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19 de abril 2024
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OpiniónJosé Pérez MéndezJosé Pérez Méndez

Triunfos y Derrotas en la Complejidad de América Latina

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La victoria electoral de la derecha política Colombiana sobre una concertación de centro-izquierda encabezada por un ex guerrillero, en el último proceso electoral celebrado  hace unas semanas en dicho país, no llamó tanto la atención como lo hizo la victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las recientes elecciones del pasado domingo en Méjico.

López Obrador se impuso en dichas elecciones encabezando un Movimiento que agrupó varias organizaciones  bajo el nombre de MORENA, derrotando a la Partidocracia Tradicional representada por el PRI y el PAN, que habían gobernado durante el período de la guerra fría y la post guerra fría. El PAN surgió en la postrimería de la Guerra Fría como un desprendimiento del PRI, al igual que el PRD también surgió a partir del mismo PRI,  pero  este último nunca pudo llegar al poder al pesar de las cerradas batallas dio  y los alegatos de fraude en varias ocasiones.

Lo que ocurrió ahora en Méjico es lo que ya había ocurrido en muchos otros países de América Latina donde los partidos tradicionales fueron derrotados por concertaciones de Centro-Izquierda que supieron sintonizar mejor con amplios sectores populares que reclamaban que la democracia debía producir mejores resultados en el ámbito económico y social.

Fue a partir de la década de los 90s cuando las fuerzas tradicionales empezaron a ser reemplazadas por  nuevos grupos políticos que tomaron diferentes nombres y que una vez en el poder implementaron políticas públicas dirigidas a reducir la pobreza y la desigualdad social mediante las llamadas transferencias condicionadas y otras medidas incluyentes.

Los buenos resultados de esas políticas públicas le dieron a esos nuevos grupos políticos altos niveles de popularidad con los cuales ganaron varias elecciones y realizaron importantes reformas políticas, económicas y sociales en sus respectivos países; llegando a creerse que se iban a perpetuar en el poder con el apoyo del pueblo.

La crisis económica y financiera del mundo desarrollado, que empezó por los Estados Unidos de Norteamérica y  que luego se  extendió a la Eurozona, para más adelante provocar una disminución del crecimiento económico en China y Asia, terminó afectando las economías  de los países de América Latina, que vieron caer sus exportaciones y su crecimiento económico, para más adelante vivir crisis políticas que han provocado la salida del poder de los partidos que habían estado gobernando en las últimas dos décadas.

Fue así como países  como Brasil, la Argentina y Chile, por sólo mencionar tres, que habían estado gobernados por concertaciones de centro-izquierda, pasaron por la vía democrática e institucional a ser gobernados por grupos de la derecha y de la ultra derecha.

Fíjense como una región que en el período de la Guerra Fría había vivido en el status quo en todos los órdenes, entró de repente  en una dinámica política que permitió a las fuerzas democráticas tradicionales ascender al poder para después de un par de décadas no sólo perderlo sino prácticamente desaparecer como organizaciones política con posibilidad de regresar al poder.

En su lugar el poder fue a parar a manos de fuerzas no tradicionales y minoritarias que pudieron hacer importantes alianzas y acceder al poder para desde ahí impulsar importantes reformas económicas, políticas y sociales que le dieron buenos beneficios políticos y electorales, pero que no le pudieron garantizar la retención del poder, el cual han tenido que entregar a las fuerzas conservadoras que bajo otras pancartas políticas han podido obtener victorias electorales.

Las fuerzas progresistas y democráticas de América Latina aunque han perdido el poder en los recientes procesos electorales realizados en sus respectivos países, han mantenido su vigencia política y lejos de desaparecer amenazan con volver a ganar elecciones en países donde han sido desplazadas del poder.

Todo apunta a que en el nuevo escenario político creado por las fuerzas políticas y económicas que controlan el sistema de América Latina lo que se plantea es la alterabilidad de las fuerzas progresistas y las fuerzas conservadoras en un ámbito de elecciones libres y preservando el sistema democrático como base de la gobernabilidad y la convivencia pacífica en sus respectivos países.

Esto de por sí representa una ganancia de causa para una región en donde las fuerzas progresistas y democráticas habían tenido prohibido el acceso al poder, y cuando  lo lograban era de manera pasajera para luego regresar a largos períodos de gobiernos conservadores y autoritarios,  en donde el pueblo además de ser reprimido también era excluido de los beneficios económicos, sociales y políticos que en buena lid le corresponden a quienes con su trabajo producen la riqueza de los países.

O sea que aún en la actual situación de adversidad los países de América Latina tienen una mejor perspectiva que en el pasado, debido a que aún cuando pierden el poder, se preserva el sistema democrático que es el que les puede garantizar el retorno para volver a implementar su plataforma de gobierno que busca crear sociedades más democráticas y más justas que les permitan a sus ciudadanos una mejor vida.

Las fuerzas progresistas de América Latina deben resistir y evitar caer en la tentación de acudir a la lucha no democrática aún cuando se les derrote con malas artes, ya que de hacerlo le estarían poniendo en bandeja de plata a la derecha conservadora volver al autoritarismo del pasado eliminando el sistema democrático incipiente como lo hicieron antes en la región.

América Latina se encamina hacia el desarrollo en un ámbito democrático caracterizado por la alterabilidad en la gobernabilidad de las fuerzas progresistas y las fuerzas conservadoras, y aquel que violente esa dinámica se estaría auto excluyendo de la posibilidad de acceder al poder o poderlo mantener.

 

Por el Ing. José Pérez Méndez

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