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25 de abril 2024
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OpiniónBorja Medina MateoBorja Medina Mateo

Sobre los grupos y los equipos

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La frase que dice: “Nadie llega solo a ninguna parte”, seguramente ya sea irrefutable. Sin embargo, no ha sido proporcional las veces en que se ha sostenido tal afirmación con las veces en que se aborda su significado interior y, en consecuencia, el cómo se llega al destino según sea el caso. Eso supone, entonces, que lo primero se tome como bueno y válido, pero en la práctica hay un vacío conceptual que podría aumentar los riesgos y retos para la consecución de un determinado fin.

El logro de los objetivos puede darse por medio de un grupo o un equipo. Un grupo se refiere a la reunión circunstancial de personas que guardan ciertas similitudes. El equipo, en cambio, trata sobre los individuos que deciden organizarse para una actividad específica y con roles claramente delimitados.

La diferencia es evidente. Por un lado, se habla “reunión circunstancial” y, por otro, de “decisión de organización”. Es decir, está claro que el primero puede ser producto de una coyuntura que no necesariamente implique el deseo de sus integrantes en estar unidos y, en el segundo, por el contrario, versa la voluntad de las partes en estar juntos en el devenir de una causa.

Por ejemplo, cuando diferentes personas se reúnen a celebrar un cumpleaños están unidas de forma circunstancial por un mismo motivo, lo cual, no significa que tengan deseo de estar todas juntas para compartir el mismo plan. Igualmente ocurre, de forma digital, cuando se agrupan personas en una red social como WhatsApp que pueden estar incluidas en un chat, pero no en las vidas u objetivos de quienes participan del mismo.

El equipo, sin embargo, es una unión deliberada, organizada y por convicción que permite la persecución de un fin común.  En el equipo se asignan y distribuyen funciones. Hay reglas, límites y principios sobre los cuales se ciñen las actuaciones de sus integrantes.

Las muestras más idóneas de eso las encontramos en el deporte, por ejemplo, en el béisbol hay lanzadores, bateadores; quienes cubren la primera base, la segunda y la tercera. Es decir, cada integrante del equipo cumple con una función que hace que éste compita efectivamente para alzarse con la victoria.

El equipo puede estar compuesto de amigos, en cambio, un grupo no necesariamente supone una amistad. Los grupos suelen ser más susceptibles a la intriga, a la envidia y al encono. Lo contrario ocurre en los equipos, que tienden más a la unión, a la solidaridad y a la eficacia.

Por consiguiente, sea cual sea la actividad, en el ejercicio profesional, los negocios o la política: por el primer camino se encontraría la desidia y la apatía, y, por el segundo, la concordia y el logro efectivo de los objetivos.

Por lo general, en un grupo cada uno lucha por una meta individual, aunque su visión coincida con la de otros miembros de la agrupación. En el equipo ocurre diferente. Todos trabajan unidos por un mismo fin, que ha de suponerse como el bien común o, el provecho y beneficio colectivo.

En los grupos se desarrollan agendas simultáneas que entorpecen y dificultan el objetivo principal o, la meta que los hace estar reunidos en una circunstancia determinada. También surgen celos por los talentos y los méritos particulares; el apoyo se esfuma y la confabulación hace galas de su poder maléfico.

En el equipo, por el contrario, la colaboración entre sus miembros es sólida, el uso de la inteligencia y las estrategias es norma para trabajar en pro de la actividad que los convoca. Asimismo, el compañerismo, la comunicación, la cohesión y la correspondencia son principios insoslayables en aras de obtener aquello por lo que todos luchan.

En fin, lo interesante será mantener la reflexión latente en este sentido, para determinar con certeza en cuál de los dos caminos nos encontramos como seres humanos. Puesto que, así sabremos decidir correctamente a favor de nuestro destino.

El grupo seguiría como muestra de lo inhóspito y la desunión.  El Equipo, por su parte, permanecerá como vivo ejemplo de la solidaridad, la cohesión y la victoria.

 

Al final, a la hora de escoger, la mayoría siempre se inclina por El Equipo.

Por Borja Medina Mateo

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