Los resultados de las primarias presentan la irremediable división del Partido de la Liberación Dominicana. Se ve el escenario de dos candidatos presidenciales peledeistas. Gonzalo Castillo por el PLD y Leonel Fernández por un bloque de partidos.
No importan los resultados de las revisiones que hace la Junta Central Electoral, la unidad partidaria no será fortalecida. Una crisis interna del partido de gobierno, que va por la senda de la fragmentación, cuando se necesitan fuerzas con miras a unas venideras elecciones nacionales.
Desde hace años el PLD se encontraba virtualmente dividido, y ahora surge la pared que lo divide finalmente en dos. Por suerte para ellos, hay tiempo suficiente para poder recomponer fuerzas y tratar de ver quien puede hacer un mejor papel electoral.
Los grupos mediáticos, desde el empresario hasta la embajada norteamericana, evitarán el desconocimiento de las primarias, que podría traer una crisis institucional con la Junta Central Electoral en medio del terremoto. Plantearan soluciones intermedias.
La salida que de seguro impondrán los grupos del poder supranacional es la de dos candidatos peledeistas en partidos diferentes, y la de Luis Abinader, por el Partido Revolucionario Moderno. Un nuevo panorama de tres candidatos mayoritarios a la presidencia para las venideras elecciones. No habrá ganador en primera vuelta.
El momento es bueno para hacer referencias a la Junta Central Electoral y su papel en las primarias. Escribí varios artículos en los cuales pedía al pleno de ese organismo que buscara la forma de zafarse de ser la organizadora de las primarias de los partidos políticos. Nadie hizo caso y hoy vemos los resultados.
La Junta no tenía nada que buscar en la organización de las primarias, aunque se lo señalaban acápites de la Ley de Partidos. Meterse en el tormentoso mundo interno de los partidos con tendencias en busca del poder, es entrar al cráter de un volcán en erupción. Nada recomendable estar cerca.
Todo el esfuerzo de la JCE tiene que estar centrado en preparar las venideras elecciones generales. Es luchar por crear las bases firmes y las acciones verticales para cimentar la confianza de los ciudadanos en un organismo que históricamente ha dado muchos tropezones.
La Junta tiene que labrar su propio destino colectivo e institucional de verticalidad. No es suficiente que se levante el historial de vida de sus prestigiosos magistrados. No es un problema de honorabilidad personal, sino de cómo se enfrentan de modo colectivo las acciones diarias de un organismo que tiene que ganarse la credibilidad ante el pueblo. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
Por Manuel Hernández Villeta