EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El médico psiquiatra Secundino Palacios calificó de preocupante los frecuentes casos de abusos sexuales a niños, niñas y adolescentes registrado los últimos meses en República Dominicana.
Dijo que este fenómeno social aunque no es nuevo, está en aumento en estos tiempos y se hace más visible porque las personas tienen más herramientas para expresarse.
Doctor Secundino Palacios.
Foto: Daniel Duvergé
En ese contexto, el psiquiatra hizo un llamado a los padres, madres, tutores, maestros, directores de escuelas y colegios, comunicadores, sacerdotes y pastores a que estén más atentos al comportamiento de los niños, ya que esto pudiera significar el primer paso para identificar un abuso.
Entre los síntomas que develan que un niño, niña o adolescente está siendo abusado sexualmente, citó el cambio repentino en la personalidad y el comportamiento, en particular si no está relacionado con ningún acontecimiento obvio.
“Cuando ven al niño retraído, al niño que se está comiendo las uñas, el niño que no quiere salir al recreo o que se vuelve más agresivo, o que se vuelve más hostil con los compañeritos hay que inmediatamente buscar”, enfatizó Palacios.
Palacios indicó que existen otros síntomas clínicos que se pueden observar de forma sistematizada en los niños y adolescentes que han sido abusados sexualmente.
De acuerdo al especialista, estos síntomas médicos son: el aumento de las palpitaciones, las manos frías y sudorosas, la tricotilomanía (necesidad de arrancarse el cabello permanentemente), la onicofagia (ansiedad de comerse las uñas), la enuresis nocturna (orinarse en la cama), “ese niño que no se hacía pipí y ahora se hace pipí”, y la encopresis (defecación involuntaria de un niño de más de tres años que no tiene causas patológicas), entre otros.
“Es decir, hay un conjunto de síntomas clínicos. Insomnio, irritabilidad”, destacó Palacios, asesor científico de la Sociedad de Psiquiatría.
Subrayó que muchas veces los padres, maestros o tutores por desconocimiento de lo que le sucede al niño, dicen expresiones como “pero este niño si se ha puesto agresivo, ¿qué pasa, él no era así?”, esto se debe, en algunos casos, a que el abusador siempre está en el entorno o busca mecanismos para acercarse».
Palacios instó a los adultos a cargo de los infantes y jóvenes a que cuando vean a una persona con un exceso de bondad, “un esfuerzo sistematizado de acercarse a niños, niñas y adolescentes” estén pendientes, ya que generalmente es un mecanismo del abusador para atraerlo o acercarse para luego consumar «su acción psicopatológica y atropellante a la sociedad y la familia».
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