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19 de abril 2024
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OpiniónElías Ruiz MatukElías Ruiz Matuk

Una campaña de dominicanidad, una trampa

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He estado observando con mucha preocupación, desde hace varios meses, una campaña sobre la defensa de nuestra dominicanidad, basada en unos fantasmas que asustan verdaderamente.

Se está infundiendo un miedo y un terror a la supuesta invasión de haitianos en la República Dominicana y que éstos tienen la alegada intención de adueñarse de nuestro territorio y que para ello estarían obedeciendo a un “plan estratégico” de “ocupación pacífica” y que, ante los argumentos esgrimidos, esto raya en lo ridículo.

Pero se insiste a través de los medios de comunicación, las redes sociales, que ya tienen una incidencia veloz y terrible ante la opinión pública, causando reacciones violentas en algunas comunidades dentro de nuestro territorio, como muy posiblemente, es la intención de quienes auspician esta campaña de “dominicanidad”.

Resulta que estos “Voices” (audios)  “Memes” (caricaturas), videos y fotografías que llaman la atención de esta “invasión de los haitianos” que está  a la vuelta de la esquina y que para ello hay miembros de la comunidad haitiana que estarían preparándose con armas de alto calibre machetes  y filosos cuchillos para en un abrir y cerrar de ojos adueñarse de la República Dominicana.

Pecan de ignorantes los que así lo auspician y difunden estos mensajes y perdonen la inmodestia, puesto que hay que conocer la historia de la República Dominicana, desde su nacimiento como nación,  para comprender algunos intríngulis.

Hay dos sectores radicales en el país, que como usted puede comprender, la radicalización de las ideas, a veces, llegan a la irracionalidad, unos defendiendo a los inmigrantes y otro repudiándolos.

Si usted observa el comportamiento de los dominicanos desde el nacimiento de nuestra nación se dará cuenta que, primero, a pesar de vivir en una misma isla, en Haití y República Dominicana viven dos culturas totalmente diferentes, aunque durante 22 años, durante la llamada invasión haitiana, adquirimos varias características culturales de éstos y viceversa, pero aun así  tanto los criollos como los extranjeros permanecieron con sus comportamientos inherentes a sus respectivos territorios. (El Merengue aquí, el Gagá allá).

Cuando ocurre la Independencia Nacional, fueron muchos los haitianos que se quedaron en nuestro territorio y para darse cuenta, usted no tiene que ir a la NASA, solo tiene que ver los apellidos de muchos dominicanos, los cuales tienen origen francés y que formaron parte de nuestras tropas independentistas, tanto en la Primera República, como en la Restauración dominicana en  1863.

Frank Moya Pons en una de sus más recientes obras, asegura que algunos 2,000 fueron los haitianos que, finalmente, se marcharon en el año 1844.

Ahora bien, veamos las actividades que se están desarrollando dentro de la referida campaña de la que les hago referencia.

Por ejemplo, un grupo de extranjeros, de nacionalidad haitiana, escenificaron bailes y ritos autóctonos de su tierra como el Gagá, frente a la Puerta del Conde y la Misericordia a finales del año recién pasado.  Esto causó una andanada de críticas de los radicales defensores de la dominicanidad.

Recientemente un grupo, también de haitianos, izaron una bandera de su país en un busto de Juan Pablo Duarte, en la comunidad de Villa Tapia, provincia Hermanas Mirabal, antes la provincia Salcedo.

¿Casualidad? No. Esta es la verdadera estrategia. Los dominicanos reaccionamos indignados, algunos puede ser que actuemos hasta con violencia. Porque una cosa se sabe, sí señor, que una de las cosas que más nos duele a los dominicanos es nuestra nacionalidad y, aunque muchos de nosotros obviemos y no respetemos, nuestros símbolos patrios.

La estrategia consiste en causar esa indignación en los dominicanos y que éstos actúen en contra de los extranjeros haitianos de manera irracional, para entonces, presentar la imagen a los organismos internacionales que trabajan con los derechos humanos, como los más xenófobos del Caribe.  Hay que decir, que en esta estrategia hay malos dominicanos que trabajan para los organismos nacionales y extranjeros y que rinden informes negativos para “ganar puntos”.

Si estos  “ganan puntos” los organismos internacionales como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), la OEA, la USAID, Comunidad Europea, les pueden seguir erogando “donaciones” para su subsistencia.  Conozco personas que el único trabajo que le he conocido es trabajar para los “Derechos Humanos”.

Si usted duda de esta estrategia, pregúntese a qué y porqué vienen en mayo próximo representantes de la CIDH  a sesionar a la República Dominicana, sobre todo cuando en julio del año pasado emitieron un informe desfavorable totalmente contra el país, acusándonos de todo tipo de cosas.

El canciller de la República, Miguel Vargas Maldonado, dijo que la colocación de la República Dominicana en una “lista negra” fue un “error” del organismo, pero éste luego reafirmó su calificación negativa.  Entonces, ¿Qué nos espera?

No hagamos coro a esta campaña de supuesta defensa a nuestra dominicanidad. Es una trampa.

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