De Los tres hermanos Pared Pérez conozco a Carlos, con el que hable en varias ocasiones cuando apoyé a Danilo Medina en su primer intento de alcanzar la Presidencia de la República a pesar de la fascinación del país con Hipólito, después del poder ni de lejos.
A Reinaldo el Senador lo conocí por referencia de un amigo hermano querido ido a destiempo el periodista Alberto Ramírez Rincón, quien me habló de la hombría de bien, de la seriedad y verticalidad de Reinaldo, de su don de gentes y su solidaridad para con todos los que pueden llegar a él.
De los empleados del Senado de la República solamente he oído y leído cosas muy buenas, como el trato justo y deferente del Presidente, su apego a la ley y la pulcritud casi obsesiva de Pared en el manejo de los millonarios recursos que maneja el primer poder del Estado.
Creo que ya está bueno para que se sigan cuestionando y acusando sin pruebas a funcionarios y dirigentes políticos que han venido a la palestra pública a servir al estado como entes productivos y de probada honestidad.
Creo igual que es hora de no seguir permitiendo ese abuso de querer cuestionar y poner en tela de juicio la honorabilidad de los servidores del estado, y por eso debemos dar la cara y apoyar a gente como el Senador del Distrito Nacional.
Este trabajo se lo debo al funcionario que nunca he visto en mi vida, pero también al hombre de bien y su familia, y a Alberto Ramírez, hermano que me ha hecho una falta inmensa en este tiempo de miseria y abandono que vivo yo y mi familia.