sus amigos podían verlo en sus predios de Hato Mayor del Rey tomando posesión de sus tierras, vistiendo un simple traje de fuerteazul, cuyos pantalones arremangaba hasta las rodillas, y al cual agregaba el detalle personalísimo de un pañuelo de madrás artísticamente anudado en la cabeza.

Finalmente, el poeta y ensayista Mariano Lebrón Saviñón lo consideraba uno de los grandes revolucionarios de nuestra lírica, poeta altisonante, con vibraciones insólitas y gran liberalidad en la confección de sus versos, que más parecían prosa. Es el poeta de las piruetas verbales, artífice de la imagen arbitraria, sensual, sonora con algo de la pomposidad vagasolesca que viene de D’Annunzio. Abandonó el verso y se orientó con una prosa igualmente altisonante y nostálgica.

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con el poema Arabesco, de Vigil Díaz, publicado el 20 de noviembre de 1907 en la revista Primada de América, considerado el primer poema escrito en la modalidad de versos libres en República Dominicana:

 

Arabesco

Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo

perpetuarme en un poema rojo como tus labios,

blanco como tus manos.

Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo

perpetuarme en un poema sereno como tu frente,

sedoso como tu pelo,

búrneo como tu garganta,

heroico como tus senos.

Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo

perpetuarme en un poema breve como tus pies,

nephante y rítmico como tus ansias: un

poema que tenga: el alma de Jesús

de Nerón, de Nietsche

de San Francisco de Asís

de Santa Teresa de Jesús

de Lucrecia, Cleopatra

y Salomé…

 

Por Ramón Saba

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