Es indecoroso lo de la diputada Lucía Medina, ponerle su nombre para hacer campaña política, a útiles escolares comprados con dinero del pueblo, y que debieron ser distribuidos por el Ministerio de Educación.
Ha sido una acción distante de la ética y la moral, que exige la Constitución dominicana y los propios ciudadanos, para el desempeño de los funcionarios públicos.
Es algo impúdico y deshonesto, que no requiere de explicación alguna, ante un video que inundó las redes sociales presentando imágenes, que no dejan espacio para justificaciones absurdas dirigidas a tontos e imbéciles.
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El caso de la diputada por la provincia San Juan lo que hace es desnudar una vieja práctica, imparable, que le ha hecho mucho daño al Estado dominicano, y al buen funcionamiento de las instituciones.
Son incontables los políticos que utilizan los recursos del Estado para la mala y dañina práctica de incurrir en clientelismo político, aprovechando el erario para su beneficio personal, manipular conciencia y simular un comportamiento benevolente, que a final es financiado por la propia gente. Y eso es impuro.
Es, además, una competencia política desleal, injusta y miserable, en perjuicio de quienes están fuera del poder y accionan, para ganar espacio en el electorado, sin el ofrecimiento de dádivas provenientes de las arcas públicas.
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Definitivamente, la clase política del patio no termina de razonar, que las redes sociales verdaderamente han cambiado el mundo, y por consecuencia, el ejercicio público al que están sometidos determinados sectores sociales, de manera particular los políticos. Nada, sin transparencia se puede hacer, que no salga a relucir, hoy, mañana, o pasado.
Quienes no se sometan a estos cambios, que obligan (sin opciones) la tecnología, el internet, las redes sociales, están llamados a dos cosas: a quedar fuera y desaparecer del escenario, o a quedar expuestos los verdaderos rostros de aquellos, que utilizan máscaras, engaños y juegos sucios para timar al pueblo.
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Le sobraron razones a la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, cuando dijo: “Que me perdonen los políticos que lo hacen, pero me parece terrible que un niño tenga que cargar, en su espalda, durante todo un año escolar, con el nombre de un político, que le regaló una mochila”.
Aunque la magistrada olvidó precisar, que no se trata de un regalo de los políticos, sino que estos cometen un “asalto”, contra un compromiso del Estado, con la clase estudiantil, en este caso.
