‘’Cuando el alma se corrompe, se rompen corazones’’. Fenway Martínez
Cada día, al despertar, veo en las paredes, siluetas y grafitis, que adoquinan el espíritu mañanero, el que me ayuda a ver un tantito mas allá del fuero existencialista, respecto a las almas en penas, que no se reponen del sufrir sistemático, al que han sido sometidas por mucho tiempo y caen en ese ‘abismo laberintico’, del que probablemente, salgan sin posibilidad de reivindicarse.
El temor al fracaso, genera un ‘cocktail’ de sentimientos atiborrados de desidias, desamores, frustraciones y melancolía; y la violencia, que muchas veces, está presente a cada momento en nuestras vidas, se expresa y se manifiesta de manera distinta. Transitamos por caminos angostos y oscuros, los que nos hacen zigzaguear, por una brecha peligrosa, del cual podemos en cualquier instante, perder la perspectiva del camino hacia el cual pretendemos llegar.
Nos aferramos a lo trivial, a lo fantástico, a lo que inexorablemente nos mata, sin haber tenido la oportunidad de darnos el espacio prudente, para meditar en eventos, que pueden ser remediados (sin contratiempo), haciendo los ajustes precisos, que posteriormente, nos darán la fortaleza imperiosa de resurgir desde la oscuridad.
La figura del sentimiento, se aplica en todo lo que puede beneficiar, afectar y lacerar, la piel del espíritu. Debemos luchar a toda costa, colocarnos una barrera anti-destructiva, que en breve espacio de tiempo, repelan las réplicas nocivas del sufrir, para nuestras fuerzas vitales… que sustentan la posibilidad de poder estar de pies, y echarnos andar hacia los páramos de la esperanza.
‘’Creo’’, en mi más profunda convicción, de que todos traemos consigo, avatares y acertijos, que envuelven el aura de nuestras vidas. Nadie, está en condiciones de descifrar la esencia verdadera, de lo que son los sentimientos; la felicidad, es tan abstracta como surreal, no hay certeza de lo que queremos, no hay tal fidelidad sin condiciones. Nos aferramos a lo que no puede ser y nunca será. El peregrinaje de aquellos que luchan por su felicidad, luchan sin descanso y los resultados quizás, no sean gratificantes, por haber invertido tiempo en sembrar en terreno baldío.
Somos proclive a no resistirnos al maltrato, a la indiferencia, a la violencia transgresora, que se utiliza como medio para doblegarnos y a nuestra propia paz mental. Aparentemente, ‘’el masoquismo ilustrado’’, irrumpe en la belleza del oprobio, en el maquillaje que se utiliza, para generar una apariencia de energía ‘’Sico- emocional’’, que para nada antagonizan, con esos adefesios, que intentan de mancillar la solemnidad de nuestras integridades que trasciendan a lo humano.