EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El rumbo internacional del Gobierno dominicano es nítido, se despliega cada vez más y apunta a Estados Unidos como su gran aliado estratégico. Esa política exterior perjudica, sin embargo, a la China Popular. Ambas potencias se disputan el predominio del país caribeño, convertido en un escenario de intereses geoestratégicos.
Así, República Dominicana afronta su dilema: consolidar sus lazos con Estados Unidos o girar hacia la China. El presidente Luis Abinader definió su predilección por Estados Unidos. No es extraño: allí estudió él y se convirtió en un tecnócrata; admira la democracia del Norte y habla el inglés tan bien como el español.
Abinader estableció que China no puede invertir en las áreas estratégicas de la nación (aeropuertos, puertos y telecomunicaciones). El Gobierno ya había rechazado un contrato con la telefónica china Huawei, y la Cancillería ha suspendido dos veces la firma de un entendimiento con China.
Por tanto, no sorprende que ambos gobiernos acordaran implementar y desarrollar la tecnología 5G en el país. Estados Unidos la ofrece «limpia» y evita las ofertas de Chinas, que son de «alto riesgo».
La alianza con Estados Unidos se estrecha aún más con el acuerdo, afianzando los lazos bilaterales, y podría conducir a otros convenios, en materia de puertos y aeropuertos. Se destaca el puerto de Manzanillo, un objetivo de los chinos que ahora podría serlo de los estadounidenses.
El país está atado a Washington. No hay margen para China.-