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23 de abril 2024
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OpiniónJosé Santana GuzmánJosé Santana Guzmán

¿Tienen los niños la capacidad de discernir ante la exposición a la obscenidad en la “música” urbana?

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La respuesta a esta importante y controversial pregunta, ha sido y continúa siendo objeto de acalorados debates en los diversos medios de información, así como en la población en sentido general

En mi tesis para optar por el título de Maestría en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Español, titulada: Contenido, texturas y actos de habla en las canciones del género urbano en la República Dominicana, expuse como hipótesis o idea a defender, que, La música urbana еs una manifestación discursiva quе promueve antivalores, tales como la pornografía, еl consumo dе drogas y dе alcohol, además, incita al desorden, a la infidelidad, a la promiscuidad, a la prostitución, a la violencia, entre otros males sociales. Por consiguiente, apoyándome en la interrogante que sirve de título a este escrito, vamos a analizar el problema desde la perspectiva, tanto del discurso, como desde el litoral psicológico.

Un estudio publicado en la revista Nature Neurosccience, bajo el título: El cerebro se adapta a la deshonestidad, demuestra científicamente que, la medida en que los participantes en el estudio se involucraron en la deshonestidad egoísta aumentó con la repetición. Para llegar a esas conclusiones, los investigadores usaron la resonancia magnética funcional, logrando mostrar que la reducción de la señal en la amígdala es sensible a la historia de comportamiento deshonesto, consistente con la adaptación. Apunta el hallazgo, que, críticamente, el grado de sensibilidad reducida de la amígdala a la deshonestidad en una decisión actual en relación con la anterior predice la magnitud de la escala de la deshonestidad interesada en la próxima decisión. Por consiguiente, según este estudio, los hallazgos detectaron un mecanismo biológico que apoya una “pendiente resbaladiza”: esto es, lo que comienza como pequeños actos de deshonestidad puede escalar a transgresiones más grandes.

Por otra parte, si tomamos, además, como parámetro lo que establece la doctora Patricia Acra, en su artículo titulado ¡BAJO AMENAZA! (eldia.com, 29/9/2022), en el sentido de que cuando nuestros hijos e hijas, a través de los medios observan continuamente que las tendencias actuales de aborto y LGBTQ son aplaudidas, los artistas son premiados, reconocidos y famosos, en vez de ser censurados, y les pagan por seguir publicando sus ideales desviados, aprenden que esa es la conducta aceptable y que los contrarios somos intransigentes, retrógrados e incluso rechazable.

Por consiguiente, es de suponer que estas conductas, también se adoptan desde la música urbana, la cual se encuentra cargada de mensajes obscenos que incitan de manera explícita a la deshonestidad, tal como lo revela nuestro citado estudio científico, el cual descubrió, que la música urbana es una manifestación discursiva que promueve antivalores, tales como la pornografía, el consumo de drogas y de alcohol, además, incita al desorden, a la infidelidad, a la promiscuidad, a la prostitución, a la violencia, entre otros males sociales, de manera que, si tomamos en cuenta que todos estos antivalores representan un caldo de cultivo para la promoción de la deshonestidad, queda más que claro, que la exposición de esta música sobre la población infantil afecta y moldea la conducta deshonesta en el futuro adulto o adulta.

Con frecuencia escuchamos a mucha gente en los medios de información decir que los padres no deben dejar que sus hijos e hijas menores de edad escuchen este tipo de “música”, sin embargo, yo les pregunto, ¿existe un mecanismo que impida que nuestros pequeños escuchen esta “música”? ¿acaso para alguien es un secreto que hasta en los alrededores de las escuelas o camino a ella, la oyen en alta voces? o desde el llamado “Kitipó” que en la actualidad resuena en los barrios, calles y avenidas a todas horas y sin control.

A tal efecto, la doctora Acra dice, que el discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y lo malo, no se encuentra ni siquiera moderadamente desarrollado hasta bien entrada la adolescencia, por lo que todo el contenido de la enseñanza evade el filtro de la razón y es aceptado por los menores sin protección. En ese caso, el contenido explícito de la música urbana a lo cual se encuentran expuestos las niñas y los niños, aún de forma involuntaria, influye de manera directa, ya que como acabo de expresar, en nuestro país no existen controles ni filtros para este tipo de discursos en la actualidad.

 

Bibliografía

  • Acra, Patricia (2022) ¡BAJO AMENAZA! Recuperado el 2 de octubre de 2022, de https://eldia.com.do/bajo-amenaza/
  • Garrett, N., Lazzaro, S., Ariely, D. et al. El cerebro se adapta a la deshonestidad. Nat Neurosci 19, 1727–1732 (2016). https://doi.org/10.1038/nn.4426
  • Santana Guzmán, José. (2022). Contenido, texturas y actos de habla en las canciones del género urbano en la República Dominicana. Tesis magistral. Tesis magistral. Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Por José Santana-Guzmán

 

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