Los períodos de campañas electorales son perfectos para que la población conozca de boca de los aspirantes a cargos electivos, cuáles son sus propuestas para darle solución a los problemas que aquejan a la sociedad.
Los precandidatos presidenciales, que generalmente concentran la atención de la gente, viven enfrascados en diatribas y muchas veces en discusiones estériles, más atentos a mediciones y puntuaciones de encuestas, obviando hacer propuestas programáticas, creíbles y aplicables frente a la problemática nacional.
Algunos reeditan discursos viejos y otros suenan retóricos frente a una sociedad que ha cambiado.
El país de hoy es muy diferente y los políticos no parecen advertirlo aún.