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24 de abril 2024
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OpiniónVladimir ZaemskyVladimir Zaemsky

Un año de serios retos para la comunidad internacional

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Con motivo de la celebración en Rusia del Día del Diplomático

El artículo ofrecido al Lector contiene análisis de lo hecho por la diplomacia rusa durante el año transcurrido desde el anterior Día del Diplomático, efemérides que se celebra anualmente en Rusia el 10 de febrero.

Ha sido un año complicado para la política mundial y las relaciones internacionales. Se mantenían fuertes discrepancias entre Estados y grupos de Estados en asuntos esenciales relativos al modelo del mundo actual y futuro.

Se intensificó la colisión de dos tendencias: aspiración a lograr que se forme un mundo multipolar, por un lado, y acciones de cierto grupo de países que pretendían revertir los procesos de creación de un orden mundial policéntrico con tal de mantener su liderazgo en el escenario global a toda costa.

La línea persistente de “exportar” valores a otros países sin tomar en cuenta las diferencias socioculturales e históricas, traía consigo mayor sufrimiento de la gente en regiones enteras donde la gobernabilidad estatal y las bases de constitucionalidad quedaban socavadas por injerencias externas y el apoyo a los grupos extremistas que representaban círculos radicales más recalcitrantes.

La amenaza real del terrorismo internacional que se extendía en la zona de inestabilidad desde regiones del Norte de África hasta las fronteras sureñas de Asia iba adquiriendo un carácter sistémico. Por el empeño de un grupo reducido de países que buscaban perpetuar su posición de “tutor global” la comunidad mundial pagó un precio muy alto.

Los acontecimientos de 2016 pusieron de manifiesto ante la mayoría aplastante de los Estados que las quimeras de la hegemonía unipolar son inviables y que los enfoques unipolares son destructivos. A la vez, se buscó una agenda internacional positiva y eficiente que se centrara en la cooperación mutuamente beneficiosa y equitativa.

En estas circunstancias, Rusia y sus partidarios actuaron de manera activa para evitar la degradación de las relaciones internacionales que pudiera conducir al caos y a una confrontación de gran escala. Nuestro país ha procurado fomentar mayor estabilidad internacional y regional, así como contribuir a la gobernabilidad a escala global, fortaleciendo su papel de garante en cuestiones de paz y desarrollo sostenido. Rusia ha reiterado su posición de centro indispensable para apoyar a quienes se apegan al derecho internacional y apuestan por elaborar actitudes colectivas justas y transparentes, así como para generar soluciones eficaces a los asuntos candentes de actualidad.

La diplomacia rusa basó su labor en el Concepto de la Política Exterior de Rusia. Su versión renovada fue aprobada el pasado 30 de noviembre. En dicho documento se hace hincapié en intensificar la lucha contra el terrorismo y fomentar la creación de una alianza universal dispuesta a erradicar este mal conforme a los principios fundamentales de la Carta de la ONU. De igual manera, se atribuye gran importancia a fortalecer el multilateralismo y el mundo policéntrico, contribuir a las actividades del BRICS, el “Grupo-20”, la Organización de Cooperación de Shangai, la Unión Económica Euroasiática (con miras a desarrollar su cooperación profunda con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático en aras de formar un amplio espacio euroasiático en lo económico). Al mismo tiempo, el Concepto refrenda los principios fundamentales de política soberana, que han demostrado su eficacia, tales como el pragmatismo, la independencia, la apertura, la diversidad, la disposición de cultivar una cooperación mutuamente beneficiosa, así como la promoción progresiva de los intereses nacionales, evitando la confrontación.

Los esfuerzos primordiales de Rusia se enfocaban en combatir grupos terroristas que habían invadido la región de Oriente Medio. El asesinato del Embajador de Rusia en Turquía Andrey Karlov tras un vil atentado terrorista refleja la gravedad de este reto sin parangón que representa el terrorismo internacional con su macabra ideología y acciones inhumanas. La lucha contra este mal podrá ser eficaz sólo si se realiza sobre la base colectiva, justa y jurídicamente clara, con pleno respeto al papel central de la ONU y su Consejo de Seguridad. Tal iniciativa fue propuesta por el Presidente de Rusia Vladimir Putin en el marco de su discurso en el 70° período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en 2015. Lamentablemente, ello no ha sido logrado todavía.

En el actual contexto y atendiendo a la solicitud del Gobierno legítimo de Bashar Al-Assad, en estricta concordancia con el derecho internacional y la Carta de la ONU, las Fuerzas Aéreas y Espaciales de Rusia a través de su accionar coherente, bien escrupuloso y eficiente lograron revertir el curso ambiguo de la lucha antiterrorista en Siria, impidiendo que las banderas negras del “Estado Islámico” y “Frente an-Nusra” ondearan en Damasco. Se propició un refuerzo real a los esfuerzos dirigidos hacia un arreglo pacífico en este país. Entre otros logros alcanzados se encuentra la liberación de la ciudad de Alepo, que había permanecido por cuatro años bajo el mando de los matones «cortacabezas» y cuya población civil fue víctima de trato inhumano, torturas, innumerables atrocidades y crímenes de lesa humanidad. Tales acciones de los mercenarios cobraron miles de vidas inocentes. Además, la labor de los funcionarios militares rusos adscritos al Centro de reconciliación, contribuyó a que se haya logrado el compromiso de establecer el cese al fuego por parte de casi un millar de poblaciones y un centenar de grupos armados, que firmaron los documentos correspondientes o declararon su intención de hacerlo.

A la par con la operación antiterrorista continuaron los esfuerzos en busca de fomentar la solución pacífica y duradera a través de un proceso político y diplomático, por medio de un diálogo incluyente entre los propios sirios, sin condiciones previas, y sobre la base de la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU y los acuerdos logrados en el marco del Grupo Internacional del Apoyo a Siria donde co-presiden Rusia y EEUU. Cuando el Gobierno estadounidense de Barack Obama falló en cumplir sus compromisos de asegurar el deslinde entre los terroristas y los llamados “opositores moderados”, la tarea de poner fin al conflicto bélico y activar el proceso de negociaciones sobre la paz en Siria la asumieron Rusia, Irán y Turquía. Fueron importantes los contactos permanentes entre Rusia y Arabia Saudita, Egipto, Qatar, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y otros países de la región. Este trabajo minucioso permitió crear las condiciones propicias para celebrar en la capital de Kazajstán una ronda de negociaciones entre representantes del Gobierno de Siria y los de la oposición, incluyendo a los más importantes líderes de grupos armados con gran influencia in situ.

Uno de los factores peligrosos, que se proyectan directamente a la seguridad y los intereses de Rusia, es la situación en Ucrania, país hermano que sufrió el golpe de estado en 2014 y fue sumergido en una crisis interna muy grave. Provocaciones bélicas, cuya responsabilidad, según los reportes de la Misión Especial de Monitoreo de la OSCE, recae al Gobierno del Presidente Poroshenko y la línea destructiva que enrumban las autoridades ucranianas, saboteando el proceso de negociaciones, impide lograr avances positivos en la implementación práctica del Conjunto de medidas previstas en los acuerdos de Minsk del 12 de febrero de 2015. Nos toca seguir insistiendo en que dicho documento funge como el marco jurídico sin alternativas para solucionar la crisis interna ucraniana.

Rusia emprendió esfuerzos para consolidar el BRICS con el fin de reforzar la seguridad global y regional, profundizar la coordinación política y los lazos económicos y humanitarios entre los participantes del grupo, así como diversificar la asociación estratégica de los cinco países. En este contexto, el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS y el Pool de las reservas de divisas del BRICS, con un capital conjunto de 200 billones de dólares, reforzaron sus posiciones en el sistema financiero mundial y contribuyen a la modernización de la estructura del mismo. En 2016 el Banco comenzó a financiar los primeros siete proyectos.

Rusia participó activamente en el “Grupo de los Veinte” (G-20) que se enfoca en crear condiciones para una pronta recuperación del crecimiento económico global.

Las relaciones de confianza mutua e interacción estratégica entre Rusia y China alcanzaron niveles sin precedentes, convirtiéndose en uno de los factores clave en la política mundial y en componente básico de la estabilidad global y regional. Ello fue facilitado por un alto grado de comprensión y confianza recíproca en el marco del diálogo ruso-chino de alto y el más alto nivel.

Con fines de garantizar las condiciones para acelerar el desarrollo social y económico de Siberia Oriental y Oriente Lejano en Rusia se intensificaron los esfuerzos por profundizar la cooperación multifacética con los países de la región de Asia y el Pacífico. El Foro Económico de Oriente, cuya segunda reunión se celebró en septiembre pasado en Vladivostok, se reafirmó como una importante plataforma para promocionar el potencial de inversión de nuestro país y realizar el desarrollo de las relaciones con la región de Asia y el Pacífico.

El diálogo con los Estados Unidos se vio ensombrecido por la política agresiva de la Casa Blanca dirigida a una “contención sistémica” de Rusia, en el marco de la cual se incrementó la presión sancionaria y se desplegaron los componentes misilísticos del sistema estadounidense de defensa global. Aumentaron las provocaciones militares en las fronteras occidentales y meridionales de Rusia. El alto grado de rusofobia alimentó la campaña mediática orquestada para acusar sin fundamento alguno a Rusia de interferir en las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Continuaron los ataques cínicos sin parangón a los atletas paralímpicos y otros deportistas rusos.

Ante estas acciones propusimos a la parte estadounidense normalizar el diálogo sobre la base de la igualdad y respeto mutuo de los intereses de los dos Estados, atrayendo su atención a la necesidad de abordar conjuntamente problemas de larga data que entorpecen las relaciones bilaterales: secuestros de ciudadanos rusos en terceros países por agentes de inteligencia estadounidense, violaciones de los derechos de los niños rusos adoptados por familias norteamericanas, etc. Al mismo tiempo, esperamos que con el nuevo Gobierno de EEUU se mejoren las relaciones bilaterales. La Parte Rusa está dispuesta a lograrlo.

Moscú participó de una manera activa en la normalización del conflicto en la región de Nagorny Karabaj, abriendo condiciones para el cese de los combates que se desataron en abril de 2016. Se dio pie a la celebración de negociaciones con participación de los Cancilleres del Grupo de Minsk de la OSCE. Rusia está convencida que el conflicto puede ser resuelto únicamente a través del diálogo político, y no con la fuerza militar.

Rusia hizo contribución significativa a la consecución de los acuerdos de la OPEP y otros países productores de petróleo para reducir, en el primer semestre de 2017, el volumen de petróleo producido. Esta medida está destinada a estabilizar a largo plazo el mercado mundial de petróleo, lo que aumenta el atractivo de inversión y la previsibilidad del desarrollo sucesivo de la industria. Al mismo tiempo, dentro del Foro de Países Exportadores de Gas abogamos por el funcionamiento estable de los mercados del gas y por aumentar la parte del gas natural en el balance energético mundial.

Prestamos una especial atención al desarrollo de relaciones multifacéticas con los países de América Latina y el Caribe que mostraron su integridad al no apoyar las medidas coercitivas antirrusas. Como parte de estos esfuerzos se desarrollaba un intenso diálogo de alto nivel en la palestra internacional e intercambio activo de delegaciones. Las relaciones de Rusia con los países de América Latina están exentas de motivos coyunturales, son de largo plazo, se basan en la amistad, el respeto mutuo y una coincidencia de intereses.

Considerando los procesos de integración en América Latina y el Caribe como una condición importante para mejorar el perfil de la región en los asuntos internacionales, trabajamos constantemente para consolidar la cooperación con los organismos multilaterales de América Latina. Fue así que en la reunión del Canciller de Rusia Sergey Lavrov con sus colegas del “cuarteto” de la CELAC, en Sochi en noviembre 2016, según fue acordado con la Presidencia Pro Témpore de la República Dominicana, se pudo trazar las áreas específicas de relacionamiento mutuamente ventajoso con esta agrupación regional.

El año transcurrido fue marcado por el constante desarrollo de la cooperación entre Rusia y la República Dominicana, favorecida por el carácter amistoso de nuestras relaciones y el mutuo interés de seguir consolidando los vínculos bilaterales en muchas esferas. Un nuevo ímpetu importante fue dado al diálogo político ruso-dominicano por las negociaciones que los cancilleres de ambos países sostuvieron en Sochi con vistas a fomentar la implementación de futuros proyectos en una gama cada vez más amplia de colaboración. Es importante recalcar que la interacción entre Rusia y Venezuela beneficia no solamente a sendos Estados, sino también y muy concretamente a los dos pueblos.

Se ha venido desarrollando una coordinación eficaz entre las Cancillerías de Rusia y la República Dominicana en el quehacer de la ONU en busca de un fortalecimiento del mundo multipolar, el respeto profundo de la Carta de la ONU y el derecho internacional, incluyendo los principios de soberanía, la igualdad y la autodeterminación de los pueblos. Vale destacar que nuestras naciones rechazan la práctica ilícita de aplicar sanciones unilaterales y usar medidas coercitivas para “castigar” a Estados soberanos.

Colaborando con organizaciones internacionales y regionales, utilizando diferentes espacios de discusión y mecanismos de diálogo, Rusia ha procurado contribuir al proceso de búsqueda de ideas integradoras para construir en el mundo unas relaciones armónicas entre exponentes de diferentes civilizaciones y culturas. Partimos de la necesidad de realizar este trabajo sobre la base de valores tradicionales, que a lo largo de la historia han servido de germen espiritual y moral de la civilización humana.

 

 

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