El pasado domingo la Fundación Damas de Negro y otras organizaciones caminaron hacia el Congreso en el Centro de los Héroes para insistir en un grito que debemos oírlo.
Han aspirado a que el Estado les preste atención a las personas autistas. Entre ellas hay niños y adultos. Pero, sobre todo, hay familias compuestas por seres regulares y otros especiales.
Y, además, por lo regular, esta estructura familiar padece de la ausencia de los padres, que con frecuencia dejan a las madres enfrentando esta compleja y difícil situación.
Es un verdadero drama que requiere de la sensibilidad de la clase política para generar acciones que protejan a estas familias. Debemos oír este llamado. Y no seamos indiferentes.