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19 de abril 2024
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OpiniónJosé NúñezJosé Núñez

Un tema de tod@s: Las imprudencias en el volante

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La forma de conducir un vehículo en el país se ha convertido en algo patético, verdaderamente penoso, decepcionante y preocupante al mismo tiempo, ni a la excepción se le está dando cabida, es un asunto que se ha introducido como el aire que respiramos constantemente, ya es parte de una mala cultura.

Acontece y viene a ser, que inclusive los que están más tiempo frente a un volante en las calles y avenidas de nuestra amada República Dominicana, transportando gentes y mercancías, son los que menos respetan las leyes de tránsito, lo que obviamente conlleva a que hacen caso omiso a las  señales que están diseminadas por doquier, es decir, por todos los lados y lugares.

En estas desobediencias frente a un volante en las vías públicas compiten por los primeros lugares; las guaguas del transporte público denominadas voladoras, los carros del concho, los camiones y patanas, los taxistas y hasta los conductores privados se puede observar que va en crecimiento cada día su actitud de ya no quedarse atrás en este desorden generalizado.

Señores, esto es tan así que también las guaguas de la Oficina Metropolitana del Transporte Público (OMSA), han optado por meterse en estas desobediencias y violaciones de las leyes del tránsito, y ya ante la vista de todo el mundo, la podemos ver cruzando de un carril a otro, haciendo rebases temerarios, irrespetando sus tradicionales y bien señalizadas  paradas, entre otras diabluras que les permite este caos en el transporte frente a unas autoridades impotentes.

Para echarle más aderezos al asunto, cuando se está conduciendo un vehículo en cualesquiera de sus denominaciones; público o privado, guaguas o autobús, camiones o patanas…, ahora les agregan las molestosas luces de neón, que en nuestras calles y avenidas se asemejan a almas letales, fundamentalmente para los que van frente al volante en las vías opuestas a estos imprudentes.

Pero para no dejar este flagelo de las violaciones en las leyes de tránsito sin sus detalles que nos impresionen, que sean muy llamativos, se suman las motocicletas, que van desde las tradicionales del concho, pasando por las de los deliverys que casi nunca tienen las luces, las que hacen atracos, también las que realizan competencias en las avenidas, otras levantando la goma frente a los demás conductores.

También,  hasta las de uso privado que se suman al desorden, y ni hablar de las que no tienen placas, de la gran mayoría que no usa sus cascos protectores o los utilizan en sus antebrazos, que son para su propia seguridad personal, imagínese lo que hacen irrespetando manejando en vías contrarias, desobedeciendo las luces en los semáforos, entre oras diabluras insospechables que las han hecho normal.

Aunque lo preocupante del tema es que no se nos haga demasiado tarde en ponerles un stop, ya que estas imprudencias, y las mayorías muy temerarias, pudiendo incluso alcanzar la categoría de delito, al no implementarse con rigurosidad y sin miramientos un régimen de consecuencias legales y económicas, este asunto nos arrodilla y delata nuestras impotencias.

Ya las estadísticas desde un buen tiempo hasta esta parte, nos dan lugares primarios en asuntos muy negativos, somos campeones en la región y del más allá en muertes por accidentes de tránsito, casi todos productos de las violaciones a las normas legales frente a un volante, y si juntamos el comportamiento de los que van conduciendo y los transeúntes, de seguro que con nosotros hay que competir por uno de los primeros tres lugares a nivel mundial.

Este es un tema de todas y todos, es violencia impune generalizada, democracia plena del desorden total, hay que ponerle un torniquete a la situación del tránsito: ¡Basta ya!

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