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24 de abril 2024
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OpiniónÁngel GomeraÁngel Gomera

Reforestemos a la familia

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La conservación del medio ambiente y los recursos naturales es vital para la vida en el planeta; De ahí es pues que, reforestar es un ejercicio con alta dosis de compromiso y de conciencia ciudadana que ayuda a fomentar el cultivo de nuevas esperanzas, como también el fortalecer la cantera de los valores requeridos para la sana convivencia humana.

En la República Dominicana se están realizando ingentes esfuerzos para reforestar superficies que han sido devastadas por intereses y manos viles, que no se detienen ante el llanto amargo de los cauces de los ríos que languidecen cada vez más por tan aviesos despropósitos; de las montañas que gritan de dolor por la pérdida de su  verde cabellera; del cantar triste de las aves que enlutan ante la destrucción de su hábitat; y de una amada tierra que con tanto deseos de parir vida, está pariendo sufrimiento por la manera en que estamos envenenando sus entrañas.

Pero bueno, lo importante es que existen planes y programas concretos por parte de instituciones públicas, privadas, organizaciones sociales, comunitarias, eclesiales y empresariales que procuran dar respuesta a esta necesidad, promoviendo la recuperación, preservación y cuidado de la naturaleza, así como también trabajando por lograr una fidedigna concienciación ambiental.

Ahora bien, aprovechamos este mismo sentimiento, para elevar el clamor de que también debemos reforestar a la familia. Todos estamos conteste que plantar un árbol es un ponernos en contacto íntimo con la creación; de ahí es que cuando vemos a nuestros hijos involucrarse en plantar, regar y cuidar una planta, nos llena de profunda satisfacción y emoción, porque esta acción es un puro ejemplo del amor que debemos impregnar a nuestro entorno.

¿Y entonces, de qué se trata reforestar a la familia? Estamos conscientes que la familia, como célula básica de la sociedad, está pasando por fuertes desafíos, retos y enfermedades que amenazan la salud de su estructura, integridad y estabilidad; provocando esto, ciertas preocupaciones en cuanto al mantenimiento de la paz social, la seguridad de la ciudadanía, el futuro de la humanidad y la esperanza de un mundo mejor.

Podríamos afirmar en ese sentido, que la familia está sufriendo una terrible deforestación de valores en lo más profundo de sus valles y montañas, por lo que llama a la urgente necesidad de abocarnos a la elaboración de un plan estratégico estatal, de impulso y promoción de políticas públicas de familia, que procuren fortalecer y reforestar las cuencas hidrográficas del seno o núcleo familiar.

Para esa gran siembra de valores debemos habilitar cuantos viveros sean necesarios, que produzcan y provean las plantas requeridas, que han de servir a la efectividad y consecución de esta iniciativa nacional. Así como también, sumar e involucrar a todos los sectores y actores sociales, dispuestos a trabajar de manera coordinada y sin dispersión de esfuerzos.

Cabe señalar que para el éxito de dicha campaña se requiere hacer uso de las especies de plantas endémicas y nativas ricas en valores, para repoblar aquellas áreas en el ambiente familiar afectadas por el uso indiscriminado y que se encuentran amenazadas a extinguirse.

Definidas las mismas, procedemos entonces a la ejecución de dicho plan, sembrando los valores que a continuación mencionaremos, los cuales servirán como herramientas o piezas claves para la conservación de la flora en el seno de las familias:

ü  Pino Criollo de la Integridad.

ü  Palma Real de la Humildad.

ü  Ébano Verde de la Esperanza.

ü  Guayacán de la Fe.

ü  Caoba del Compromiso.

ü  Almácigo de Honestidad.

ü  Olivo – Aceituno de Paz.

ü  Avellano Criollo de Empatía.

ü  Roble de la Justicia.

ü  Ceiba de Solidaridad.

ü  Cedro de Amor.

ü  Abey de Respeto.

ü  Flamboyán Amarillo de Cortesía.

ü  Rosa de Bayahibe del Perdón.

ü  Almendro de la Gratitud.

ü  Higüero del Optimismo.

ü  Gri Gri de la Alegría.

ü  Caguey del Esfuerzo.

ü  Sabina del Diálogo.

ü  Guanito de Paya de la Paciencia.

ü  Cotoperi de la Felicidad.

ü  Bambú de la Responsabilidad.

ü  Nogal de la Tolerancia.

ü  Caobanilla de la Amistad.

Esta gran obra de desprendimiento humano rebosante de profundo amor garantizará la preservación del agua que da vida a todas las familias de nuestra amada tierra. Entonces, apreciados lectores, no desmayemos en reforestar con los valores a la más dulce, delicada y esplendorosa creación de Dios: La familia.

¡Reforestemos a la Familia!

POR ÁNGEL GOMERA

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