El desorden se completa cuando se pierde el respeto a la autoridad. Después de ahí, lo próximo es el caos. Ninguna sociedad vive sin un orden, sin instancias que respetar como sentido del límite de la propia autoridad y de la ciudadanía.
Y no se trata de menos o más democracia, pues esta última justamente implica orden, pues es la única manera en que puede funcionar.
La sociedad dominicana está en un estado delicado en este sentido y la culpa no es necesariamente de los ciudadanos, quienes no están libres de culpas. Un país tan bombardeado por los malos ejemplos públicos, y en democracia cae fácilmente en el caos.
En democracia la aplicación de la ley no puede ser opcional, pues ello genera rebeldía.