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20 de abril 2024
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OpiniónHaivanjoe NG CortiñasHaivanjoe NG Cortiñas

Reperfil de la deuda pública

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La trayectoria que ha tenido la deuda pública del sector no financiero dominicano frecuentemente llama la atención y no es para menos; en una década ha evolucionado en forma creciente, tanto en términos absolutos, como por proporción del Producto Interno Bruto (PIB). Para el 2007 era de US$8,568 millones y del PIB un 21.14 %; en cambio, a diciembre de 2017 era de US$29,543 millones y de un 38.9 % del PIB; una variación para el primer caso de US$20,975 millones y para el segundo de un 17.8 %.

La deuda pública, como vehículo para el fondeo en economías con precariedad en su ahorro doméstico, es conveniente por ser complementaria para el financiamiento y siempre debe ser prudente; para no ofrecer razones que permitan satanizarla por su responsabilidad ante la perspectiva de la sostenibilidad fiscal.

Asimismo, aprovechar la capacidad de ahorro externo ante la insuficiencia del interno, resulta una decisión inteligente y oportuna, que potencializa la capacidad productiva local si se realiza adecuadamente.

En adición, la deuda pública debe ser considerada como un mecanismo de opción contracíclico, -si se trata de mantener o lograr la estabilidad del crecimiento económico nacional-; pues como medio para anular o mitigar una recesión, es una correcta señal de no inacción gubernamental; sin que se llegue a propiciar extender el límite prudencial.

Por otro lado, desde la óptica de la racionalidad financiera, es buena y justa, sin importar cuál es más fácil: redistribuir el costo de la deuda a través del tiempo y las generaciones, y no cargar todo el peso de la inversión en una sola generación; especialmente, cuando la vida útil de las obras que se construyen por esa vía benefician a más de una generación.

Entonces, desde las posiciones de la complementariedad de recursos, del aprovechamiento del ahorro externo, de lo prudencial del manejo de su magnitud, del efecto previsible contracíclico, de la racionalidad financiera y del financiamiento público, la deuda es un adecuado medio para economías con déficits externos e insuficiencias de recursos financieros.

El manejo responsable de la deuda pública sugiere estar consciente de que no se debe propiciar o exponer al país a una crisis por deuda. Una forma razonable para auscultar ese escenario, al margen de los indicadores de sostenibilidad que escapan al alcance de esta publicación; es a través de un examen al comportamiento del perfil de la deuda, a fin de determinar si se ha reperfilado, es decir, si ha tomado nuevos rasgos, conforme ha pasado el tiempo: para este caso, una década.

Para el 2007, el perfil de la deuda del sector público no financiero mostró por tipo de acreedor que la deuda multilateral era de un 32.5 % del total; la bilateral de un 38,7 % y la privada de un 28.8 %. Diez años después, para el 2017 fue de un 23.6 % para la primera; de un 12.8 % para la segunda y de un 63.7 % para la tercera; advirtiéndose una nueva caracterización que hace a la deuda tener un reperfil

En cuanto al tipo de deuda según fuente, la externa para el 2007 era de un 88.3 % y la interna de un 11.7 %; evolucionando luego hacia el 2017 a un 63.7 % y un 36.3 %, respectivamente; lo que indica un reperfil de la deuda pública del sector no financiero.

En lo relativo a la deuda conforme al tipo de interés, para el 2007 la tasa fija era de un 53.1 % y la variable de un 46.8 %; moviéndose posteriormente hacia diciembre de 2017 a un 86.3 % la fija y a un 13.5 % la variable.

Referente al tipo de moneda, la deuda externa del sector público no financiero correspondió a un 81.6 % en dólares y a un 18.4 % en otras monedas para el 2007. Al finalizar el año se posicionó en un 96.8 % y en otras divisas en un 3.2 %; mientras que la interna fue de un 84.0 % en pesos y de un 16.9 % en dólares. Y para el 2017 de un 88.7 % en pesos y de un 11.3 % en dólares estadounidenses; mostrando también un reperfil de la deuda nacional.

Conforme a la deuda por tipo plazo, para el 2007 la de mediano y largo plazo se ubicó en un 97.9 % y la de corto plazo en un 2.1 %; luego en el 2017 se mantuvo prácticamente igual, al colocarse en un 97.7 % y un 2.3 %, respectivamente.

En líneas generales, se podría señalar que la deuda pública presenta cambios en su composición que permiten marcar un reperfil; el que por un lado facilita su manejo, especialmente, al variar favorablemente las tipologías por fuente y tasa de interés; en contraposición y que podría complicar su manejo en determinados escenarios, estarían por tipo de acreedor y por tipo de moneda, para el caso de la deuda interna; y por plazo no se aprecian modificaciones de importancia.

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