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19 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Reelección e injerencia

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La reelección es un tema que debe ser de discusión obligatoria. Los que están a  favor y los que la adversan. Siempre las reelecciones son impulsadas por coyunturas sociales, aunque haya una cabeza que mueva los hilos y las fichas de ajedrez. En todo caso, lo que hay es repostulación,  porque el pueblo tiene el ejercicio del voto que es que determina ganador o perdedor.

Con el tema de la reelección en el tapete, organismos internacionales comienzan a opinar al particular, y creo que eso es una injerencia. La embajada norteamericana reproduce un artículo donde hay señalamientos críticos para el tema reelección. Lo mismo hace la  Organización de Estados Latinoamericanos.

Es una injerencia tanto de los Estados Unidos como de la OEA en asuntos que solo competen a los dominicanos. No puede un extranjero fijar las posiciones que se deben seguir en el país en el tema de la reelección. Cada pueblo es soberano de  marchar por  el camino que considere más conveniente.

Los norteamericanos  en el siglo 20 impusieron en el país a la dictadura de Trujillo y al gobierno de los doce años del doctor Joaquín Balaguer. Hoy no pueden estar dando clase sobre democracia y tolerancia política. Han intervenido  en forma militar en dos ocasiones a la  República Dominicana, y han estrujado y tratado de echar la zafacón nuestros valores Patrios.

Por su parte, la OEA es una institución desacreditada, sin peso en el concierto político norteamericano. Ya sirvió en el año 1965 para justificar la  grosera intervención militar norteamericana, y fue uno de los sustentadores internacionales del gobierno de Balaguer.

Además, tanto los Estados Unidos como la OEA le dieron abrigo a todas las dictaduras militares que surgieron en América Latina en el tramo final del siglo 20,  respaldando que se cercenarán las libertades públicas, y se masacrara a lo mejor de la juventud de ese momento.

Por lo tanto es un injerencismo  en un problema que tienen que resolver los dominicanos. Las reelecciones no se enfrentan ni impiden con simples artículos de prensa, sino sintonizando con las masas, con  trabajo político, con unidad  de acción y prometiendo cambios que son vitales en el desarrollo de la vida institucional.

Creo que  cualquier intento de reelección, tiene que enfrentar  a la consulta popular. Se pueden vender legisladores para tratar de reformar la Constitución, pueden hacer asideros legales en las altas cortes, pero la última palabra  será dicha por los votos.

En la historia reciente dominicana hay reelecciones que han fracasado, y mandatarios que no se han atrevido a dar el paso, porque conocen a lo interno que no les es favorable la correlación interna y externa. Pero las elecciones están llenas de veleidades. En los países pobres, del tercer o cuarto mundo como el nuestro, la zafra es el día en que se depositan los votos; es el momento de recibir unos pesos los que venden su    conciencia. Las elecciones tienen un cuerpo amorfo, donde una mayoría silente actúa a las sombras y nunca da a conocer su opinión o preferencias.

El futuro se escribe hoy, y todo indica que ya está en marcha la acción reeleccionista. Falta mucho para el momento coyuntural en que se deberá determinar si hay repostulación  o no. El contrario a la reelección  que no aproveche el tiempo buscando la unidad, camina en terreno empantanado. Hoy, las intenciones están echadas sobre la mesa. Ganará el que mejor mueva sus fichas y de jaque mate. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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