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20 de abril 2024
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OpiniónJuan Jose SanchezJuan Jose Sanchez

Reflexiones

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La educación como elemento básico, en las sociedades en vía de desarrollo, desde hace muchos años, se han hechos esfuerzos, para lograr una integración de la educación como elemento que sirva de ayuda al cambio social y al desarrollo de muchos países, conversando con un buen amigo sobre el tema me planteo como la educación actual esta condicionada o bajo la influencia de los modelos fordista y taylordista.

Los paradigmas tayloristas/fordistas traspasaron en la práctica los límites de lo administrativo, y funcionaron como principios reguladores de la sociedad, penetrando de esa manera los sistemas educativos tanto de secundaria como de educación superior. En carreras como la administración, la ingeniería, en la formación técnica y de obreros «calificados», se adoptaron rápidamente dichos principios y por ende una visión específica de la educación desde un punto de vista rentable, «qué se invierte, qué se gana» (Montero, 1996).

Especialmente en América Latina, los modelos tecnocráticos y conductistas, que pensaban al estudiante como un ser sin conocimiento que a través del paso por un currículo, (asimilado a la banda transportadora fordista), iba adquiriendo los conocimientos (partes) necesarios para graduarse y así convertirse en un producto terminado útil a la sociedad, ganaron el terreno necesario para afianzarse como la forma dominante en la educación básica, media y superior.

Se buscaba un «producto útil» en el sentido de tener las capacidades requeridas para los cargos que disponían las empresas. Unos se preparaban para «diseñar, planear, pensar», es decir, para cargos directivos; y otros, los obreros, para «elaborar, ejecutar, hacer». La educación adoptó principios básicos de la organización científica como «segmentar el saber», «los refuerzos positivos y negativos», el control del rendimiento individual del estudiante y la evaluación como proceso de control de calidad (Varela y Álvarez Uría, 1991).

La «escuela» misma formaba al estudiantado en la obediencia, el acatamiento a la norma, la disciplina impuesta por un «Jefe» todopoderoso (el profesor) y el temor a perder (el año/el empleo), a ser un fracaso. En una secuencia del filme, se hace una referencia directa al modelo industrial fordista, con una hilera de estudiantes conducidos por una banda transportadora que finalmente llega a un tanque donde los estudiantes caen y son convertidos en carne molida. Como un producto industrial.

De esta manera la escuela formaba, (y forma) para el mercado, para la industria. Con el tiempo nacen las universidades forjadas por consorcios industriales, universidades privadas se alinean con los modelos tecnocráticos, buscando la mejor forma de posicionar sus egresados en el mercado.

La aparición del postfordismo en la década de los 80´s, coincide (no fortuitamente) con el auge en Latinoamérica de los modelos educativos constructivistas, cuyos planteamientos propenden por un estudiante que construya por si mismo su conocimiento, un ser humano que sea capaz de aprender y reaprender en contexto y sea capaz de hacer, conociendo los procesos (Fajnzylver, 1992). El discurso de la educación comenzó a buscar la formación de un estudiante diferente, pero no por ello un estudiante menos formado para la industria. El «trabajo en equipo», el respeto, la tolerancia, la autoevaluación, los estándares de calidad.

La educación retoma en su discurso los elementos del constructivismo y el cognitivismo, sosteniendo igualmente principios conductistas. Es una hibridación de modelos en donde convive tranquilamente un currículo rígido, con esquemas de educación por créditos, o pedagogías constructivistas en el aula. Se promueve el pensamiento flexible, el discurso de la  autosuperación, de las «competencias», donde el estudiante es participe (responsable/culpable) de su propia formación. Formando de esta manera un trabajador más flexible, que pueda hacer varias funciones diferentes a la vez y que pueda aprender nuevas funciones todo el tiempo; es decir, que sea competente en varias cosas. Que sepa trabajar en equipo para acelerar la línea de producción, varias personas funcionando con un propósito puntual. Un trabajador acorde a la nueva forma de empresa, es decir polivalente, flexible de pensamiento.

Y aunque no es la educación el único factor que entra en juego en la determinación, preservación y perpetuación de los sistemas de control social, si es uno de los más importantes, pues lo político, económico y social siempre buscarán en lo educativo, la forma de reformular, renovar y re-establecer los órdenes impuestos. Por lo que se puede plantear que esto se realice desde la convicción del estado, no, de los partidos políticos.

 

 

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