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24 de abril 2024
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OpiniónRamón SabaRamón Saba

Trayectorias Literarias Dominicanas: Elizabeth Balaguer

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 Nació en Santo Domingo el 10 de abril de 1961. Su nombre completo es Elizabeth de la Altagracia Balaguer Rubiera.

Cuentista, poeta, ensayista y por supuesto, literatura infantil que es su fuerte. Desde pequeña fue cautivada por los cantos, la poesía y los cuentos, influenciada por parientes muy cercanos y cariñosos, como su tía abuela y su abuela, ambas por el lado materno. Inició sus estudios universitarios en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, (), en la carrera de diseño de interiores; posteriormente  se transfirió a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a la carrera de Artes Gráficas y Publicitarias. También completó una  licenciatura en Diseño Gráfico en la Universidad del Estado de Nueva York Fashion Institute of Technology y una Maestría de Español con  enfoque en literatura peninsular y latino americana de la Universidad de City College of New York. Vive en New York desde hace casi 30 años, donde se ha echado raíces, cultivando su potencial artístico en esa gran urbe, sin dejar de compartir con suelo natal, tanto virtual como presencialmente.

 

Elizabeth Balaguer fue administradora de la Editora El Mundo (una subsidiaria de la Editora El País, la cual era la propietaria del periódico El Sol; Directora de Kali-Graph; Encargada de la emisión de los pasaportes biométricos en el Consulado General de la República Dominicana en New York; laboró en el programa de educación preescolar de Fort George Community Enrichment Center, en las posiciones de  Coordinadora y supervisora de los Servicios familiares, Coordinadora y supervisora de los Servicios de salud y nutrición y Gerente de cumplimientos y normas del programa. Colabora con varios programas en la ciudad de Nueva York, que promueven la lectura como Literacy Inc. (LINC) y Reach out & Read con su división en el Hospital NewYork-Presbyterian Medical Center y desde hace mucho tiempo ha coordinado el pabellón infantil en la Feria Internacional del Libro dominicano en New York. Colabora con la revista literaria Spanish & Portugués Review.

 

Ha sido conferencista y charlista invitada en la Fordham University, New Jersey City University. Hostos Community College, Fairmont State University, Feria Internacional del Libro en Santo Domingo, Primera Conferencia de LIJ en Santo Domingo y en innumerables escuelas públicas de la ciudad de Nueva York.

 

Elizabeth Balaguer tiene en  su haber bibliográfico los siguientes títulos: Trucando; Mi Carnaval; El Cuco; El secreto de sonreír; Yo no estoy perdido & Un secreto para mamá; Mi oruga no quiere comer y La gallina de la abuela Catalina… todos en los idiomas español e inglés, simultáneamente y por supuesto, del área infantil y juvenil. Actualmente tiene en proceso tres novelas juveniles, dos libros de poesía y varios cuentos inéditos.

 

Entre los múltiples reconocimientos con los que sido favorecida, podemos mencionar algunas instituciones como la Asamblea del Estado de Nueva York; el ayuntamiento de la ciudad de Perth Amboy, New Jersey; el ayuntamiento de la ciudad de Union City, New Jersey; el Consulado General de la República Dominicana en Nueva York; la universidad APEC & Colegio Fernando Arturo De Meriño; en la VIII Feria Internacional del Libro dominicano en New York; en la XII Feria Internacional de la Mujer dominicana en New York; el Comisionado de Cultura de la Ciudad de New York; el Hospital NewYork-Presbyterian Medical Center y por el Movimiento Mujeres Poetas Internacional.

 

El ensayista y crítico literario Franklin Gutiérrez confiesa que cada vez que Elizabeth Balaguer publica una nueva obra, me empapo de emociones y se me gelatinan los sentimientos. Ella fue su alumna a nivel intermedio y, también de teatro, en República Dominicana en la medianía de los años 70. Desde entonces, como reza el refrán popular, “ha llovido mucho” sin que
su amistad y afecto hayan sido quebrantados por el distanciamiento o por la
discordia. Antes de enviar sus libros a la imprenta ella los somete a la impiedad de
su trituradora. Y, hasta ahora, todos han salido ilesos y airosos.

 

La poeta, ensayista y académica Eleanor Grimaldi Silié  estima que  si se analiza la influencia que ha tenido Elizabeth Balaguer en la literatura dominicana y en los niños de la diáspora que residen en Nueva York, ella ha sido portadora de emociones muy positivas para el auge de la literatura para niños. A través de sus obras: Trucando, Yo no estoy perdido, Mi Carnaval y otras, ha realizado un aporte importante a la cultura nacional y a los pequeños.  El lenguaje que utiliza es directo.  Las oraciones cortas caracterizan todo su texto; utiliza diálogos que dan agilidad a la narración y motiva a los infantes; juega con las palabras del cuento y provoca un sentimiento de ternura en los lectores,  y si lo provoca en el adulto, aún más en los pequeños.

 

Por último, el poeta, ensayista y crítico literario José Rafael Lantigua opina que hay que abordar este carruaje de sueños perdidos que nos enseña Elizabeth Balaguer en sus obras,  recopilación necesaria para el hoy y el mañana, que debiera considerarse de inmediato como de uso obligado en las escuelas de párvulos, que busca enfrentar el materialismo rampante de nuestros días –que afecta igualmente a nuestros niños y niñas–,  la violenta transculturación de nuestros tiempos, con los sueños, las fantasías y los dulces “relajos” de la tradición.

 

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un breve cuento infantil de Elizabeth Balaguer:

 

Abuela

 

Abuela duerme, duerme como siempre lo hace: apacible, serena. Sus manos entrelazadas sujetan el rosario. Abuela sueña, sueña con aquellas tardes en que reunía a sus nietos al pie del altar, a la hora de iniciar su ritual del rosario vespertino; todos debían estar presentes, cada uno tenía un lugar asignado. ¡Ay de aquel que osara no estar a tiempo! Abuela, enojada, un pellizco le daría para dejarle saber que había llegado tarde.

 

Vestida de blanco con su mantilla puesta iba camino a la iglesia; la cabeza erguida, su mirada en el firmamento y una sonrisa dibujada en su rostro; navegaban sus pensamientos en algún momento de su pasado. Quizás aquel tiempo en que vivió con la maestra Fina, a quien siempre se refería, ella la enseño a leer y a escribir, o mejor dicho, a recitar las palabras y dibujar grafemas en el papel; o tal vez iba hilvanado perlas sobre encajes o diseñando el corpiño para la novia, o el velo que llevaría puesto la niña en el día de su primera comunión.

 

Ahora abuela, acostada en su cama, sabe que es amada, que está protegida. Se siente cansada, da besos, muchos besos, en señal de agradecimiento por todo el amor recibido. La dulce abuela ha iniciado su viaje a un mundo lejano, donde solo ella puede visitar. Paciente espera su partida, repite que está cansada, que su madre la espera. Recita pasajes que no alcanzamos a entender, historias de un pasado que nunca antes mencionó y solo ella conoce su significado, solo ella se regocija y los añora…dejando escapar una sonrisa.

 

Poco a poco abuela inicia su viaje, poco a poco abuela se está marchando. A la entrada de la casa, su mecedora vacía permanece, dejando saber a todos que abuela, poco a poco, se está despidiendo…

 

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