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19 de abril 2024
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OpiniónJose Espinosa FelizJose Espinosa Feliz

Sobre el punto de equilibrio en el comportamiento humano

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EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El punto de equilibrio es una variable que debe conocer todo el mundo, es de sencillo análisis y de vital importancia y aplicación. Consiste en que, para la fabricación de un producto se incurre en recursos económicos. Se producen las cantidades requeridas y se venden a un precio razonable. Entonces, se necesita saber cuántas unidades hay que vender para recuperar los gastos, y a partir de ese punto comenzar a obtener utilidades.

Los seres humanos son los únicos entes con determinación y principios, que tienen como objetivo el éxito y con ello alcanzar el bienestar y la felicidad. No tienen precio, pero si, un valor intangible como persona.

En estos días tuve la oportunidad de escuchar las lamentaciones y el dolor expresado por algunas madres debido a las hazañas incontrolables de sus hijos. Expresaban, que en ocasiones las llevaron a salir despavoridas en las madrugadas con el objetivo de saber de ellos en los destacamentos policiales. Los padres son quienes más sufren los desmanes de sus hijos. Pensé, como algo ideal, en que los seres humanos pudieran tener, también, un punto de equilibrio donde a partir de ahí se pueda cuantificar su vida productiva a favor de los demás y de la propia sociedad.

Todo ser humano está en el deber de lograr en cada una de sus facetas sobrepasar el punto de equilibrio, porque a partir de ahí aporta con creces parte de los recursos utilizados en su desarrollo, y diría que no solo a los padres, que siempre reciben con beneplácito el crecimiento, los triunfos y los buenos aportes de sus hijos, sino a la sociedad misma, que espera lo mejor de cada uno de sus conciudadanos.

Si bien es cierto, que los padres invierten en los hijos para que obtengan una mejor vida y muchos en busca de ayudas futuras en el aspecto económico. Pero la mayor satisfacción es, que ese individuo tenga un comportamiento ajustado a lo que espera la sociedad (que no le dé tormentos), que se supere, siendo una persona de bien.

No hay padres felices con la infelicidad de sus hijos, por eso los padres responsables hasta el fin siguen dándole seguimiento y preocupándose por su bienestar. Los que pueden, invierten millones de pesos en su educación. Inclusive, los que menos tienen, realizan ingentes esfuerzos, hasta el punto de quedarse sin nada y trabajar noche y día con el propósito de un mejor porvenir para sus descendencias. Por eso, el mejor aporte que los hijos les pueden dejar a los padres es asumiendo un comportamiento ético y moral.

Lo que se necesita es que superen ese punto de equilibrio. Que los beneficios tangibles e intangibles sean tan grandes, y sus ganancias motiven a otros a emularlos en busca de superación. Las mismas deben estar basadas en el esfuerzo sano y de honestidad, que tanto aclaman quienes ven un deterioro progresivo de las sociedades de estos tiempos.

Aunque, aún emergen actores que inciden en la comunicación bajo las condiciones de preparación académica continua y efectiva, apegada a los más sanos intereses. Las redes sociales han impuesto un nuevo orden en la forma de actuar y cómo hacerse millonario: con lo insulso, con lo banal, con las exhibiciones estrafalarias que satisfacen el entretenimiento “light”.

Necesitamos superar ese punto de equilibrio en el aspecto del comportamiento, en los valores, en el amor, en la solidaridad, en la humanidad, en la obediencia a las leyes, en la eliminación de la violencia y en la honestidad.

 

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