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23 de abril 2024
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

Vanidad toca su fin: Coronavirus pone capitalismo al desnudo

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Leges mutandae sunt: Las leyes deben cambiar

Cuando la edad del autor oscilaba entre los seis y los siete años, varios meses después del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, se vivía el ambiente de guerra fría al rojo vivo. Eran los días finales de 1961 y los primeros de 1962, días en que la Revolución Cubana fue declarada socialista, a lo cual contribuyo ese ambiente de guerra fría que ya tenía poco más de una década.  En aquel entonces se divulgaba la idea de que en Cuba había un régimen comunista, los adversarios y enemigos de ese régimen no le llamaban socialista si no comunista, y divulgaban entre las masas ignaras la campana mediática de que en el comunismo no había padre para hijo, ni hijo para padre,  ni hermano para hermano.

Fíjese que se decía que en el comunismo no había hijo para padre. La realidad es que el capitalismo desde que se catapulto con el invento la máquina de vapor y desarrollo la industria separo a los miembros de la familia, separación que se agravo con el sistema de escuelas públicas con el avance de la Revolución Industrial. Fue el capitalismo el que separo a los miembros de la familia, al salir a trabajar el padre y separarse de la esposa que se quedaba en la casa o iba a otro centro de trabajo y los hijos se separaban de él y a veces hasta de la madre. Hoy día en el capitalismo muchos padres violan a sus hijas.

Esta sociedad es capitalista, la formación social dominicana está dominada por el modo de producción capitalista, bajo la hegemonía del capital financiero que lo controla todo, desde que la deuda fue negociada hace 36 anos. Además de ser una sociedad capitalista, es   el capitalismo que tenemos es de una modalidad que ha sido denominada de capitalismo salvaje, porque el capital financiero impone el modelo neoliberal que vive yugulando a los trabajadores, macerándolos, esquilmando a estos como fuente creadora de riquezas con su fuerza de trabajo y al mismo tiempo timando a estos porque la riqueza que posee el capital no le ha caído del cielo. En fin, la nuestra como lo es la norteamericana y la de cualquier país latinoamericano, asiático o europeo, es una sociedad henchida de grandes iniquidades. Nada puede ser más indignante.

La hegemonía del capital financiero que hoy existe en que casi todo el mundo, la cual ha existido por varias décadas, desde que fue inducida con las medidas impuestas por el FMI al negociar muchos países sus deudas, ha puesto al mundo patas arriba (como le puso de nombre a su obra Galeano). Es un desorden, una entropía social, lo que ha generado la hegemonía del capital financiero al especular con el negocio del dinero, ya que este es un medio de cambio y mide valor, pero no satisface ninguna necesidad importante.

Al producirse las negociaciones con el FMI la economía dominicana quedo desregulada (sin controles de precios y sin el control del cambio de la moneda extranjera por parte del Estado), como sucedió en otros países.

A esto hay que agregar la apertura a las importaciones y en vasta escala a la inversión extranjera. Así se impuso la hegemonía del capital financiero, la pérdida de control por parte del Estado en el cambio de la moneda extranjera y la incapacidad de este ultimo de proteger la industria local, ambas condiciones creadas con la reforma política impuesta por el FMI al negociarse la deuda, propiciaron la ficción creada de la supremacía del rol del dinero.

Carlos Marx cita en su obra Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850,  cuando subió al solio de gobierno Luis Felipe (Duque de Orleans), cuando el banquero liberal Laffite le acompañó en viaje de regreso al Hotel de Ville, el primero dijo al segundo a partir de ahora dominaran los banqueros. La que domino bajo Luis Felipe en Francia a partir de 1930 fue la burguesía financiera, esa fue la fracción hegemónica de la clase  burguesa, la que tuvo el control del poder político.

La que es la fracción hegemónica de la clase burguesa en la República Dominicana desde el gobierno  de Jorge Blanco hasta el momento actual, como clase social dominante que es esta última, dicha fracción es la que tiene el control del poder político y pone las reglas de juego en la economía. Esto se da sin que la burocracia gubernamental ponga controles de precios, ni le ponga estricta medidas para importar y ni recorte la inversión extranjera, más bien a que  deje a los empresarios actuar libremente.

Así las cosas, se produce el caos en la economía y con ello viene el deterioro en el nivel de vida de los trabajadores. Se aprobó a principios de los años 90 un código de trabajo que recorto más  la libertad sindical, la cual era precaria en el anterior, prácticamente dejo a los trabajadores sin derecho a la protesta para reclamar derechos a aumentos de salarios mientras los precios de los productos que consumen suben.

Los salarios de prácticamente la casi totalidad de los trabajadores de las empresas, que son en su mayoría de servicios, porque muchas empresas industriales han desaparecido ya que son asfixiadas con los acuerdos de libre comercio y muchos industriales terminan convirtiéndose en importadores, no suben.

Algunos industriales, como si se tratara de una lumpen burguesía pierden la vocación de industriales y se convierten en comerciantes, o bien, invierten  sus ganancias en empresas de servicios o depositan su dinero en paraísos  fiscales, mientras los trabajadores viven en la inopia y en la indigencia.

Lo peor del caso es que las reglas de juego establecidas se crean un capitalismo flexible para el inversionista, ya que en el caso de muchas empresas (sobre todo empresas de servicios) no se sabe quiénes son los dueños, de esa manera el trabajador no sabe quién es su empleador o quiénes son sus empleadores o su explotador (es). Las AFP y las ARS son un vulgar negocio que lo que busca es estafar a los trabajadores, creado por  el capital financiero y bajo la hegemonía de este a nivel mundial y local.

La corrupción generada, en los gobiernos del PLD sobre todo, pero también en otros, ha propiciado que muchos funcionarios gubernamentales y congresistas se hayan enriquecido, donde no hay un único dueño.  Esta situación ha provocado la pérdida de derecho de los trabajadores, en consecuencia el deterioro de su nivel de vida o el derecho a vivir con un trabajo digno.

Un interesante artículo o reportaje, por la magnitud de la noticia, publicado en el Listín Diario de este 8 de abril por Martin Adames, sale a relucir a  que raíz de la crisis generada por el coronavirus un total de 39,547 empresarios  de igual número de empresas, a través de 63,502 solicitudes al Ministerio de Trabajo, han pedido la aprobación de suspensiones de 686,547 trabajadores.

El ministro de trabajo, Winston Santos, dijo que un total de 604,913 aplican para recibir el subsidio del Fondo de Asistencia Solidaria, con el cual se le pagaría el 70 % de su salario durante dos meses a los que ganan entre 5,000 y 8,500.

La situación que ha creado el coronavirus es grave, desde la lógica de la reproducción del capital se justifican las cancelaciones, porque el mundo está paralizado y República Dominicana no es excepción, pero los trabajadores no se van a quedar de brazos cruzados, los despedidos no van a soportar porque su situación va a empeorar  y la pandemia del virus lo que está haciendo es poniendo al completo desnudo al capitalismo, pero sobre todo la hegemonía bajo este del capital financiero.

Que lo sepa el PLD, a su vez que lo sepan el PRM, PRD, PRSC, FP, Alpais y todas las entelequias de partidos pequenos que mas  que partidos parecen negocios, una vez que la crisis del coronavirus se aplaque la situación social de injusticia en que las grandes empresas del sector financiero -sobre todo- han sometido al país y al mundo no la podrá sostener nadie. Imagine que con la injusticia tan grande (antes había injusticia pero no tanta) que hemos tenido por 36 años de modelo neoliberal, con  casi 700,000 desempleados provocado como consecuencia de ese virus, nadie podrá aguantar eso. Es el fin del reino del capital financiero, los bancos deben ser estatales, deben expropiarse los depósitos de los paraísos fiscales, desaparición de AFP y ARS privadas y un nuevo código de trabajo, ruptura de algunos de los acuerdos de libre comercio y derechos para las mujeres en paridad con el hombre  en lo que debe haber diferencia por género y  derechos especiales por su condición de gestora de vida humana.

Lo que ocurrió en la Plaza  de la Bandera, con los jóvenes y las mujeres, es la punta de un Iceberg. El Reino del capital financiero tiene que tocar el fin o si no vamos a seguir teniendo el caos. No hablo del socialismo, porque todavía la conciencia social tiene que sacudirse mucho, para llegar el socialismo. Ahora bien, en un futuro no muy lejano el mundo será socialista o el planeta colapsa porque el capitalismo lo haría colapsar. Los trabajadores asalariados, los chiriperos, los artesanos, las capas medias (sobre todo la intelectualidad), las mujeres y los jóvenes cambiaran al mundo.

Por Francisco Rafael Guzman F.

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