Cada vez más la sociedad dominicana se muestra más irritada. Su actitud esquiva no parece creer en nada ni en nadie. Está sumamente desconfiada, como el que está a punto de estallar.
Esa situación es una mala señal, pues muestra el nivel irritación con que nos hemos llenado y la disposición a reacción frente a los diferentes hechos que resultan reprochables. Ese estado de ánimo lo que nos está diciendo es que nuestras instancias estatales no están respondiendo a las expectativas de la población y por tanto hay desconfianza.
El caso de la menor Emely Peguero, en Cenoví, San Francisco de Macorís, nos revela esa debilidad que está llenando de ira a la sociedad dominicana. Es una oportunidad para reaccionar.