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19 de abril 2024
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(VIDEO) Conoce al dominicano que fabricó el telescopio más grande del Caribe

(VIDEO) Conoce al dominicano que fabricó el telescopio más grande del Caribe
Oscar Lithgow el fabricante del telescopio más grande del Caribe.
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EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. -Desde niño siempre miraba hacia el cielo nocturno y contemplaba las estrellas con mucha fascinación, especialmente las noches despejadas y sin luna en el pueblo de La Vega, que en ese entonces tenía muy poca contaminación lumínica, el cielo era bastante oscuro y se lograban ver las estrellas con bastante claridad.

“Siempre le preguntaba a mis familiares mayores, sobre lo que veía en el cielo, aunque ellos entendían poco sobre eso,  me mencionaban nombres de algunas figuras del cielo que se conocían comúnmente, como el “Lucero de la mañana”, el cual por lo general era el planeta Venus, también la formación de estrellas que le llaman “El Rosario”, que en astronomía es un cúmulo de estrellas Pléyades (M45) o por ejemplo, los tres Reyes Magos que son las tres estrellas que forman el “Cinturón de la Constelación de Orión”, visible mayormente en diciembre”. Así lo expresó el joven dominicano, ingeniero mecánico Oscar Lithgow, quien recientemente fabricó en su casa, el telescopio más grande del Caribe, Márohu.

Con este telescopio se pueden observar con muchísimos detalles, todo tipo de cuerpos celestes, desde la Luna, los planetas y las estrellas, hasta nebulosas y galaxias tenues.

Oscar Arturo Lithgow Espaillat nació y creció en la ciudad de La Vega, su padre Francisco Arturo Lithgow, quien murió en el año 2008 y su madre Militza Espaillat falleció cuando él tenía 17 años. Hoy, Oscar cuenta que sus padres le brindaron mucho apoyo, buena crianza y educación.

Lithgow realizó sus estudios primarios y secundarios en el colegio Inmaculada Concepción de La Vega, hizo cursos de mecánica automotriz en el Instituto Nacional Técnico Profesional (INFOTEP), trabajó durante dos años y decidió estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), desde entonces ha ejercido su carrera, en la cual ha continuado formándose.

“En primer lugar, nunca fui buen estudiante, era medio desaplicado, especialmente en las materias que no me gustaban, mis notas nunca fueron sobresalientes, pero tampoco era de los que repetía asignaturas.” Sus materias favoritas en la escuela eran Ciencias Naturales, Historia, Química, y algo de Física. “Eran las materias que más disfrutaba, aunque en Física y Química no me iba muy bien, pero me interesaban mucho las cosas que aprendía en esas clases, me parecían fascinantes”, explica Oscar.

Sus pasatiempos de adolescente eran los videos juegos y el automovilismo de simulación, le gustaba dibujar animes y cosas que tuvieran que ver con mecánica como naves y carros.

Lithgow ha sido fanático del automovilismo, los carros deportivos y sus modificaciones, incluso durante un tiempo tuvo sus propios vehículos los cuales reparaba y modificaba él mismo. “. Pienso que de ahí viene gran parte de mi facilidad y disfrute para fabricar cosas”, expresó el joven ingeniero.

Actualmente, Oscar disfruta de las actividades al aire libre, conocer la naturaleza, playas, ríos, montañas y acampar.

Lithgow cuenta que en su adolescencia vio un documental sobre el telescopio espacial Hubble y esa misma noche empezó a observar el cielo con más frecuencia y a aprenderse las Constelaciones con ayuda de mapas de estrellas, deseaba que su regalo de navidad de ese año fuera un telescopio.

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Oscar quería ver con sus propios ojos todas las maravillas del Universo que había observado en el documental, sin saber que eso no era posible con la simple observación visual, ya que las imágenes coloridas que solemos ver en producciones audio visuales son logradas a través de la astrofotografía de larga exposición y procesamiento de imágenes.

Con el tiempo y gracias a casi un año de ahorros el joven Lithgow Espaillat, logró comprarse su primer telescopio, un Orión refractor de 60 milímetros, que consiguió en una tienda local. Este instrumento no llenó las expectativas de Oscar, quien quedó decepcionado de lo que logró observar con el Orión, pero luego aprendió que así era como se observaban las imágenes astronómicas con herramientas como esa y así empezó su deseo por tener un telescopio de mayor capacidad.

Al joven ingeniero le impresionó ver los telescopios que algunos aficionados de otros países logran construir, ya sea por sus características o sus dimensiones. En el proceso de investigación de su proyecto, Oscar observó la fabricación de telescopios donde usaban materiales y tecnología que solo en los talleres más avanzados de República Dominicana se pudiese lograr y a un costo enorme. “He visto telescopios fabricados totalmente con partes de aluminio, trabajados en máquinas de Control Numérico Computarizado (CNC), soldaduras de procesos especiales y partes de fibra de carbono, usando máquinas costosísimas, que tienen en el garaje de su casa”, expresó Lithgow.

Hay toda una comunidad internacional dedicada a la fabricación de telescopios y montones de foros y artículos, donde cada fabricante muestra sus procesos de fabricación y como diseñarlos. También hay libros e inclusos videos donde muestran el proceso de fabricación.

Luego de investigar cómo se fabricaban y como conseguir los componentes principales necesarios, el joven dominicano se dio cuenta que con los conocimientos en mecánica y fabricación que ya tenía, se sentía con la confianza y la capacidad para emprender con la fabricación de uno. Así que decidió fabricarlo él mismo, además, el costo de comprar un telescopio de gran tamaño fuera del país estaba muy por encima de lo que podía costear en el momento.

“El primer telescopio que hice en el año 2017, fue de 17.5 pulgadas de apertura y mil 975 milímetros de distancia focal, el cual era el más grande del país en ese momento y fue el que me dio a conocer dentro de la comunidad astronómica del país. Logré venderlo y eso me sirvió de motivación para seguir fabricando más telescopios”, narró Oscar.

Los telescopios se clasifican de varias maneras: por su óptica y por su montura o estructura.

Por su óptica, que es la parte que se usa para colectar la luz, se clasifican en refractores (de lentes) o reflectores (de espejos). Estos a su vez se clasifican en otros tipos.

“Los telescopios que yo me he dedicado a fabricar son llamado telescopios dobsonianos, que son telescopios reflectores con diseño de óptica newtoniana (que usan un espejo primario para colectar la luz y un espejo secundario) de montura altazimual bien compacta (se mueven en solo 2 ejes, horizontal y vertical) y en mi caso con una estructura seccionada por tubos interconectados. Internacionalmente se les conocen como Truss tube dobsonian”, explicó Lithgow.

Oscar decidió fabricar este tipo de telescopio porque son los que ofrecen mayor capacidad a un menor precio, el peso y el ahorro de espacio. También por lo general son más cómodos y fáciles de utilizar que los otros tipos telescopios tradicionales.

La característica principal de estos telescopios es que son de base muy compacta y liviana para su tamaño y tienen la ventaja que se pueden desarmar y dividir en componentes individuales para reducir el espacio de almacenamiento y facilitar el transporte. Esto sin necesidad de ningún tipo de herramientas.

El telescopio Márohu se divide en las siguientes partes:

-La jaula del espejo secundario y el enfocado

-La caja del espejo primario.

-Los tubos de interconexión.

-La base altazimutal.

“Márohu, el telescopio más grande del Caribe, ópticamente funciona tomando la luz que refleja en toda la superficie del espejo primario de 635 milímetros de diámetro, luego toda esa luz es concentrada a un punto focal que queda a 3 mil 175 milímetros del espejo primario, esos rayos de luz a su vez son redirigidos a 90 grados por un espejo secundario hacia una parte que se llama Enfocado o Porta ocular, en donde uno coloca un set de lentes para poder proyectar y amplificar la imagen tanto en tamaño como en brillo y así poder observar o bien se coloca una cámara para poder tomar fotografías de la imagen amplificada”, explicó el ingeniero dominicano.

Oscar encontró el espejo en venta en los clasificados de un foro de Astronomía en abril del 2020, el vendedor le contó que ese espejo había sido usado por el Jet Propulsion Laboratory (JPL), de la Agencia Espacial Estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés), cuando en el año 2004 realizaron unos experimentos de telecomunicación por láser, con la sonda espacial Messenger que iba camino al planeta Mercurio. “Me imaginé el gran potencial que tenía este espejo, ya no era solo el tamaño, así que tomé el riesgo de hacer la inversión y la gestión para traerlo. Desde que yo conseguí el espejo primario visualicé en mi mente como iba a ser el telescopio”, comentó Oscar.

El telescopio está montado sobre una base que le permite moverse en dos ejes y así apuntar a cualquier objeto celeste, el eje vertical o movimiento de altitud y el horizontal o movimiento azimutal, que serían las unidades de coordenadas.

Esta base se puede mover de forma manual empujándola hacia la dirección deseada o de forma remota, mediante un mecanismo de motorización que Oscar instaló y con un sistema automático de búsqueda y seguimiento de objetos celestes que se maneja a través de celulares u otros dispositivos, usando aplicaciones como Stellarium o SkySafary.

Después de un proceso de alineación con las estrellas, estos sistemas te permiten elegir cualquier objeto celeste de unos catálogos y solicitarle que apunte hacia el objeto y Márohu automáticamente se moverá hacia ese objeto.

“En cuanto a la capacidad óptica de este telescopio puede alcanzar magnitudes, en la que amplifica la imagen más de mil veces sin problemas y sin perder mucha calidad, una resolución límite de hasta 0.18 arco segundos, también puede resolver estrellas hasta de magnitud 15.8, eso lo comprobamos con la primera noche de prueba, ya que se pudo observar directamente la estrella central de la nebulosa planetaria M57.” Explicó Oscar.

Este telescopio se pensó más para uso visual, observando directamente por el lente ocular que se le coloque, pero también es posible, por ejemplo, montar un celular encima del ocular y así ver la imagen desde la pantalla, siempre y cuando sean objetos brillantes como la Luna, los planetas y estrellas. También se pueden colocar cámaras especiales para astrofotografía las cuales mandarían la imagen a una computadora.

Por la gran capacidad que tiene, se podría hacer astrofotografía de objetos lejanos y de los planetas con gran resolución, de esta manera por ejemplo, se podrían descubrir algún fenómeno en otra galaxia como una supernova o tal vez se logre detectar el impacto de un asteroide en Júpiter o en la Luna, si se tiene la suerte y se usa en el momento justo.

Casi todo lo que Lithgow sabía, lo había aprendido con los telescopios que había fabricado anteriormente, en esta ocasión tuvo que aprender a trabajar con las dimensiones mucho mayores y a sobrepasar algunas dificultades.

Lo más difícil de la fabricación fue el poder lidiar con las dimensiones del telescopio, ya que su gran tamaño le dificultaba todo, desde el ensamblaje de las cajas hasta el traslado de las partes de un lugar a otro. Casi no tenía espacio para trabajar y tuvo que modificar el área de trabajo y hacer unas mesas más grandes en hierro.

“La mayor limitante durante todo este proceso y lo que más frustración me dio, fue la adquisición de los materiales locales, especialmente el playwood, ya que debido a la escasez de suministro de materiales y al alza de los precios tras la pandemia, dificultaron muchísimo el avance del proyecto y me forzaron incluso a rediseñar algunas de las partes y modificar la técnica de fabricación haciéndolo aún más complicado, pero al final pude sobrepasar esa dificultad”, narró Oscar.

Los materiales para construir el telescopio Márohu, fueron adquiridos en diferentes locales comerciales del país. Por ejemplo, el playwood, el fibropanel de madera (MDF), los materiales en aluminio, materiales de laminado, materiales de pintura, acabado, pegamentos y parte de la tornillería fueron adquiridos localmente en diferentes ferreterías y tiendas especializadas.

Otras partes, como los tubos de fibra de carbono, todos los componentes electrónicos, sistema de motorización, materiales especiales como el teflón para el deslizamiento de los ejes y algunas tornillerías especiales, fueron adquiridos fuera del país.  Algunas piezas pequeñas fueron impresas en 3D localmente.

“Las piezas se van desgastando con el tiempo y el uso, pero lo hice para que fuera lo más duradero posible. Después de eso es solo limpieza de las ópticas cuando lo amerite”, explica Oscar.

Márohu es comparado en dimensiones y características con los telescopios Obsession de 25 pulgadas. El diseño era originalmente para otro telescopio grande de 20 pulgadas que Oscar pretende fabricar, simplemente lo escaló para 25 pulgadas. El tiempo de fabricación fue de seis meses, iniciando en octubre del 2021 y finalizando en abril de este año 2022.

“Yo diseño intentando mantener el peso y las dimensiones lo más reducido posible sin comprometer la rigidez ni la estabilidad de la estructura, ya después de eso intento hacer algunas de las piezas lo más estéticas posible, por ejemplo, los arcos de altitud y algunos separadores, nada que comprometa la funcionalidad. También puedo jugar con los colores y con la elección de algunos materiales, para que se vea un poco diferente o llamativo. En el caso del telescopio Márohu, los colores fueron sugeridos por Manuel Grullón. Si hubiese sido por mí, lo hubiera pintado color negro, pero creo que esos colores iban mejor con el nombre Taino que le dieron”, comentó Lithgow.

Oscar expresó su admiración por personalidades de la comunidad astronómica local, como el señor Eric Ramos quien tiene un amplio conocimiento sobre la óptica de telescopios a un nivel profesional y es un experto en colimación y mantenimiento de telescopios. El ingeniero explicó que gracias a Eric llegó a aclarar algunas dudas que tenía sobre óptica y también tuvo la dicha de que este experto colimara el reciente fabricado telescopio Márohu, en su primera noche de pruebas.

Lithgow también expresó admiración por el divulgador astronómico Manuel Grullón,  por su gran dedicación y carisma para comunicar sobre ciencia y astronomía a nivel nacional y por dedicarse a la divulgación científica haciendo muchísimas actividades gratuitas en escuelas y otras instituciones educativas, además Oscar resaltó a otros miembros de La Sociedad Astronómica Dominicana (ASTRODOM), a quienes ha llegado a conocer y tienen la misma dedicación que Manuel, algo que para el joven ingeniero  es muy importante y necesario en beneficio del mejoramiento del nivel educativo de nuestro país.

Oscar aprovechó para agradecerle a sus amigos Carlos, Horacio y Jairo, quienes le ayudaron en el proyecto.

Como fabricante me gustaría que muchas personas se puedan deleitar mirando a través de Márohu, que en algún momento se pueda usar para hacer estudios científicos de objetos celestes y quizás lograr descubrir algún fenómeno nuevo, ya eso sería como sacarse la lotería, expresó Oscar.

Sobre el astroturismo Oscar expresó que aparte de ser una oportunidad para atraer más turistas a nuestro país, también se lograría concientizar a las personas y a nuestros líderes políticos sobre la importancia de preservar la oscuridad de nuestros cielos nocturno reduciendo la iluminación innecesaria por ejemplo, en carreteras y lugares que no estén poblados, ya que aparte de afectar directamente la calidad de los cielos nocturnos, también son un gasto innecesario de energía e incluso afecta la fauna que necesita de la oscuridad de la noche.

“La pasión es el mayor impulso que una persona puede tener para hacer algo. Cuando se tiene pasión se pueden lograr muchas cosas. Y cualquier proyecto que quieran hacer incluso en su tiempo libre y que entiendan que puede tener un impacto positivo, háganlo. No piensen si van a poder conseguir dinero o hacerse rico con eso, no. Si es algo que logra causar un impacto positivo, ya sea en su comunidad, en su país o incluso en el mundo, hágalo. Tal vez eso ponga su nombre en alto. Lo más valioso es el reconocimiento. La mayoría de grandes científicos y descubridores no murieron siendo ricos ni millonarios, pero aun así los seguiremos mencionando y reconociendo por toda la historia.

Muchos millonarios hoy en día pagarían todo lo que tienen para que los mencionen y los recuerden de manera positiva y así trascender las barreras generacionales, pero eso es algo no se compra con dinero.” Concluyó el ingeniero dominicano Oscar Lithgow, fabricante de Márohu, el telescopio más grande del Caribe.

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