En una noticia publicada recientemente en los diarios locales, se lee lo siguiente: “un total de 600 mil empleados públicos de la República Dominicana deberán participar de manera obligatoria en un programa masivo de educación en ética, dirigido a prevenir la corrupción en la administración pública, anunció el jueves 15 de abril, la directora de Ética e Integridad Gubernamental, Milagros Ortiz Bosch”
Según la funcionaria, “el programa será desarrollado con la ayuda de las Naciones Unidas el 29 del actual mes de abril. En el mismo deberán participar todos los empleados públicos, como requisito previo para mantenerse en la carrera o entrar al servicio público”.
Esta iniciativa de parte de la dirección de Ética e Integridad Gubernamental, anunciada por su directora, suena muy interesante ya que como sabemos la corrupción y la falta de ética son una enfermedad endémica que corroe el tejido social de la República Dominicana.
Con relación a este gran problema de la inmoralidad, falta de ética y la corrupción sistemática que históricamente nos ha afectado sobremanera, les cuento que en las tertulias que solíamos entablar los amigos en las esquinas de las cuadras o manzanas de nuestros barrios, nos entreteníamos hablando de todos los temas habidos y por haber, que nos venían a la mente de manera improvisada.
Conversábamos animadamente sobre las películas del momento que presentaban los cines y teatros citadinos, de las aventuras amorosas, la economía del país, entre otros temas, donde también se trataba el polémico tema de la política.
En cuanto abordábamos el tema político se recalcaba sobre la necesidad de ser miembro de uno de los partidos con más posibilidades de llegar al poder o de estar relacionado con uno de sus altos dirigentes, o de cuadros medios con fuertes influencias en las cúpulas partidarias para que si ganaban las elecciones venideras poder estar “pegados” en el gobierno.
En cuando se trataba el problema del desempleo, surgían las pretensiones y deseos de algunos de conseguir un empleo en una institución gubernamental y los puestos apetecibles, que eran principalmente aquellos empleos del Estado donde mayor oportunidad hubiera de enriquecerse de alguna manera.
Los empleos del gobierno más deseables por los precoces amigos corruptos, eran principalmente los de las aduanas, porque se rumoraba que eran las oficinas donde había más oportunidades de robar, por ser estas los controles del trasiego de pasajeros, equipajes y mercancías que pagan impuestos aduanales al fisco.
También eran mencionados como los mejores “puestos” para organizar tramas corruptas, aquellos relacionados con las compras en los ministerios, por la oportunidad que ofrecen a los jefes y empleados de esos departamentos ligados a la mafia oficial, ejecutar esas acciones delictivas, a través de las cuales han surgido unos cuantos millonarios quienes hoy se presentan como prestantes y acaudalados empresarios…, ya es hora de acabar con esta corrosiva practica.
Aplaudimos la iniciativa anunciada, pero hay que recalcar sobre la vigilancia estricta y permanente del Estado por medio de sus departamentos investigativos sobre estas prácticas perversas que son muy comunes en la administración pública de la República Dominicana, fruto de los instintos innatos de algunos seres humanos enquistados en la política, pero que serían evitables si los organismos oficiales se encargaran del asunto de forma seria y decidida.
En ese sentido sería aconsejable también impartir esas enseñanzas éticas y exigir su cumplimiento, en los hogares, en los partidos políticos, en las iglesias, y como un tema urgente, en los centros docentes…
Por José Flández