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20 de abril 2024
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OpiniónDavid Vásquez

Si criticas para enseñar, no lograrás nada

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Actualmente, veo que muchos maestros dedican horas a criticar a sus estudiantes, como una forma de motivarlos a mejorar. Sin embargo, estudios neurocientíficos han demostrado que con la simple crítica no se logra mucho.

Si tú utilizas la crítica de manera frecuente, sigue leyendo. Te mostraré por qué no has logrado lo que quieres y cómo puedes solucionarlo.

Dos investigaciones han encontrado por qué las críticas no son efectivas:

La primera, realizada por el neurocientífico Jeffrey Gruen de la Universidad de Yale, encontró que el estrés que proviene de las críticas frecuentes es capaz de modificar la bioquímica del cerebro. Específicamente, modifica la forma en que se metaboliza la dopamina, un neurotransmisor cuyos desórdenes pueden provocar déficits en la atención, la memoria, la resolución de problemas, y otros procesos neurocognitivos.

Y la segunda, desarrollada por la Dra. Verona de la Universidad de Illinois, encontró que todo tipo de estrés, especialmente aquel proveniente de presiones y críticas, puede activar respuestas agresivas en las personas.

Estas investigaciones, sin embargo, no cuentan toda la historia.

En realidad, el problema no está en recibir una crítica, sino en qué podemos hacer luego de recibirla. Aquí te propongo dos pasos para que puedas lograr el cambio que deseas en tus estudiantes:

(1) Siempre habla del comportamiento, no sobre el estudiante.

Cuando ocurre algo, terminamos criticando a la persona y nos olvidamos de lo que realmente queremos cambiar: el comportamiento. Por ejemplo, cuando un estudiante tiene una conducta inapropiada, muchos le dicen: “estás insoportable” o “tú no te controlas”. Estos comentarios, lejos de mejorar la situación, la empeoran.

En cambio, te recomiendo enfocarte en el comportamiento que deseas cambiar. Por ejemplo, puedes decir cosas específicas, como: “hoy te has levantado siete veces de tu silla” o “desde que entramos al aula, has estado hablando mucho con tu compañero”. Con esto lograrás que tu estudiante no se sienta mal consigo mismo, sino con la conducta.

(2) Explica qué hacer para mejorar.

Siempre debemos dar pautas de acción específicas, que le indiquen al estudiante cómo re-dirigir su conducta. Por ejemplo, podemos decir: “Hoy te has levantado siete veces de tu silla. Me gustaría que primero respondas las preguntas del cuestionario y luego te permitiré ir donde tu compañero”.

 

Comentarios de este tipo te ayudarán a conseguir más logros con tus estudiantes. Y recuerda: no te enfoques en criticar, sino en cómo desarrollar el comportamiento que deseas.

 

 

 

 

 

 

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