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19 de abril 2024
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OpiniónRoberto LafontaineRoberto Lafontaine

Responsabilidad de los dirigentes del CMD en los Eventos Adversos hospitalarios.

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¿Cuál es el valor del trabajo médico? Tomando en cuenta que en el cuerpo se asientan las facultades del ser humano, se puede afirmar que el soporte de la economía de una nación es el estado de salud de su población.  Por lo que, el trabajo del médico en los hospitales del país, al tener por misión el retorno de la salud perdida del individuo, sin sonrojo se puede afirmar que no tiene precio.  A lo mínimo que racionalmente se debe aspirar por la jornada laboral del médico como servidor público, es aun salario que le permita cubrir la canasta básica que requiere  un profesional dedicado al ejercicio de tan noble profesión más los elementos que garantizan la seguridad de él y su familia, cuando le llega el momento del retiro.

La gestión clínica del cuidado del paciente es su responsabilidad en los hospitales;  decide los recursos que deben ser usados y la secuencia de uso para lograr tal objetivo eficientemente.  El médico decide si él, como primer  recurso es suficiente para satisfacer la aspiración del paciente o si va a necesitar medios de apoyo diagnóstico o el uso de las capacidades de otro colega o si amerita hospitalización y cuales recursos requerirá en tal situación  el desgraciado de la salud.  De ahí que, la gestión clínica es piedra angular para que un hospital sea productivo, rentable, controle los costos en el contexto de una prestación de servicios segura, humana y con la calidad exigida de cara a los requerimientos del paciente.

La conducción del pensamiento estratégico del Colegio Médico Dominicano (CMD) de la República Dominicana ha estado permeado por dirigentes con una personalidad caracterizada por un comportamiento díscolo;  con una visión distorsionada y carente de integralidad en cuanto a la complejidad del sistema de salud del país, ven en la maximización y el otorgamiento de las reivindicaciones sindicales como único elemento para lograr el eficiente funcionamiento de red hospitalaria pública.  En esta línea, los integrantes y asesores de la actual directiva del CMD representan la máxima expresión.

Es por ello, que la norma en la práctica médica hospitalaria esté contaminada tanto por la violación al principio ético, “primun non nocere” (primero no hacer daño), como del propio estatuto legal que da origen al CMD.  Solo basta analizar la conducción del proceso reivindicativo de cara a la Ley de Colegiación Médica,  en su Artículo No. 2, que trata sobre los fines para su creación.  En una lectura sencilla se observa una  burda violación de la mayoría de los acápites en lo concerniente a los fines  sociales, científicos y educacionales con una maximización en el activismo tras los fines sindicales.

En la práctica, esta línea se expresa en el apañamiento de una cultura laboral con tendencia al  incumplimiento del trabajo diario en el hospital; con la no incorporación a la planificación y, más aun, el llamado a huelga en el momento que la población necesita de  orientación frente al embate de una epidemia, como pasó con Zika-virus y peor aun cuando la patria lo requiere para asistir a un pueblo cercado por las incertidumbres sobre las consecuencias humanas debido al paseo por las costas de un fenómeno natural de las característica del Huracán María.  Pero, la dirigencia médica, en su díscola ceguera no previó la existencia de un colectivo médico racional, que al desconocer el llamado a huelga obligó a revocar el mismo a las pocas horas de su inicio.

Ahora bien, en todos los países del mundo los pacientes no están exentos del riesgo de agravar la condición patológica inicial o, incluso, de adquirir una enfermedad diferente a consecuencia de la calidad de atención recibida en el centro, son los denominados Eventos Adversos (EA), la epidemia del milenio en la atención de los enfermos que procuran atención hospitalaria.

Para tener una idea, con una aproximación a los resultados del informe IBEAS basta; Estudio realizado mediante el análisis de los expedientes de once mil quinientos cincuentaicinco pacientes hospitalizados en los hospitales de cinco de las principales economía de América Latina.  Entre los resultados de dicho estudio se observa que: la mayoría de los pacientes estuvo ingresado por más tiempo de lo que requería su enfermedad y un porcentaje significativo fue necesario internarlo de nuevo por la misma causa; los EA llegaron a provocar incapacidad severa o absoluta e incluso la muerte de los pacientes y que entre las causas directas atribuibles al médico están las alteraciones funcionales después de una cirugía, tratamiento inadecuado por retraso o por error en el mismo diagnóstico.

Respondiendo a los fines  de su creación, el CMD pudiera sugerir la creación de mesas de trabajo con el Servicio Nacional Salud con el objetivo de diseñar estrategias para la reversión de esta nefasta epidemia en la provisión de los servicios de salud. Así, se reducirían EA, tales como:  Cirugías canceladas por causas médicas, Ingresos no programados a la Unidad de Cuidados Intensivo, Ulcera de Posición en pacientes hospitalizados, Reingreso a la emergencia por la misma causa antes de 72 horas, Convulsión de la mujer durante el proceso del parto, Reingreso por el mismo diagnóstico de hospitalización antes de dos semanas de haberse dado la de alta, Cirugías en el lugar incorrecto, Inicio tardío de la rehabilitación en cirugías de reemplazo articular, Accidentes post transfusionales.

Pero, por su miope visión  sindical, los dirigentes colegiados  continuaran propiciando que los pacientes se agraven en los hospitales, además por:  Shock por perdida sanguínea no advertida después del parto o la cirugía, Prolongación de los días de ingreso por falta de seguimiento diario en hospitalización o continúen quedando  Cuerpo extraño en el área operada o sigan usando medicamentos vencidos o que los pacientes se compliquen por Flebitis en lugar de colocación del catéter, Retraso en el diagnóstico, Error diagnóstico, Neumotórax por ventilación mecánica, Asfixia perinatal, Distocia inadvertida del parto, Cesárea innecesaria, Mortalidad materna evitable…

Esta epidemia, producto de la influencia neoliberal en el ejercicio de la medicina en la sociedad moderna, no tiene solución judicial.  Se calcula que en los hospitales de los Estados Unidos de Norte América fallecen más de doscientas cincuenta mil personas al año por esta razón, tercera causa de muerte.  Siendo el factor determinante el no tomar en cuenta los procesos que garantizan la calidad de la atención en los hospitales.

Pero, la cruda realidad de estos nefastos resultados es que resguardados por una especie de código de silencio, regulan las relaciones laborales del personal sanitario, al extremo de solo ser develado cuando al traspasar las paredes del centro llegan a los tribunales del país.

Es natural que en un país donde los que dirigen el gremio médico tengan un comportamiento díscolo en procura de reivindicaciones gremiales con el menor cumplimiento del tiempo y la calidad del trabajo en la jornada laboral, los mismos se conviertan en un factor etiológico determinante de ocurrencia de Eventos Adversos.

Lo propio ocurre en nuestro país.

 

 

 

 

 

 

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