El día 27 de febrero del 1844, tres hombres con gran coraje decidieron el destino de nuestro pueblo.
Los hombres llenos de fuerzas, con gran virtud, inundaron de actitud a todo un pueblo dormido, que flecha como cupido clavaron el corazón.
El Pueblo fue defendido con valor y con agallas, donde se trazó una raya, entre los gloriosos y los enemigos.
Ya no volveremos más a ser de otros o esclavos, aunque no tengamos armas, pelearemos con las manos.
Esta inspiración nos llegó un día que mi hija Lía Raquel me pidiera la ayuda para una tarea, correspondiente al Día de la Independencia; para mí fue de mucho agrado participar en dicha tarea, ya que me sirvió para muchos días como estos.
Es importante que cada dominicano pueda estar alerta a que la historia se podría repetir y que en aquella ocasión los hombres que actuaron eran de carne y huesos como nosotros, por lo que a ti y a mí nos toca defender la Patria.
Sería bueno que los políticos de este entonces se enfoquen en la seguridad del país en materia migratoria y no sólo piensen en sus despensas y cuentas bancarias.