El tránsito en el gran santo domingo distorsiona la vida de los usuarios, debido a los interminables tapones, que muchas veces traspasan las llamadas horas pico. Si bien a veces podemos tener un respiro, pero como dicen “que la felicidad en casa del pobre dura poco”; porque usted no sabe en el momento en que se puede encontrar con un tapón, simplemente con tan solo dañarse un vehículo en cualquiera de las vías principales.
La solución del tránsito no se resuelve con una varita mágica, es un proceso muy complejo y multifactorial, donde la mínima acción a lo largo de las redes que componen el sistema vial intraurbano puede impactar a lo largo del sistema, por tanto, se necesita un monitoreo constante para solucionar cualquier contingencia que se produzca en un punto especifico de las vías.
En el cuatrienio 1996-2000 el Presidente Dr. Leonel Fernández tuvo la visión, de construir algunas obras importantes para mejorar el tránsito y la movilidad del Gran Santo Domingo, y en el 1999, cuando inauguró la ampliación de la 27 de febrero, el túnel y algunos pasos a desnivel, el parque vehicular era apenas 1,090,000 unidades, y cuando fueron puestos en funcionamiento la ampliación de la Kennedy con sus elevados, ya el parque vehicular era más del doble, 2,800.000 unidades, y en la actualidad alcanza a 4,350,884; lo que indica el gran crecimiento vehicular, contrapuesto a un mínimo crecimiento de la infraestructura vial.
Ahora me pregunto ¿qué seria del gran Santo Domingo sin esas obras de infraestructura, y otras construidas en el actual gobierno del Lic. Danilo Medina, para mejorar la circulación y la movilidad de los usuarios de esa gran urbe? Ellas han cumplido dentro de lo posible con su papel.
¿Qué nos dice el escenario anterior? Que debemos buscar soluciones con un plan integral sostenible para reducir el impacto negativo que produce la situación imperante del tránsito. Seguir construyendo, abriendo trechos, construyendo túneles, ampliando y reorientando vías, introduciendo transporte masivos y seguros, siguiendo con las líneas del Metro; pero trabajando con los usuarios, hacerlo cumplir la ley 63-17, de movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial.
El cumplimiento de la ley es necesario para una mejor movilidad del tránsito; pero también las autoridades deben respetar a los usuarios, orientando y colocando las señales en lugares adecuados, así evitar vueltas innecesarias, gastos de tiempo y combustibles, como es el caso, la falta de información al subir y bajar las rampas del elevado del 27 de febrero, las cuales son cerradas sin informar la hora.
Las soluciones del tránsito tienen que ser obligatoriamente dinámicas, porque en el tiempo se producen otras necesidades que resolver.
Hace un tiempo que el actual gobierno anuncio la construcción de cinco estaciones o terminales para el transporte terrestre de pasajeros interurbano, con el objetivo de descongestionar las vías del Gran Santo Domingo. La estrategia seria captar los pasajeros del interior en un lugar ante de entrar al casco urbano para evitar que la gran cantidad de autobuses penetren a la ciudad.
Esta es una de las tantas acciones que se pueden realizar, aunque no soluciona el problema puede impactar de manera positiva. Pero cuidado… “puede valer más la sal que el chivo”.
La construcción de estas terminales pudiera resultar peor sino se toman algunas medidas integrales y sostenibles; por tal razón es necesario que cada terminar este conectado a un transporte masivo, sino dejemos eso, porque sería solo gastos innecesarios y ocasionar molestias a ciertas comunidades, como es el caso de la terminar ubicada en los tres ojos la cual se construye con la oposición de ciertos sectores. Lo mismo puede pasar con la ubicada en la entrada de los Alcarrizos, que impactaría de manera negativa ocasionando más tapones al convulsionado tramo Km 9 – Los Alcarrizos.
Si no se implementa un transporte masivo y eficiente, como el metro o autobuses de gran capacidad y se le deja a las rutas urbanas el transporte, entonces el tránsito sería mucho más caótico que el actual; porque tendremos más vehículos entando a la ciudad, dejando pasajeros en toda parte y habrá mayor proliferación “de minibuses blindados”, empujando de manera abusiva para un lado a los demás conductores, so pena de impactarlo con los hierros que poseen los cuatros costados, y que las autoridades competentes “se hacen de la vista gorda” permitiendo abusos incalificables a un pueblo desprotegido y desesperado en espera de mejores soluciones.
Por José Espinosa